El 30 de Julio 2019 | 13:45
Los ánimos alrededor de 'Pokémon Espada' y 'Escudo' están un poco caldeados. Desde que se anunció que no podríamos tener a todos los Pokémon existentes en las nuevas entregas, muchos usuarios pusieron el grito en el cielo y utilizaron este hecho como puente para arremeter contra muchos otros aspectos de la saga: animaciones y modelos reciclados, inmovilismo en la fórmula, etcétera. Miles de insultos le han caído a Game Freak, tildando al estudio de vagos e incompetentes. La cosa se fue bastante de las manos en el momento en que se creó una petición para despedir a Junichi Masuda, veterano productor de la franquicia. El debate ha llegado hasta tal punto que ya no se sabe exactamente sobre qué estamos discutiendo, un todo-vale en el que casi lo único que hay es ruido incomprensible y sin propósito.
No me voy a meter a discutir este berenjenal más de la cuenta, porque eso daría para un artículo aparte y no es lo que toca ahora. El resumen de mi postura es que, aunque la eliminación de la pokédex nacional me haya sentado tan mal como al que más, entiendo que no puedo anteponer mis insignificantes ansias de consumidor a las vidas y a la salud de las personas que trabajan en esto durante incontables horas.
Habiéndome resignado a esto, me basta con que el juego que nos llegue sea al menos una aventura de calidad y que me haga pasar un buen rato, como han hecho siempre. Con esas expectativas fui a probar la demo de 'Pokémon Espada' y 'Escudo' en la Gamepolis de este año (cuya crónica podéis leer aquí, por cierto). Sin embargo, y muy a mi pesar, ese optimismo inicial decayó un poco tras jugarla.
Vuelven, sin mucho más que decir
La demo tampoco es que pusiera mucho de su parte, la verdad. Fue la misma que se enseñó en el pasado E3 a puerta cerrada, y consistía solamente en un gimnasio, el de tipo Agua, que al parecer es de los primeros. Esa vasta Zona Silvestre que tanto luce en los trailers, y que es lo que personalmente más me interesa ver de esta octava generación, no estaba aquí ni por asomo. En su lugar, teníamos el típico recorrido con puzle, sus entrenadores intermedios, y su combate final contra la líder del gimnasio. La única novedad estaba en la posibilidad de dinamaxizar a una de nuestras criaturas.
El equipo de PR confía tanto en que 'Pokémon' va a triunfar por ser lo que es, que parece que ni se molestan en querer sorprendernos. Lo normal en este tipo de muestras es priorizar las novedades de cara a la prensa y al público; construir un discurso que posicione a estos nuevos 'Pokémon' en un lugar relevante tanto dentro de la franquicia, como del catálogo de Switch. Sin embargo, la demo daba la sensación de ser algo a lo que ya jugué hace 15 años. Si había un momento para sorprender era ahora, con este salto tecnológico a la alta definición y a los entornos amplios en tres dimensiones.
La mecánica del dinamax, aunque interesante de cara al juego competitivo, no me parece tan rompedora como para dedicarle una demo entera. Básicamente, consiste en que podemos elegir que uno de nuestros Pokémon se haga enorme en mitad del combate. Esto le confiere una serie de bonificaciones tanto en resistencia como en poder de ataque, haciendo que sus movimientos sean devastadores, aunque solo durante tres turnos. Recuerda a una especie de mezcla entre las Megaevoluciones y los Movimientos Z, limitando su uso aún más, ya que es prácticamente ambas cosas a la vez. Por esto mismo existe un mayor componente estratégico; hay que saber cuándo usarlo, error que cometí y que casi me cuesta la victoria. La demo en general era bastante fácil, pero varios ataques me fallaron de seguido y luego tuve un desliz al pensar que mi Grookey dinamaxizado con menos de media vida podía resistir un ataque del Drednaw dinamaxizado de Cathy; ni por asomo. Tuve que sacrificar a otros dos Pokémon para así poder aguantar hasta que a este se le acabaran los tres turnos, y entonces contraatacar con los movimientos eléctricos de mi Yamper.
Fue un momento emocionante, desde luego, pero siento que lo fue más por mi torpeza que porque el juego lo provocara. Los combates en gimnasios empezaban a ser ya un recurso repetitivo y facilón, así que en la séptima generación los sustituyeron por otro tipo de enfrentamientos; no mucha gente está de acuerdo, pero yo creo que el cambio le sentó bastante bien. Ahora, los gimnasios han vuelto, y por lo que se veía en los trailers quise creer que le habían dado un par de vueltas a la fórmula. Ese estadio gigantesco, el público vitoreando en las gradas... parecía como si los combates de gimnasio esta vez fueran a cobrar una mayor importancia en cuanto a atmósfera, tono y narrativa; como si fueran a sentirse más vivos. En cambio, lo que me encontré al jugar fue una pelea tan normal como cualquier otra, con la líder soltándonos sus dos o tres frases insustanciales antes de la pelea. La misma puesta en escena de siempre, salvo por lo de agrandar a los bichos.
El resto no tenía mucha miga, tampoco. El puzle que proponía el gimnasio previo al enfrentamiento con la líder consistía en varios interruptores que activaban o desactivaban unas corrientes de agua, a través de las cuales nos abríamos paso. Mientras tanto, iba intercalando dos o tres combates contra entrenadores de un solo Pokémon en el equipo. Nada demasiado complejo, como suele ser habitual en la saga, aunque lo que esperaba no era una dificultad mayor, sino un cambio en el planteamiento. Tampoco es que las pruebas de Alola fueran mucho más emocionantes (para mí el acierto estaba en los Pokémon dominantes), pero la demo no dejaba de transmitirme esa incómoda sensación de que esto no era exactamente lo que esperaba de la nueva generación.
No les voy a echar en cara que los modelos o las animaciones sean casi los mismos que ya teníamos en 'Sol' y 'Luna' porque en realidad no están nada mal. Tanto los Pokémon como los personajes lucen muy bien con los nuevos filtros y efectos de iluminación. Hay mucho alarmista en internet que ha perdido los estribos por tonterías como esta, aprovechando elementos como el reciclaje de animaciones (algo que en franquicias como 'Assassin's Creed', por ejemplo, han hecho durante años) para atacar abiertamente a Game Freak. En mi opinión, no creo ni mucho menos que eso sea algo preocupante. Si hay malas señales que se desprendan de estas entregas, están en otro lado.
Tal vez me pase de exigente y esté pecando, como tantas otras personas, de esperar soluciones milagrosas para que 'Pokémon' se renueve por encima de sus posibilidades. Hay muchísimos elementos de la saga que no hace falta cambiar, pero la séptima generación me demostró que, al menos en cuanto a la vertebración de la aventura y los desafíos que propone, se pueden probar cosas nuevas. El gimnasio que jugué de 'Espada' y 'Escudo' sí que me pareció de un inmovilismo apabullante.
Aun con todo, no pierdo la fe en que vaya a ser un buen título de 'Pokémon'. Todavía hay mucho que no se ha desvelado, y como ya he dicho, en la demo no pude deambular por ninguna ciudad o ruta, ni siquiera por ese atisbo de mundo abierto que tan vibrante parecía ser en el tráiler. Aún hay margen para sorprender, y aunque al final resulte que se ha quedado en el lado más conformista, seguro que como poco nos encontraremos un juego de calidad. La parte buena de no variar nunca la fórmula es que a estas alturas es imposible hacerla mal.
No obstante, eso no quita que 'Pokémon' esté en un punto en el que, amenazas de fans incomprensibles aparte, debe demostrar mucho. Tiene que convencernos de que el tan esperadísimo salto a sobremesa ha servido de algo. Tristemente, parece que la parte de los gimnasios ya la podemos ir tachando de la lista de expectativas. Toca esperar a ver qué más tienen que enseñarnos antes del lanzamiento, que será el próximo 15 de noviembre.