LUZ, FUEGO Y DESTRUCCIÓN

Impresiones de 'Dragon Ball FighterZ', volando siempre arriba

El nuevo juego de Arc System es asombroso y tras probarlo de primera mano nos convence como una de las apuestas más sólidas para el próximo año.

Por Daniel G. Astarloa 23 de Julio 2017 | 13:10

Volando: así es como viene uno de los títulos que más ha sonado en este E3 2017. La franquicia creada por Akira Toriyama está recibiendo toda una serie de focos de atención entre su nuevo anime, las películas que siguen la historia, y ahora podemos sumar uno de los eventos en el medio de los videojuegos que más nos llama a nosotros: 'Dragon Ball FighterZ'.

En gran medida es gracias a Arc System Works, un estudio que apunta siempre arriba. Son responsables de títulos excelentes de lucha como 'Guilty Gear', 'Persona 4 Arena' o uno de los favoritos personales del redactor, 'Dragon Ball Z: Supersonic Warriors 2' de Nintendo DS. La calidad viene asegurada de antemano, pero tras probarlo queda claro que esto será mucho más que otro juego en su lista de éxitos.

Luz, fuego y destrucción

'Dragon Ball FighterZ' va directo con cómo quiere que juegues. Debes elegir un equipo compuesto por tres personajes, cada uno de ellos con su barra de vida y propio listado de ataques, como ha de ser. Lucharemos los tres contra otro equipo de enemigos en una única ronda en la que debemos arreglárnoslas para cambiar de personaje, hacer relevos y llamar a nuestros aliados para que nos asistan con un ataque rápido.

Nunca un amigo abandonaremos, puesto que podemos evitar que sea derrotado cambiando de luchador rápidamente para que recupere fuerzas y parte de su vitalidad mientras nosotros continuamos la batalla. Pero no os confiéis: en otros juegos que usan este sistema puede ser recuperada mucha vida, pero gracias al frenético ritmo de combate de este título no hay casi tiempo para relajarse y recuperarse. Cada ataque viene con un combo de forma casi automática, llevándonos de un golpe a doce en apenas un par de segundos si teneos la suficiente habilidad y machacamos bien los botones.

Tal es nuestra fuerza que seremos capaces de romper un iceberg de proponérnoslo: si somos rápidos, tenemos los suficientes reflejos y sabes bien qué ataque meter a continuación, el contador de combos se podrá volver loco y acabar con la barra de vida de un enemigo de un plumazo. Pueden esquivarnos fácilmente para intentar romper el combo, pero también son esa sencillez podemos teletransportarnos y continuar nuestros ataques.

Combatir el mal que nos persigue sienta bien, pero es difícil a su vez. En esta primera prueba con 'Dragon Ball FighterZ' no puedo evitar quedarme preocupado sobre que sea muy fácil quedarse atrapado entre combos, tal y como ha sucedido en otros géneros. Aunque la opción del esquive siga existiendo el teletransporte puede romper la propia mecánica de juego. Pero aún queda tiempo para ver eso.

Una de las cosas más impresionantes de 'Dragon Ball FighterZ' es que el mundo puede ser una ruina. Literalmente, de un ataque podemos hacer explotar el escenario y que todo cuanto quede sea magma y un campo destruido y sin vida: la espectacularidad se lleva a la orden del día, con ataques rápidos, lanzamientos o enviar a un enemigo derrotado contra un edificio y que este se vea derrumbado por el impacto. Y no deja la espectacularidad ni siquiera para los descansos, pues al entrar el siguiente rival a combatir choca sus fuerzas contra nosotros.

A nuestros enemigos hay que vencer luchando hasta el final de los 240 segundos que dura cada combate, o hasta vaciar las tres barras de vida de cada enemigo. Tenemos para ello ataques especiales propios de cada personaje que, al ser liberados, serán reconocidos por los más aficionados: el kamehameha de Goku, la capacidad para convertir en chocolatinas a los enemigos de Maijin Buu o una esfera capaz de destruir planetas de Freezer. Está todo aquí.

No podemos negarlo, 'Dragon Ball FighterZ' se ve espectacular. La fuerza de la verdad nunca morirá y se mantendrá viva con esas animaciones que se acercan de manera sorprendente al anime con el que muchos crecimos, tomando lo mejor de él y creando el título definitivo para la franquicia. Y no sólo la franquicia: puede marcar un precedente en el género de lucha de forma definitiva. Así de bueno es lo que hemos podido probar.