El 22 de Febrero 2016 | 08:24
Cuando voy a un restaurante, bien sea con familiares o amigos, acostumbro a repetir si es económicamente asequible y me he sentido satisfecho con el resultado general una vez llego a casa. Creo que esto es algo que hace mucha y es completamente normal; es extrapolable a otros ámbitos de la vida, incluso los videojuegos.
El problema con algunos títulos, como jugamos tantos a lo largo del año, es que no todo vale. Cuando a finales de 2013 me pasé 'Bravely Default' estuve durante los dos tercios de la aventura disfrutando como hacía años que no conseguía con un JRPG, algo solo comparable a 'Xenoblade Chronicles'; pero el último tercio no tiene ningún tipo de ¡justificación. Sí, esa parte que muy pocos de aquellos que vertieron críticas del juego debieron experimentar, porque si no personalmente no me explico esas notas que se llevó y ese halo vanaglorioso que le rodeaba.
El caso es que 'Bravely Default' me encantó, a pesar de todo, y me sigue gustando, mucho. Pero que me obligasen a comerme el postre tantas veces no se lo paso, y tengo miedo que con 'Bravely Second' pase exactamente lo mismo, porque tras haber completado la demo me doy cuenta que he visitado el mismo restaurante y me están ofreciendo, por ahora, el mismo entrante que entonces.
No quiero comer exactamente lo mismo
No es mala idea, pero esperaba otra cosa. El estilo artístico sigue siendo una verdadera virguería de Square Enix, una obra que se adivina como referente en su género y en la consola en lo visual por lo bonitos que son tanto los modelados de los escenarios como de los personajes; es un juego con estilo y confío en que el trabajo de Kensuke Nakahara, Akihiko Yoshida y Tomoya Asano esté a la altura de lo que esperamos.
Quizá esté siendo algo exigente con el título, pero no quiero que se conforme con ser "más", sino que tiene que ser "mejor", porque puede y debe ser mejor. La propuesta original no era perfecta, y por desgracia aquí sigo viendo que se repiten algunas de las flaquezas del original. Por tanto, creo que durante estas primeras horas es correcto hablar de conservadurismo, de continuismo y... de conformismo.
Da la sensación de que se ha hecho como en la saga 'Golden Sun' -la cual adoro con todo mi cariño-, que tuvo que dividir el juego en dos porque no cabía todo en un mismo cartucho, literalmente, pero que no introducía prácticamente ningún cambio con respecto al original. Aquí la excusa no es válida porque 'Bravely Second' está contextualizado tiempo más tarde y lo que se cuenta es otra cosa, una historia diferente; sin embargo, el sistema de combate es exactamente igual. Pero una vez más vuelvo a caer en sus bondades y veo cómo pasan las horas mientras juego, porque el sistema de Brave y Default es sencillamente magnífico, así como el proceso de leveleo de los Jobs, magistral.
Bebe mucho, mucho de 'Default'
Al final este JRPG nos invita a subir de nivel todos los trabajos y avanzar con una historia que parece prometer mucho. Ojalá mejore la primera. No quiero dejar de mencionar todo lo referente a lo visual que, si bien es casi un calco, mejora ligeramente el efecto tridimensional, realmente inmersivo y muy conseguido, así como lo consciente que es de sí misma en lo referente a las mecánicas y lo bien reguladas, equilibradas, que están todas las habilidades.
Y bueno, ya tendremos tiempo de hablar más profundamente de todo en el análisis, pero por ahora las sensaciones son positivas, no óptimas. No nos confundamos: no estoy decepcionado, simplemente esperaba más, esperaba algo diferente, que no fuese tan conformista. Hacen falta motivos para volver a 'Bravely', porque si no me temo que voy a recomendárselo a muy poca gente si no es realmente fan del género y la saga. El 26 de febrero lo tendremos aquí, exclusivo para Nintendo 3DS. Eso tiene que hacerse valer, Square Enix.