Qué complicado se ha vuelto estos días encontrar un rincón de internet dedicado a videojuegos que no hable de 'Overwatch', todos quieren dar su opinión sobre el nuevo trabajo de Blizzard en cientos de artículos, podcast y vídeos (nosotros no fuimos menos y hace unos días Pedro Herrero le dedicó unas líneas). No era difícil prever que con 'Overwatch' pasaría como con tantos que nacieron antes bajo el seno del estudio californiano que tiene la capacidad de -añadiendo su inconfundible personalidad- dotar cualquier obra con un aura de accesibilidad y adicción que consigue atraer hacia sus 'Diablo', 'World of Warcraft', 'Hearthstone' o 'Starcraft' a jugadores que nunca antes habían puesto interés en los ARPG, los MMO, los juegos de cartas o los RTS.
No somos tantos los que nos sentimos repelidos por el mundo del multijugador competitivo ya sea a niveles domésticos como los de el 'Call of Duty' de las tardes o a cotas más profesionales como los 'Counter Strike' del millón de dólares. Quizás la apuesta por este creciente subgénero que es el de los "arena shooter/MOBA shooter/hero shooter" o como demonios quiera la industria bautizarlos haya sido el menos arriesgado de cuantos ha tomado Blizzard en los últimos años, pues son ingredientes de más que probada eficacia los que componen la receta que da vida a 'Overwatch', ingredientes mezclados con la maestría de quien no inventa un plato nuevo pero lleva uno ya existente a las Guías Michelín de los videojuegos.
Quizás sea precisamente mi falta de experiencia y de interés por el mundo multijugador lo que me ha dejado totalmente indefenso ante el factor Blizzard, pero sea como sea Blizzard ha conseguido cautivarme con su beta abierta en PS4 para que por mi cabeza no solo pase la idea de comprar un juego que no tenía ni remotamente en el radar, si no otras como la de estar totalmente prendado de su propuesta, de su preciso diseño, de sus múltiples y característicos protagonistas y del, en definitiva, Factor Blizzard, ese impulso que invita a cualquier conocedor del buen hacer del estudio a probar todos sus nuevos trabajos independientemente del género al que pertenezcan.
El factor Blizzard
Lo que yo concibo como el sello de Blizzard es la capacidad de engendrar obras redondas en su conjunto, aunando una arte imaginativo y cautivador a unas mecánicas jugables bien medidas que pasan por bandas sonoras memorables y un trabajo de animación que o bien está al nivel de muy pocos o bien no interesa a otros estudios tanto como a los californianos que han conseguido que pase una cantidad estúpida de tiempo repasando cada detalle en la Galería de Héroes de 'Overwatch'.
Por supuesto no es oro todo lo que sale de Blizzard y ni siquiera es necesario ser un experto en los infinitos mundos de sus obras para saber que sus metidas de pata son numerosas y se encuentran en las insuficientes actualizaciones de un cada vez más moribundo 'World of Warcraft', hasta problemas de equilibrio en Hearthstone o la sonada casa de subastas de 'Diablo III'. Es que la comunidad de tanta importancia a problemas que pasarían desapercibidos en otros lanzamientos lo que denota que el que queda marcado como fan de Blizzard lo será en las buenas y en las malas.
Atención al detalle
La enésima prueba de que en la empresa que ahora soporta el logo de Activision sobre el suyo no está en esto por el dinero y la fama se encuentra en cada detalle minúsculo de Overwatch, bien sea en los cortos promocionales que acompañan a la campaña publicitaria previa a cualquier lanzamiento que se precie, en las conversaciones que los héroes mantienen durante la espera previa a un enfrentamiento o incluso en que el mapa de Gibraltar no tenga bandera, si me apuras. El demonio está en los detalles y los de 'Overwatch' son numerosos y ayudan a transmitir el cariño que Blizzard vierte en cada nuevo trabajo.
Ojalá contara con la experiencia en el género y en el mundo de la competición en línea para valorar si lo realmente importante -lo que encumbrará a 'Overwatch' al Hall de la Fama de este 2016 o lo hundirá en el olvido- ya está bien trabajado en lo que todos hemos podido jugar (que conviene recordar que es una beta, aunque muy cercana a su lanzamiento el próximo 24 de mayo, eso sí). Ojalá pudiera valorar si la mecánica de poder cambiar de héroe continuamente durante las partidas aporta un alto grado de estrategia a las partidas con un buen equilibrio de lo que los más versados llaman "picks" y "counterpicks", que es en resumidas cuentas un sistema de "piedra, papel y tijera" que consigue que ningún personaje esté por encima de todos los demás, si el número de mapas será suficiente en su lanzamiento y si el equilibrio en el diseño de los mismos soportará el factor competitivo del título o si los modos de juego no se volverán aburridos con el paso de las semanas. Ojalá poder sentar cátedra de cara a vaticinar un éxito imparable o una muerta anunciada y creerme mis propias palabras mientras las escribo. Todo eso no será posible, por ahora.
De lo que puedo dar fe es de que 'Overwatch' ha conseguido que un foráneo en la tierra del multijugador lo ponga muy arriba en su lista de juegos a seguir, que ha conseguido que disfrute de partidas memorables y divertidas en la compañía como no las recordaba desde los tiempos de 'Call of Duty 4: Modern Warfare'. De lo que podemos estar seguros es de que la última beta de 'Overwatch' y la primera en consolas ha conseguido al menos que nadie pase de lado por su lanzamiento en unas pocas semanas.