El 29 de Mayo 2016 | 11:23
Recientemente decidí comenzar un cuaderno de bitácora en el que recoger mis experiencias mientras disfruto de la historia, o más bien de las historias, de Fire Emblem Fates, la última de las niñas bonitas de Intelligent Systems en aterrizar para la plataforma Nintendo 3DS. El primer artículo lo dediqué esencialmente a desgranar las principales diferencias entre las tres rutas existentes, así como recomendar cuál de cada una de ellas se han de escoger siguiendo el perfil de jugador. Hoy quiero hablaros poco de mi avance en el juego para centrarme más en un aspecto que no se está tratando demasiado en la prensa de nuestro país, no al menos de manera seria - dejando atrás el fanservice -, y que considero imprescindible valorar.
Como ya comenté con anterioridad, he decidido comenzar mi aventura del lado de Hoshido, es decir, jugar la ruta ofrecida en 'Fire Emblem Fates: Estirpe'. La razón es sencilla: el reto llega en 'Conquista', por lo que si antepongo esta última versión, al comenzar después 'Estirpe' no habrá emoción alguna. 'Revelación' tampoco es una ruta que desee estrenar en primer lugar, ya que sería destripar partes aún no disfrutadas en los dos anteriores juegos. Además, comenzar con 'Estirpe' permite explorar mucho mejor y con mayor tranquilidad todas las opciones que ofrece el juego, al poder librar escaramuzas opcionales entre capítulos y subir de nivel y afinidad a las unidades de cara a una segunda partida, mejor planificada, o incluso pasar directamente al reto clásico que supone Conquista.
Matrimonio entre personajes del mismo sexo
Un detalle que no comenté con anterioridad fue la importancia escoger el sexo de Corrin, el avatar que representa al jugador. Elegir entre protagonista masculino y femenino no es algo que se deba hacer al azar en 'Fire Emblem Fates', pues dependiendo de la opción escogida nuestro avatar contraerá matrimonio con personajes del sexo opuesto. Esto no es un simple adorno, tampoco una opción para el fanservice, tiene su sentido a nivel jugable y es que estas parejas producen descendencia que, a su vez, se convierten en nuevas unidades para luchar de tu lado, así como dar lugar a nuevos diálogos.
Pese a que muchos, llegados a la franquicia con 'Fire Emblem Awakening', piensan que este fue el título que marcó un antes y un después con el sistema de relaciones, lo cierto es que los matrimonios existen desde las etapas más tempranas de la franquicia, como por ejemplo en 'Fire Emblem: Genealogy of the Holy War' para Super Nintendo. Pero hay una novedad que Fire Emblem Fates incorpora por primera vez en esta serie de juegos de estrategia, y es dar un paso al frente para permitir matrimonios entre personajes del mismo sexo. Aún lejos de lo deseable, puesto que tan solo hay un par de personajes abiertos al romance queer - 'Conquista' permite el romance entre dos hombres, el avatar y Niles; mientras que 'Estirpe' permite el romance entre dos mujeres, el avatar y Rhajat -, este pequeño paso supone un gran avance para que los jugadores y jugadoras que no se identifican con las relaciones heterosexuales tengan mayor facilidad a la hora de verse reflejados en el juego y, por tanto, dispongan de mayor facilidad de cara a la inmersión en este.
Un movimiento también positivo para PAS
Por cuestiones de la vida, al ser una persona altamente sensible, siempre me he visto alejado del prototipo de personaje masculino, principalmente héroe de guerra o macho alfa imbatible que siempre como objetivo el rescatar a una dama en apuros. Esto ha provocado que, una vez avanzada la industria e introducida la mujer como personaje jugable y relevante para la historia, me viese mucho más representado por el concepto, el mensaje, que muchos de estos personajes femeninos transmitían siempre y cuando no fueran la viva representación de un cliché. Hoy día, al haber mayor diversidad, no siempre me veo en la necesidad de seguir este camino, puesto que ya se definen arquetipos de personajes mucho más variados, amplios y complejos para ambos sexos, pero por costumbre al final siempre acabo sintiéndome más cómodo jugando bajo un avatar de aspecto femenino. 'Fire Emblem Fates' no ha sido la excepción, mi avatar, Corrin, es una mujer adulta, y de no ser por las novedades introducidas en 'Fire Emblem Fates' de cara al romance me vería obligado a cambiar al avatar de sexo para poder casarlo con una mujer - algo que, de hecho, me tocará hacer cuando juegue 'Conquista'.
Esta es otra de las ventajas de este paso adelante hacia la diversidad en los videojuegos, la aceptación de un mayor porcentaje de personas que no se ven reflejadas en los clichés marcados por la sociedad, ya sea por su manera de percibir el mundo o por su sexualidad. Reconozco no obstante que casos como el mío no son tan relevantes como el hecho de que personas identificadas con las comunidades queer y LGTB se puedan sentir cómodas jugando y se vean representadas, puesto que para mi caso la industria hace tiempo que ofreció una alternativa.
Matrimonio, sí, pero sin opción de tener descendencia
Cuando llegó el momento en el que Corrin y Rhajat se declaraban esperaba encontrarme con una definición menos explícita, y por tanto inferior, a la de un matrimonio. Algo así como la formación de una unión, un noviazgo, un pacto. Pero para mi grata sorpresa no fue así, el juego considera la unión entre personas del mismo sexo como un matrimonio, sin diferenciarlos en cuanto a estética del matrimonio entre personajes heterosexuales.
Sin embargo, por muy buenas palabras que haya tenido, la fórmula no termina de ser perfecta. A efectos estéticos, el matrimonio es igualitario tanto para relaciones heterosexuales como para relaciones queer, sin embargo si lo miramos desde la perspectiva jugable el matrimonio queer acaba siendo inútil y sin razón de ser, puesto que no producen descendencia. Es un fallo muy importante pese a todo lo bueno dicho anteriormente, y la razón es simple: al no tener descendencia en la siguiente generación pierdes una parte importante del combate y de la historia, como es la posibilidad de contar con una nueva unidad con su propia clase y poder conocer el desarrollo personal de esa descendencia. ¿Tan difícil era permitir que las parejas queer tuviesen descendencia y, una vez aparecido el descendiente, mencionar que fue fruto de una adopción? Es algo que no termino de explicarme, pues el paso más complejo ya está dado.
Aunque pueda parecer contradictorio con respecto al comienzo del anterior párrafo y pese a que aún queda bastante camino, el pequeño paso dado por Nintendo en Fire Emblem Fates resulta muy positivo. En pleno 2016 el reflejo de este tipo de relaciones en un videojuego no debería ser innovador, y sin embargo lo es, porque poco se ha avanzado en la industria de cara a educar a la juventud en la diversidad, y que aquellas minorías que se sufran algún tipo o grado de discriminación puedan evadirse, sentirse cómodas y parte importante de esta afición tan inmensa como es la de los videojuegos. Es más, resulta muy instructivo para los jóvenes heterosexuales y los aleja de la ignorancia, el desprecio y la opresión hacia el colectivo LGTB. Yo tuve la suerte de vivir una parte de mi adolescencia rodeado de personas que vivían su homosexualidad con total naturalidad y que me ayudaron a comprender sus sentimientos y su lucha, pero por desgracia, las personas no siempre tienen esta oportunidad, es por ello que resulta muy necesario que la cultura popular refleje y vaya presentando opciones, valores y mensajes en favor de la diversidad, como las que incluye 'Fire Emblem Fates.