La beta abierta de 'Destiny 2' ya da sus últimos coletazos de vida en consolas y en IGN siguen ampliando información del juego en su IGN First junto al equipo de Bungie. Con toda esta información a nuestro alcance ya podemos empezara juntar las piezas que componen la imagen general de lo que será 'Destiny 2'.
¿Secuela justificada'
La primera pregunta que me viene a la cabeza tras recabar información externa y jugar yo mismo durante horas a la beta es la que muchos os haréis a menudo con no pocos lanzamientos ¿De verdad hacía falta un juego nuevo para estos pocos cambios?
Y es que posiblemente 'Destiny 2' sea un juego muy difícil de justificar a precio completo en lugar de lanzar expansiones constantes para el primero. Los planetas ahora son mucho más grandes, el guión ahora tiene mucho más peso (o directamente existe), hay cambios notables en la organización del equipo y muchos detalles más que parecen inherentes de una secuela con todas las de la ley.
En realidad, por otro lado, parece más bien que el 2 colocado en este nuevo título venga a suponer una ruptura con su precuela, dejar atrás unos primeros pasos que a pesar de haber contado con una aceptación millonaria se habían dado en la dirección errónea por mil y una razones. No estamos ante una de esas secuelas que se justifican por un salto técnico increíble (hay motor nuevo, paro nadie lo diría) o por un cambio de género o formato. Estamos casi delante de una secuela que pretende reiniciar lo contado, que respeta las bases más primarias de este nuevo universo como las razas que viven en él y el papel que interpretamos en su destino, poco más.
Motivos por los que queremos esta secuela
Si pueden Bungie o Activision justificar su secuela me da igual, lo que me importa es si puedo justificársela yo a mi bolsillo. La respuesta es, obviamente, sí.
Y puedo porque yo aún quiero creer, eso que cada día parece más arriesgado en esta industria que cada vez es precisamente más así, una industria. Quiero creer que la inquietud artística prima sobre la económica y que los grandes desarrolladores que hay detrás de este universo quieren ofrecer algo relevante al género de la ciencia ficción, dentro y fuera de los videojuegos. Por ello les creo cuando me dicen que el nuevo sistema de mundo abierto ofrecerá eventos públicos, misiones alternativas y zonas ocultas en cada planeta que aporten algo a la historia de los personajes y el universo que se descubre ante nosotros. Porque sí, aquí estamos por el botín, pero si de paso me colocas en un universo que dentro de unos años alguien pueda llegar a comparar con 'Star Wars', pues mejor que mejor.
Se nos han prometido asaltos memorables, incursiones que dejarán en pañales a las vistas en el primer juego y en resumen una experiencia que realmente se sienta como una evolución de lo que en su día nos enganchó, pero no nos enamoró. Y no le pido mucho más a una franquicia que he conseguido disfrutar mucho con el cerebro apagado, por el sencillo hecho de que todo lo que contaban era ruido blanco mientras que el sencillo acto de abrir fuego era lo más satisfactorio que se ha hecho en lo que llevamos de actual generación de consolas.
El placer de apretar el gatillo
Y de esto último es de lo que hablo cuando digo que "nada ha cambiado". Al menos no ha cambiado nada de lo que me hizo dedicar más de 100 horas a cada personaje del primer juego. Sigo estando ante un juego delicioso para jugar con amigos, para tener de fondo mientras nos contamos nuestras penas y glorias, sin prestar demasiada atención a lo que pasa en pantalla. Dudo mucho que el diseñador jefe de Bungie buscara un juego donde los jugadores se pierden cada 5 minutos en las misiones porque ni prestan atención a lo que les mandan por ser sumamente irrelevante y repetitivo, pero así es como era mi día a día en el primer juego.
En esta secuela quiero que, de base, siga pudiendo pasar las horas muertas en un juego donde sencillamente es cómodo estar. Si partiendo de ese punto me crean una licencia de la que pueda declararme "aficionado" por tener un universo rico en detalle y capaz de mover a una comunidad masiva, me daré más que por satisfecho.