El 2 de December 2016 | 06:54
Geoff Keighley y Kojima. Kojima y Geoff Keighley. Así se perfila uno de los matrimonios más estables de la industria, que acude en la gala de los The Game Awards a la expresión pública de afecto más rotunda entre creador y periodista. Posición de privilegio para Hideo Kojima en la gala, no sólo porque tuvo un premio como reconocimiento a su carrera, sino porque también fue el primer protagonista del encuentro. Aplausos y vítores para el japonés, una crítica bastante feroz a Konami por parte de Geoff, y, por fin, llegó lo mejor de la noche: 'Death Stranding'.
De nuevo el juego de Kojima se posó sobre el escenario para un segundo vídeo cinemático, que aseguraron que corría en tiempo real en una PS4 con resolución 4K. Poco a poco vamos profundizando en la historia de 'Death Stranding': acudimos a la presentación de Mads Mikkelsen y Guillermo del Toro como personajes del juego, lo que junto a Norman Reedus termina de reunir al grupo de amigos de la industria del cine que Kojima ha hecho en sus viajes. Sin embargo, lo más interesante es que el juego será mucho "más Kojima" de lo que cabía esperar. Tras el desconcierto de Norman Reedus desnudo en una playa en el tráiler mostrado durante el E3 2016, ahora nos trasladamos a un escenario de guerra, con soldados y grupos de asalto. Los grandes temas centrales de Kojima se comienzan a perfilar en 'Death Stranding': una pizca de ciencia ficción, experimentación humana, y el escenario de la guerra como elemento neural. Los ingredientes que todo fan de 'Metal Gear' conoce muy bien, de nuevo ante nosotros.
Ronda de trailers
Habría que hablar ya de los premios y los premiados, pero me niego todavía. Esta entrega de premios es hipócrita, ya que el centro son los anuncios. La razón por la que lo cubrimos en directo son los anuncios, la razón por la que lees esta crónica son los anuncios, y, en último término, la razón de ser de The Game Awards 2016 son los anuncios. La siguiente parada obligada, por tanto, es en 'Zelda' y su decepcionante aparición.
Antes del evento Nintendo mostró un vídeo con la aparición sutil de un personaje femenino (o un Link femenino). No aclararon nada sobre él, como la enésima trampa de los de Kioto para levantar rumor y comentario en redes sociales. En general, lo relativo a 'Zelda' fue tristemente soso y aburrido. Tramposo también.
Sin embargo, cuando llegó el turno de 'The Walking Dead' la cosa cambió mucho. La saga de Kirkman ha jugado muchísimas veces en el elemento más íntimamente humano de las historias de zombies, y no el más explotado de todos: los zombies de la familia. Los muertos vivientes están entre la vida y la muerte, por lo que ver a un familiar cercano convertido en muerto en vida es enfrentarse directamente a un envite ético muy profundo. ¿Quién mataría a su madre aunque fuese una zombi? ¿Y si hubiese una cura? La profundidad de este debate moral fue presentada en un tráiler de un par de minutos que podríamos considerar una minipelícula de un drama realmente intenso. Lo mejor de The Game Awards.
Últimas paradas importantes: esperadísimo gameplay de 'Mass Effect Andromeda', también gameplay del reboot de 'Prey' y anuncio de 'Halo Wars 2', que con la edición especial nos regalará el remasterizado de la primera parte tanto en Windows 10 como en Xbox One.
Sí, también premios
Finalizamos con los premios, y hay dos elementos a destacar: 'Overwatch' y Blizzard se desvelan como los grandes premiados de la noche. El juego de héroes se lleva el mejor multiplayer, mejor dirección de juego, mejor propuesta para e-sports, y también mejor juego del año. Por contra, 'Uncharted 4' pasó desapercibido en exceso: sin estatuilla de juego del año, sin estatuilla para Naughty Dog por la dirección, y, sobre todo, sin estatuilla de mejor juego de aventuras, que cayó del lado de 'Dishonored 2'. Naughty Dog se tuvo que conformar con premios a la narrativa y al equipo de doblaje.
En general, una gala bastante más coherente que en años anteriores. No me atrevería a decir dinámica, pero sí ha habido un mayor equilibrio entre entrega de premios y anuncios. Eso sí, demasiados cortes publicitarios. Muchos.