El 12 de Marzo 2018 | 08:12
Amy no fue la primera chica en la vida de Sheldon, tal y como podemos comprobar en este nuevo episodio de 'Young Sheldon'. Y es que Libby ocupa esta posición, pese a que la relación que mantuvo con Sheldon no tuvo absolutamente nada de romántico.
Cuando Sheldon y su amigo Tam se encontraban en la biblioteca, ambos se sorprendieron gratamente de ver cómo una chica cogía un libro de geología y lo devoraba con ganas. Como si eso no fuera algo habitual, como si los adolescentes ni siquiera se preocuparan por adquirir conocimientos; tanto es así que Sheldon no duda ni un instante y acaba yendo a presentarse a la joven. Y ahí comienza una relación de amistad que no convence a todo el mundo por igual.
El primero en quejarse, aunque de forma subrepticia, es George, su padre. Y es que le pregunta a Georgie que por qué nadie le había dicho que Libby era negra. La respuesta de Georgie ante esto es sencillamente insuperable: le explica que no sabía que eso tuviera que ser algo que se contara, y le comenta que hay libros de Marthin Luther King en la biblioteca, que quizás le vendría bien leerlos. ¡Bravo por Georgie! Incluso en series de comedia tan sencillas como 'Young Sheldon' es posible introducir pequeñas lecciones, capaces de hacer reflexionar a los espectadores que solo buscan entretenimiento.
Sheldon no tiene ningún interés romántico
El hecho de que Sheldon esté rodeado constantemente de adolescentes infiere directamente en su vida. No hemos de olvidar que, pese a su inteligencia, continúa teniendo nueve años; está rodeándose de amigos que prácticamente le doblan la edad, como es el caso de Libby, y eso acaba notándose. Precisamente es en este punto en el que su madre, Mary, se preocupa. Porque pese a que todo el mundo ve a Sheldon casi como un adulto debido a su inteligencia, ella sabe perfectamente que su hijo sigue siendo un niño.
Trata de hacérselo entender a Sheldon, mas él se muestra tozudo al respecto. 'Young Sheldon' nos habla, entre risas, de una problemática muy habitual cuando se habla de niños superdotados: la diferencia abismal que hay entre la madurez intelectual y la madurez física, además de la emocional. Mientras que Sheldon tiene las aptitudes de un adolescente, no tiene aún los mismos intereses, las mismas aficiones y, por supuesto, tampoco comparte las mismas emociones. Él no busca una novia, ni siquiera busca amigos más allá de los que comparten su círculo.
Tam, por su parte, sí que busca algo más con Libby. Porque su madurez emocional no tiene nada que ver con la de Sheldon, y es que su edad no es la misma. En un momento dado, Libby les propone salir de la ciudad a ver la emisión de una película; Mary se niega a que su hijo vaya, pero finalmente accede, proponiéndole a Sheldon que le presente a Libby antes de hacer el viaje. Cuando por fin le da su visto bueno a la nueva amiga de su hijo, ella señala que no tiene por qué preocuparse, puesto que ha hecho de canguro en otras ocasiones... Y esto le rompe el corazón a Sheldon, que acaba demostrando los nueve años que tiene.
El episodio gira casi en su totalidad a señalar que la madurez emocional de Sheldon no tiene nada que ver con su capacidad intelectual, y es interesante, puesto que es algo que muchas veces olvidamos cuando hablamos con jóvenes que son superdotados. Olvidamos que, pese a su inteligencia, continúan teniendo la edad que marca su DNI, y que eso siempre influye; tienen menos vivencias, sus necesidades son otras, y sus aspiraciones son otras. En este caso, Sheldon se encuentra en un limbo muy complicado: no comparte mucho con los niños de su edad, pero tampoco termina de encajar en el instituto. Hay una especie de término medio bastante complicado.
El episodio quince ha sido uno de los más interesantes de la temporada, sobre todo porque ya conocemos a los personajes y ya sabemos más o menos a qué atenernos en cada momento. Aún así, ha habido sorpresas para bien, como la reacción de Georgie ante el comentario racista de su padre. ¡Esperemos que la serie continúe sorprendiéndonos!