El 2 de Mayo 2018 | 08:21
Sheldon Cooper no es el adulto más valiente en 'The Big Bang Theory', con lo cual era lógico esperar que tampoco fuera el niño más atrevido en la precuela de la serie. Es un ser racional, con todo lo que ello conlleva, y tiene pánico a todos aquellos seres que considere que no son racionales por un motivo u otro. Entre estos seres se encuentra el considerado el mejor amigo del hombre: el perro.
La cinofobia, o fobia a los perros, es mucho más común de lo que podamos imaginar. Es sorprendente que alguien tenga miedo a unas criaturas que otros adoran hasta límites insospechados, ¡pero así son las fobias! Completamente irracionales, y capaces de hacer que cualquiera pierda la cordura en un momento dado. Aunque, en este caso, lo que Sheldon pierde es la voz y no la cordura. Cuando un perro entra en su garaje, trata de pedir ayuda mas es completamente incapaz; menos mal que su hermana Missy siempre está ahí para... ¿ayudarle? O reírse de él.
El punto fuerte de Sheldon, no obstante, es su capacidad de sobreponerse a cualquier obstáculo que pueda encontrar por el camino. En este caso, el obstáculo tiene cuatro patas y es muy dado a alimentarse de pequeños roedores, pero eso es otro asunto; lo importante es que siempre encuentra la iniciativa suficiente como para buscar soluciones a los diferentes problemas que van surgiendo.
Una Meemaw con ganas de pelea
En 'Young Sheldon' hay algo que podemos apreciar claramente, y que en 'The Big Bang Theory' quizás podríamos haber pasado por alto: Sheldon es quien es, y ha conseguido llegar tan lejos, no solo gracias a su inteligencia, sino también gracias a la familia que tiene. Una familia que le defiende, le apoya y procura entender todas y cada una de sus rarezas, pese a lo complicadas que puedan llegar a ser estas en algunos momentos. Si Sheldon hubiera tenido la poca fortuna de haber nacido en una familia como la de sus vecinos, quizás todo hubiera sido diferente.
Su contexto social no era el más propicio para una persona que prefiere desarrollar su inteligencia a trabajar de forma física, o a simplemente divertirse. Él era visto como un bicho raro única y exclusivamente por querer estudiar de forma activa, mas tenía dentro de su familia un núcleo muy fuerte en el que apoyarse, sobre todo el formado por su madre y por su abuela (o su Meemaw). Les debe a estas dos mujeres mucho más de lo que él cree.
Sheldon intenta con fuerza superar su fobia a los perros para conseguir que esto deje de afectar, en la medida de lo posible, a la relación de su familia con sus vecinos. Lo que él quizás no comprende es que esa relación lleva enrarecida mucho más tiempo del que hubiera podido imaginar, puesto que nosotros, en episodios anteriores, ya hemos visto cómo discutían por un motivo u otro las dos mujeres de la familia.
Este vigésimo episodio ha sido uno de los más vacíos en cuanto a contenido, y también de los más "pesados" (teniendo en cuenta que dura solo veinte minutos) de toda la serie. Puede ser porque noten cómo el final se va acercando, y no sepan con qué rellenar hasta el final, o sencillamente porque se les van agotando las ideas y necesitan una merecida temporada de descanso para renovar originalidad. Sea por lo que sea, no ha sido uno de sus mejores episodios, sin lugar a dudas.