El 23 de Abril 2018 | 10:50
Sheldon ha llegado ya a un punto en su vida, con tan solo nueve años, en el que el instituto se le queda pequeño. Se aburre en clase porque nada de lo que pretenden aportarle le es realmente útil; ya conoce el temario, ha estudiado por su cuenta y ha superado con creces al resto de sus compañeros de clase. Es precisamente esto lo que le empuja a pedirle a sus padres que le dejen acudir a un curso universitario, a unas clases de física cuántica que imparte un hombre con el que ha estado enviándose correspondencia.
Tener un hijo con una capacidad intelectual como la de Sheldon hace prácticamente obligatorio el tener que asumir que estas cosas van a suceder. A nivel académico, el ritmo de Sheldon es exageradamente rápido; mientras que el resto de niños de su edad continúa en Primaria, él ya está planteándose el abandonar el instituto y continuar progresando a otro ritmo. Esto trae consigo consecuencias nefastas en su socialización, claro, pero él no parece estar demasiado preocupado por esto. Sus aspiraciones van mucho más allá de los posibles amigos que pueda perder por el camino al ir a ese ritmo.
Por suerte, Sheldon recibe siempre el incansable apoyo de su familia, y su meemaw, Connie, le acompaña a clase para que no vaya solo. Aunque al final eso le resulta hasta beneficioso...
Competitividad entre hermanos: las comparaciones con Sheldon son odiosas
En este episodio, que se acerca ya bastante al final de la temporada, Connie está cerca de encontrar un nuevo amor. Y justo donde ella menos lo esperaba: en la Universidad. El nuevo profesor de Sheldon comienza a conquistarla con su inocencia, su dulzura, su frescura y su inteligencia; todos esos rasgos que hacen especial a su nieto, y que ahora a ella comienzan a parecerle atractivos en otra persona. Sheldon parece especialmente interesado en que este amor progrese, pese a que él se vea ya también demasiado formado para dar esas clases sobre física cuántica.
Un punto especialmente interesante de este episodio es cómo Missy y Georgie tienen que valerse por sí mismos académicamente con Sheldon fuera de casa. Ya no por el hecho de que se vean solos ante "el peligro", sino más bien por cómo esto les hace comprender hasta qué punto les afecta la inteligencia de su hermano. Pese a que ambos tienen un intelecto medio (quizás Georgie algo más bajo, pero hay que tener en cuenta el poco interés que pone en la escuela y su contexto), se sienten más estúpidos porque en su casa tienen a Sheldon. Es Missy la que hace una reflexión muy acertada al respecto: a veces se dice a sí misma que no es estúpida, pero sí puede parecerlo al lado de su hermano mellizo.
Esto saca a relucir un problema evidente en cualquier familia que tenga un miembro como Sheldon: las comparaciones pueden acabar siendo odiosas, y una persona que sea inteligente puede tener un bajo concepto de sí mismo por tratar de compararse con otra cuya inteligencia sea muy superior a la media. De nuevo, 'Young Sheldon' nos hace replantearnos lo que conocemos sobre la infancia de los niños súper dotados, así como la de sus familiares más cercanos. ¡Una pena que ya quede tan poco para el final de temporada!