Critica 'The Handmaid's Tale' 1x08: Jezabel, el hogar de la hipocresía

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Critica 'The Handmaid's Tale' 1x08: Jezabel, el hogar de la hipocresía

Por Maribel Baena

El 5 de Junio 2017 | 18:09

Jezabel, el hogar de la hipocresía: crítica del octavo capítulo de 'The Handmaid's Tale'.

Con el octavo capítulo de la primera temporada, 'The Handmaid's Tale' ha demostrado que la hipocresía del ser humano en general y del hombre en particular puede alcanzar cotas muy altas. Realmente, en este punto de la temporada, cuando únicamente quedan dos capítulos para terminar, parecía incluso imposible que pudiera llegar a sorprendernos algo nuevo en Gilead. Es casi como si conociéramos a la perfección esa ciudad donde todo lo que los religiosos consideraban corrupto hubiera sido totalmente erradicado.

Cuando creíamos que toda "perversión" humana, que todo aquello relacionado con el sexo, con la libertad individual, había desaparecido... Aparece Jezabel, cuyo nombre no puede ser más acertado. Qué mejor nombre para un prostíbulo que el de la mujer que plantó cara a Dios en el Antiguo Testamento cristiano, que intentó que todo Israel abandonará su adoración al dios de los judíos y comenzara a adorar a los dioses sidonios.

Jezabel, un antro de oscuridad

Jezabel quería corromper a todos los hombres, según el Antiguo Testamento, para así hacerles olvidar a Dios. No se conformó con manejar desde las sombras a su marido, sino que acabó haciendo lo mismo con sus dos hijos, hasta que, finalmente, fue castigada por su delito. Uno de los siervos de Dios ocupa la posición de rey en lugar de Jehoram, el hijo de Jezabel, y ordenó a sus eunucos que asesinaran a la reina lanzándola por una ventana. Y así lo hicieron.

Mucho tiene que ver la Jezabel de la biblia con la de 'The Handmaid's Tale'. En el antro que nos dan a conocer en este octavo capítulo, las mujeres también son señaladas como seres corruptos. Pero en este caso su obligación, su "designio divino", no es procrear, sino servir como esclavas sexuales a los hombres que las castigaron por su corrupción. Esos hombres que, en nombre de Dios, dijeron entregarse a la puridad y a la castidad, prometieron abandonar todo acto sexual cuyos fines no fueran reproductivos, justo esos han sido los que han creado un prostíbulo para poder satisfacer todos sus deseos. Y así es justo como demuestran que lo que quieren no son mujeres puras, sino mujeres sometidas; quieren una mujer sometida en casa que se dedique a las tareas del hogar, otra que se dedique a engendrar hijos, y otra, escondida, que se limite a complacer todas sus ideas sexuales.

El patriarcado se nombra por primera vez, pese a ser el protagonista de la serie

Por primera vez, June habla del patriarcado como eso que realmente las somete. Hasta el momento, y pese a que toda la serie gira en torno a una sociedad totalmente patriarcal donde los hombres se han hecho con el poder y han logrado dominar a todas las mujeres, nunca había aparecido el concepto como tal. Las Esposas, las criadas, las prostitutas obligadas... Todas ellas están sometidas al dictado de un hombre que únicamente las ve como seres inferiores que merecen ser controladas y dominadas.

June no deja de luchar, pese a todo

June, en este capítulo, es llevada a una especie de cita con el señor Waterford. Él es el encargado de llevarla a Jezabel, ese prostíbulo donde queda claro que sus convicciones religiosas no son más que una excusa para poder someter a todas las mujeres. Pero, pese a que June es de nuevo violada por Fred, ella obtiene una pequeña "recompensa" al ver que su mejor amiga, Moira, continúa con vida. Maticemos lo de recompensa, puesto que ve que continúa con vida, sí, pero aún sometida, y esta vez de una forma incluso más cruel; ya ni siquiera es tratada como un útero, sino exclusivamente como una vagina. Es prostituida sin su consentimiento, siendo maltratada, vejada, utilizada.

Es entonces cuando June comienza a entrever que quizás realmente no haya salida, que su única oportunidad es someterse y decidir cuál de esas posiciones prefiere. ¿Ser criada, o ser prostituta? Ambas consisten en lo mismo, básicamente, aunque con distintas responsabilidades. El patriarcado no le permite llegar más allá.

Mientras tanto, su "romance" con Nick continúa, y nosotros comenzamos a ver la historia oculta detrás del conductor. Él se entregó a ese trabajo porque no tenía nada, no tenía trabajo ni forma de mantener a su familia; y, probablemente por dinero, acabó convirtiéndose también en un Ojo, uno de los que se encarga de controlar que todo funcione correctamente en Gilead. No obstante, parece haberse enamorado de June. ¿Le hará eso cambiar de perspectiva? ¿O no es June más que otra distracción para él? Quedan tan solo dos capítulos, en los que quizás obtengamos todas las respuestas que estamos buscando.

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