Cuando la duda sobre 'Taboo' se ha convertido en uno de los temas clave de los últimos días, no puedo dejar de pensar en ella a medida que se acerca el fin de semana. Parece, sin embargo, que para Tom Hardy la producción le ha salido cara, y por ahora habría perdido unos 2 millones de libras.e La BBC tampoco está contenta con las audiencias, y se perfila el primer fiasco de 2017 en la temporada televisiva. Si me preguntáis, yo diría que un fiasco muy injusto. 'Taboo' se ha convertido en uno de mis mayores placeres culpables del momento: reconozco sus trampas con los cliffhanger, o la forma en la que sabe tapar la linealidad de su guión con escenas de acción sádicas, pero quiero y puedo jugar a su juego, y disfruto de cada episodio como hace mucho no lo hacía. Quizá el peso del casting y la sombra de 'Peaky Blinders', que comparte con 'Taboo' a Steven Knight como autor, es demasiado larga, pero el hecho es que, si por alguna razón llegas a este artículo sin estar siguiendo la serie, te recomiendo dos cosas: deja de leer y te sigo animando a ver la serie encarecidamente.
La actualidad en torno a 'Taboo' esta semana parece que ha estado más alrededor de la serie que en la propia trama, pero lo cierto es que nos ha dejado un capitulazo con el 1x04. Sabemos que la temporada se compone de ocho episodios, por lo que llegamos con este cuarto al ecuador, y cierra en lo alto. Cada episodio, uno tras otro, nos ha sometido al cliffhanger más despiadado. Pero, sin duda, aquí llega el más horrible de todos: el duelo a muerte. Tiene 'Taboo' la característica, no sé si cualidad, de dibujar personajes evidentemente buenos y evidentemente despreciables. No hay medias tintas. Entre los despreciables, el peor de todos por ahora es el cuñado de James: Thorne Geary. Representa este aristócrata venido a menos lo más ruin de la doble moral religiosa: un miembro valorado y destacado de su comunidad de estirados británicos por el día, y un despreciable maltratados crepuscular. Desde el primer momento es el que más motivos de venganza tienen para con James, pero desde que descubrió la relación más que fraternal que une a James y a su esposa Zilpha, está catartizando su odio sobre el Delaney violando cada noche a su esposa cuando llega borracho a casa.
Duelo a muerte
Este trance sólo podía tener una salida, y Thorne lo ha puesto muy fácil desafiando a muerte a James en un duelo al alba. Todo deliciosa y estúpidamente dramático. Ahí corta el capítulo, y me siento ridículo, en realidad. Ridículo porque me muero de ganas de ver el duelo, a pesar de que está más o menos claro el desenlace fatídico para el cuñao'. Sin embargo, el placer de ver al macabro James Delaney cebándose con el horrible Thorne puede convertirse, con facilidad, en lo mejor que sucederá en la próxima semana.
Volviendo al episodio que hemos visto esta semana, la Indian Company pasa a segundo plano; el conflicto por el terreno de James es el elemento de trasfondo, y la corona también está en una segunda fila: este episodio está completamente centrado en la figura de James. Y el personaje de Tom Hardy es lo más interesante que tiene la ficción, de eso no cabe duda. Así acudimos en los 50 minutos de capítulo a una sucesión de planos con Tom Hardy con la mirada fría y el semblante desafiante, paseándose para acá y para allá con su chistera y su tres cuartos, cavilando y sin dar mucha conversación. Una sucesión de planos poco explicativos, que se combinan y toman sentido con una escena violenta especialmente dura y una escena de sexo telepático que no puedo apartar de la cabeza.
Sin embargo, hay algo que pulula en el fondo de todo lo que aquí se nos narra, y es que la serie resulta íntimamente predecible. Igual que es fácil vaticinar que el perdedor del duelo es el cuñado de James, también era fácil imaginar que la madrastra saldría de la cárcel, y antes fue fácil imaginar que James saldría airoso tras el navajazo de hace un par de episodios, y antes... Aquí el mayor pecado, y, sin embargo, aquí sigo esperando el próximo episodio.