Tercer episodio de 'Taboo', y la serie de Tom Hardy, sobre todas las cosas, se está convirtiendo la líder indiscutible del cliffhanger. Hacía tiempo que no me topaba con una serie que supiese "hacerme tanto daño" semana a semana como esta, pero lo cierto es que el final del segundo episodio acabó en lo alto, con la puñalada en el vientre que le asestaron a James Delaney (Tom Hardy). Echa a andar el episodio número tres, y una cara conocida ha logrado salvar la vida de James; el agente estadounidense cose las heridas del inglés, a cambio de información, una información, sin duda, de altísima relevancia también para nosotros: ¿qué demonios está buscando Delaney a cambio del terreno disputado entre Reino Unido y USA que él posee?
Esta pregunta, la que ha hecho girar la serie como premisa principal, sigue siendo incierta, en realidad. En el tercer episodio no sólo dio respuesta a los estadounidenses, sino que también le comunicó al Rey de Inglaterra lo que quiere a cambio del terreno. En ambos casos monopolio comercial por ruta marítima. Sin embargo, James parece muchas cosas excepto un hombre materialista, por lo que se impone la hora de intentar ir un poco más allá en las intenciones del heredero: el objetivo es hacer todo el daño que sea posible a la East India Company.
Esta respuesta sutilmente trazada no hace más que abrir nuevas preguntas: ¿qué demonios le ha hecho la compañía a los Delaney para que el odio sea algo heredado, algo que ya poseía el padre y que también manifiesta el hijo? La cuestión va más allá de los intereses comerciales, porque la reacción de James es visceral y radical. Feroz, me atrevería a decir. En esta dirección apunta también la reacción de Sir Stuart Strange, el presidente de la compañía, que guarda más de un secreto inconfesable.
El papel de la compañía
Una curiosidad sobre el papel de la compañía. Parece ser que comunidades de historiadores británicos están molestos con 'Taboo' por arrojar una imagen poco realista de la East India Company. Según los historiadores se está dando una visión perversa de la empresa, poco menos que de espías internacionales, lo que, afirman, es "impreciso". Resulta divertido, sin duda, ver que a personas cultivadas les cuesta tanto trazar esa línea tan evidente entre la realidad y la ficción.
En cualquier caso, por ahora los problemas de James con las compañía quedan en suspensión, gracias a su giro de ingenio con el testamento, donde lega todas sus posesiones a la nación de los Estados Unidos.
No obstante, James tiene más de un frente abierto. El otro gran quebradero de cabeza es el de su recién aparecida madrastra. La actriz resulta un personaje de relevancia total, ya que lejos de ser un peón de los intereses de la compañía, algo de esperar ante lo conveniente de su aparición, se ha desvelado como una aliada en potencia. Como en la vida de todos los protagonistas de la serie, la de la viuda está cargada de secretos, el primero de ellos la sospechosa relación con el difunto Delaney, su esposo. Mucho más desarrollado está el tercer frente, el de su hermanastra y su asqueroso cuñado, que cada vez resulta más repulsivo.
Sobre los personajes
Hay un punto en común en todos los elementos de la serie que se están desarrollando: no hay medias tintas, no hay matices, todos son indiscutiblemente buenos o indiscutiblemente malvados. El más evidente de todos ellos es el propio protagonista, un antihéroe de manual: modales desgarbados, actitud extremadamente violenta, y, a pesar de ello, no dudamos ni por un segundo del buen fondo en sus intenciones, de las que, por otro lado, tenemos muy poca información. El dibujo tan claro de los personajes hace la serie predecible en ciertos momentos, y la acerca al plano del placer culpable.
La miniserie de la BBC, sin duda, se está convirtiendo en una de esas series de género para recordar. Puro entretenimiento de un acabado impecable, una de las que quieres seguir vorazmente semana a semana. Digo lo de serie de género en referencia al fantástico, ya que, a pesar de que todavía no se ha desarrollado en todas sus facetas, en el ambiente se respira el aliento del misticismo, la magia y la chamanería, y ese es todavía un recurso a explotar.
Evidentemente, nos leemos la semana que viene para descubrir el próximo giro de James Keziah Delaney en el 1x04.