El 16 de Junio 2017 | 01:02
Una jueves más, un capítulo de 'El Ministerio del Tiempo' más para analizar. En esta ocasión la historia gira en torno a la etapa de la vida de Gustavo Adolfo Bécquer en la que se fue al Monasterio de Veruela cerca del pueblo de Trasmoz para curarse de su tuberculosis. La patrulla de Amelia, Alonso y Pacino acude para saber cómo es que Bécquer escribió una décima carta desde su celda que en su día no se publicó y menciona una chica llamada Mencía, que se parece mucho a una bruja que aparece en numerosos grabados de diferentes épocas.
La premisa de un viajero en el tiempo que usa puertas clandestinas no controladas por el Ministerio siempre es interesante, puesto que el capítulo 'El tiempo en sus manos' sobre los asesinatos de la calle Antonio Grilo que se creía maldita junto a 'Cómo se reescribe el tiempo' involucraron puertas clandestinas y es un tema que la serie ha explotado más bien poco. La idea arranca fuerte y con potencial, pero en este capítulo es constante un problema que el creador Javier Olivares ha comentado numerosas veces en entrevistas: las televisiones piden demasiado tiempo a las series para cubrir el prime time con una única serie. Un capítulo de 'El Ministerio del Tiempo' dura una hora y quince minutos, casi una película, mientras que uno de 'Breaking Bad' dura cincuenta, lo que hace que los guiones se tengan que alargar más de la cuenta y ciertas historias se vean lastradas por mucho metraje que sobra.
Sin ser un mal capítulo, y de hecho está muy lejos de serlo; 'Tiempo de Hechizos' es una gran víctima del alargamiento del prime time y hace que sea muy fácil perder el hilo argumental debido a lo fácil que resulta distraerse ante la lentitud de la trama y su avance. Es sobre todo durante el nudo del episodio cuando más se sufre pero en los últimos diez cuando se ha ido desvelando la realidad de Trasmoz cuando se recupera esa parte de fantasía y alteración de la historia de España que hace atractiva la serie.
Puede que sea por porque es el primer episodio del director Koldo Serra y el guionista Ángel Aranda para la serie y no se han acostumbrado al libro de estilo de la serie.
Realmente todo lo malo que le podemos decir del episodio es el ritmo, porque han sabido prefigurar cómo es que Amelia y Alonso cambian de actitud pero no Pacino, y cómo poco a poco dos tercios de la patrulla se acaban uniendo de forma inesperada a un culto de satanistas quema brujas: Pacino se encuentra mal del estómago y hierve el agua antes de beberla para desinfectarla, lo que elimina la droga de mandrágora que hay en el pueblo de Trasmoz que lava el cerebro a sus habitantes. Por lo menos la trama acaba de una manera muy efectiva y sabe dar su propia justificación de los rumores del hijo ilegítimo del escritor, aunque la presencia del mismo es casi testimonial y poco relevante para la trama.
Por otro lado tenemos la subtrama de la inclusión de la joven Lola Mendieta en el Ministerio, un poco forzada pero por lo menos han sabido hacerlo interesante y que acabe siendo vital para descubrir la auténtica procedencia de Mencía y sienta buenos precedentes para futuros capítulos. También logra sacar de la tumba la trama del libro de las puertas que aún puede dar mucho juego porque la puertas clandestinas son puro oro argumental.
Al final de la noche, 'Tiempo de hechizos' fue un buen episodio lastrado por una parte intermedia demasiado lenta y con poca consistencia que supo recuperarse en la parte final. Quizás porque la historia de Trasmoz es lejana para el público general, no así por los aficionados a la historia de España, lo que hizo que la trama se note algo ajena y desconocida para el espectador medio. Por lo menos la semana que viene la trama básica es más conocida: la historia de Goya y el cuadro La Maja Desnuda que de repente aparece destrozada.