El 20 de Abril 2018 | 08:34
El trastorno de conversión está diagnosticado como una enfermedad mental que provoca en la persona una serie de síntomas como ceguera o parálisis, pero no hay forma médica de explicarlos de ninguna manera posible. Es decir: es como si estos síntomas salieran de la nada, no se correspondieran con nada real que esa persona estuviera padeciendo físicamente y, aún así, ahí están.
Según Oliver, que ahora mismo está actuando como narrador en 'Legión', este trastorno de la conversión tiene más que ver con el hecho de que la mente es capaz de crear una enfermedad de la nada y, además, contagiársela a los demás. Porque la idea de una enfermedad puede acabar convirtiéndose en una enfermedad en sí misma. Esto es lo que se creía que estaba haciendo Farouk con todos aquellos civiles a los que se iba encontrando, aunque David ya sabe la verdad: no es Farouk sino el monje el que está provocando que las personas acaben perdiéndose a sí mismas dentro del laberinto de su mente.
Hay series complicadas de seguir, cuya trama gira, da vueltas y viaja en zig zag. Justo tras todas ellas está 'Legión', con sus propios laberintos, sus miles de puertas cerradas y sus ventanas que dan a lugar que jamás nadie querría visitar. 'Legión' continúa demostrando, episodio tras episodio, que es una serie a la que hay que aproximarse con ganas y fuerza, porque de otro modo sería totalmente imposible hacerlo.
¿Es Farouk el "villano" que buscan?
No obstante, y viendo cómo se presenta el futuro de la serie, casi podríamos decir que el planteamiento hasta ahora era sencillo. Con el monje, y con los últimos comentarios que ha hecho el Rey Sombra, las dudas han comenzado a extenderse. ¿Será realmente él el villano al que debíamos temer, o hay alguien más? ¿Por qué la Syd del futuro no quiere que David mate a Farouk? ¿Por qué el resto sí que tiene tanto empeño en que se destruya su cuerpo físico? Pese a la hora que dura cada episodio, acabar con más dudas que al principio es algo completamente normal.
Mas, por suerte, en esta ocasión sí que hemos podido responder algunas preguntas. Porque el monje por fin ha hecho su aparición estelar, y ha demostrado que era él, y no Farouk, el que estaba contagiando a todos los civiles que se encontraba a su paso. Un giro bastante importante de los acontecimientos, porque nos habla de un Rey Sombra que no es tan tóxico como hubiéramos podido imaginar. Él mismo lo explica a la perfección: todo tiene sus matices, y al igual que David sufrió en su momento, él también lo hizo. Farouk era el Rey absoluto de toda su nación, se creía un rey próspero, pero un buen día llegaron y se lo arrebataron absolutamente todo. El padre de David, sin conocer la situación real de ese país, no tuvo ningún tipo de reparo a la hora de acabar con Farouk. ¿No era legítimo, pues, que se tomara la venganza por su propia mano?
En 'Legión' no hay malos absolutos; hasta los que consideramos así tienen sus motivos para actuar de la forma que lo hacen. La justicia es, como bien le explica Farouk a David, un vaso de vidrio que cada uno puede ir llenando de lo que buenamente le plazca.
¿Y la vaca?
El suicidio del monje hace que el trabajo de David se complique a partir de ahora, puesto que ya no podrá recurrir a nadie para que le ayude a encontrar el cuerpo. No olvidemos que, además, el monje ha hecho mucho daño al equipo en el que él trabaja; no solo ha dejado a algunos perdidos en sus propios laberintos, sino que también ha acabado con otros tantos.
Uno de los momentos cúspide de este episodio es el ir viendo los laberintos que ocultan algunos de los personajes, y cómo cada uno es totalmente diferente al anterior. Aún nos queda por ver el de Syd, que esperemos que aparezca en el próximo episodio y no lo dejen en el aire. Eso sí: nadie ha explicado qué es la vaca, qué hace allí, cuál es su papel, por qué aparece cuando está allí el monje. Podríamos asociarla con el budismo, y con los animales sagrados, pero estaría bien una explicación oficial que no nos hiciera divagar. ¡Aunque así es 'Legión'!