El 3 de Octubre 2017 | 15:59
'American Horror Story' nunca se había centrado en una realidad tan apremiante. Donald Trump es el protagonista secundario (o casi principal) de todos los capítulos; él, el miedo y la necesidad de los seres humanos de sentirse parte de un grupo para sentirse fuertes.
En este episodio, la serie ha hecho una especie de regreso al pasado. De esta forma, hemos podido ver el inicio del culto, cómo surgió todo y, sobre todo, hemos podido ir encajando piezas del puzzle. Y mientras que hay algunas que encajan a la perfección, hay otras que continúan flojeando. Como el hecho de que Ivy y Winter se conocieran, y ninguna de las dos hubiera dicho nada. ¿Qué relación mantuvieron realmente? Por lo que parece, o por lo que yo he entendido al menos, Winter sí que demostró cierto interés en Ivy, aunque estará por ver si este interés al final acabó convirtiéndose en algo real.
El que cada vez ha ido cobrando más y más protagonismo es Kai. Evans Peter ha vuelto a hacer de las suyas, consiguiendo que el personaje al que da vida sea a la vez escalofriante y profundamente atractivo. Kai es una persona inteligente, carismática, que sabe perfectamente cómo hacerse entender y cómo llegar a las personas; es un hombre que cree firmemente en sus ideas, y que lucha por llevarlas a cabo. Tiene unos valores morales muy fuertes, aunque son los suyos propios; es decir, no son los de la sociedad en sí (por suerte).
¿Kai es el Culto?
En este cuarto episodio, los guionistas nos llevan de vuelta al día de las elecciones, y a los días previos. De esta forma, podemos ir viendo las conexiones que ya existían entre los personajes, aunque ellos las desconozcan. No obstante, la única que realmente no sabe nada del asunto es Ally, que incluso en ese momento se encontraba demasiado poseída por sus miedos..
Este paso atrás (como realmente podría considerarse) es interesante en cuanto a contenido, y nos prepara para lo que vendrá a continuación. Mas es innegable que da la sensación en todo momento de que estamos ante un episodio de relleno, y que bien podríamos haber obviado; o, al menos, por el momento es la sensación que da. No necesitábamos saber en qué condiciones se conocieron Kai y Harrison, por ejemplo. Aunque sí es verdad que aporta algunos puntos bastante positivos a la visión general de la serie; sabemos que Harrison es un ser bastante pusilánime, con un carácter muy moldeable. Eso encaja perfectamente con lo poco que hemos podido ver de él hasta ahora.
Por otro lado, sí que ha sido bastante interesante ver cómo Ivy y Winter tramaban planes en conjunto, sin apenas conocerse; más curioso es pensar que estas dos han estado fingiendo no conocerse durante el resto de serie, y de una forma bastante acertada. Teniendo en cuenta que Winter tiene pinta de estar dentro del culto... ¿Lo estará también Ivy? ¿Estará traicionando a Ally? Es una teoría que, pese a tener que planteármela casi obligatoriamente, preferiría descartar por ahora.
Hablando de Ally: gracias a que no ha tenido protagonismo apenas durante este episodio, los espectadores hemos podido disfrutar de unos tímpanos muchos más sanos. Sarah Paulson se está encasillando bastante dentro de 'American Horror Story', y es que aunque sus personajes siempre tienen algunas diferencias, la esencia acaba siendo la misma. Escuchar sus gritos durante cuarenta minutos de episodio se puede llegar a hacer bastante pesado, y no os miento si os digo que he deseado que los payasos acaben ya con ella en más de una ocasión.
Cambiando de tema momentáneamente: ¡genial la aparición de Emma Roberts! Esta actriz sí que interpreta siempre el mismo papel, pero da gusto verla, aunque solo sea durante algunos minutos. En esta ocasión ha estado privada de su melena rubia, pero el fin es el mismo.
Ya solo nos queda ver qué irá pasando. Por desgracia, este capítulo nos ha dado pocas pistas para el futuro. Conocemos más del pasado de los personajes, podemos ir entreviendo cuáles son las intenciones de Kai y su grupo, por ejemplo, pero no sabemos qué camino van a coger para conseguir su objetivo. ¡Habrá que esperar!