El 21 de Agosto 2017 | 11:08
Ayer se emitió en HBO, y en HBO España, el que probablemente sea el mejor episodio de la historia de 'Juego de Tronos'. Si aún no lo habéis visto, dejad de leer ya puesto que os vais a encontrar más de un spoiler del que luego os arrepentiréis. Id corriendo a ver el episodio y, entonces, ¡regresad! ¡Quien avisa no es traidor!
Las elipsis se han vuelto una constante en esta serie, pero en este capítulo han sido especialmente fuertes. Por si alguien no sabe lo que es una elipsis, es una técnica tanto narrativa como cinematográfica; en este último caso, hace referencia a los saltos en el tiempo. Si habéis visto el capítulo, sabréis perfectamente a lo que me refiero: ¿cómo llega Jon Nieve tan rápido al Muro? Pues básicamente esto es una elipsis, y es algo de lo que los guionistas tiran cuando ven innecesario aburrirnos con todos los detalles del camino. Hemos podido ir viendo pinceladas, por supuesto, pero no hemos vivido el viaje al completo.
Jon Nieve, junto con Jorah Mormont, Gendry y unos cuantos más, se han lanzado a la aventura de ir más allá del Muro para capturar un Caminante Blanco. Lo que ellos no sabían es que se les iba a complicar el asunto mucho, muchísimo más de lo que hubiesen imaginado...
Un comienzo lento, un final trepidante
Vayamos por partes: llevamos leyendo de este episodio desde principios de la semana pasada, puesto que hubo una filtración y muchos disfrutaron de su hora semanal de 'Juego de Tronos' antes de tiempo. Las críticas eran tan positivas que, en un primer momento, al ver el capítulo, pensé que me había confundido y que estaba viendo otro diferente. Porque los primeros minutos no son nada emocionantes; solo vemos a una comitiva avanzar hacia el Muro en una especie de misión (que podríamos catalogar incluso de suicida). Siguiendo la idea de Tyrion, el grupo quiere capturar un Caminante Blanco para llevarlo ante Cersei y, de esta forma, convencerla de que el peligro al que se enfrentan con la llegada del invierno es real.
De repente, encuentran un grupo de Caminantes Blancos. Batallan y, tras un golpe afortunado de Jon Nieve, la gran mayoría de ellos caen. Al parecer, si consigues matar a un Caminante Blanco, todos los que hayan sido transformados por él mueren de forma automática; es un dato importante si tenemos en cuenta que no les va a quedar más remedio que matar a los Caminantes para sobrevivir. Parece que todo va a ir bien hasta que, de repente... Aparece el Rey de la Noche, acompañado de todos sus congéneres. Los problemas están asegurados en este punto.
Si la batalla que protagonizaron las tropas de Jaime Lannister y las de Daenerys Targaryen os pareció intensa, esta os va a gustar aún más. Porque os recordará a las películas de zombies; los no muertos acorralan a Jon Nieve y su grupo, y su vida pende de un hilo. Son minutos muy tensos, en los que Gendry corre para mandar un cuervo a Daenerys para que ella les ayude. Una elipsis más (y media discusión con Tyrion), y Daenerys aparece montada a lomos de su dragón, y acompañada por los otros dos, dispuesta a acabar con el ejército de los muertos.
La tensión entre Danny y Jon es increíble incluso desde la distancia; ella le tiende la mano, para que suba a lomos de su dragón. Pero él, en un acto de heroísmo tan absurdo que parecería propio de Harry Potter, decide enfrentarse solo a los Caminantes mientras sus compañeros huyen. Casi como si quisiera suicidarse.
Lo que nadie esperaba en ese momento, y lo que creo que ningún fan de la serie podrá superar, es lo que sucede a continuación. El Rey de la Noche, armado con una especie de lanza (hasta escribir las siguientes palabras me cuesta, siendo sincera)... Acabó con la vida de uno de los dragones de Daenerys. El desconcierto, el dolor en la cara de la Reina Dragón al ver cómo uno de sus hijos fallecía ante sus ojos y desaparecía en las aguas heladas... Sin duda, uno de los momentos más desgarradores de toda la serie. Porque no esperábamos, en ningún momento, que un dragón falleciera. O sí, pero no queríamos creerlo.
Jon Nieve y sus siete vidas
Daenerys huyó para salvar a sus dos hijos, dejando a Jon Nieve atrás, haciendo lo que el mismo Rey en el Norte le pidió. Mas (y aquí se ve claramente que el romance entre estos dos personajes va a ser algo real, independientemente de sus lazos de familiaridad) decidió esperar un milagro. Milagro que apareció en forma de Benjen, el desaparecido hermano de Ned Stark. Un giro inesperado y, quizás, demasiado rebuscado. Pero todo sea por mantener a Nieve con vida, por supuesto.
El reencuentro de los dos tortolitos es otro de los momentos cumbre del episodio: él, herido en la cama, recuperándose, y ella admirando su torso desnudo. Él, arrodillándose (metafóricamente) ante la que considera su Reina, y ella, agradecida a más no poder, y viendo en él algo totalmente diferente. Un pequeño regalo de los guionistas para que superemos la muerte de uno de los dragones.
Aunque aún hay más que superar. Como siempre, siguiendo su tónica, 'Juego de Tronos' sorprende en los últimos minutos para dejarnos con ganas de más... Y este episodio no iba a ser menos. Ver a los Caminantes trabajando codo con codo para sacar al dragón de las aguas, y al Rey de la Noche despertarlo es aterrador, pero el tono azulado de los ojos de la criatura... Eso sí que es un giro que no hubiéramos esperado. Daenerys, tu hijo ahora es un zombie... Y todo apunta a que tendrás que luchar contra él en algún momento.
¿Esperabais este giro? ¿Es realmente este el episodio más emocionante de la historia de la serie?