El 7 de Agosto 2015 | 07:28
Hay pocos juegos que me han dejado tan buen sabor de boca como 'Cuphead' en todo lo que llevamos de Gamescom. Desde que aterrizamos en Colonia, en Zonared hemos tenido la idea de echarle el guante a todo juego allí presente para poder contaros nuestras impresiones en la feria más importante del panorama europeo del videojuego, y es muy curioso que haya tenido que ser Studio HDHR quien lograse que un servidor dejara de escuchar todo el bullicio de alrededor para sumergirme en una dimensión totalmente diferente, donde el videojuego se convierte en película y tú eres el director.
'Cuphead' es descaradamente una película de animación de hace treinta o cuarenta años, una obra que quiere sorprender y lo consigue con muy poco, demostrando que las buenas ideas sólo necesitan de una buena ejecución para funcionar a las mil maravillas; no es necesario mucho más, solamente talento. ¿Es esto Disney? Qué más da, es mágico.
Esa decoloración constante, sensación de estar viendo algo añejo y caricaturesco, es un completo placer visual. Uno de los errores de decenas de juegos independientes por el estilo, especialmente aquellos que apuestan por el género de los plataformas, es que esa tarea, que no deja de ser la principal, no se cumple como debería. No vale con ser encantador, y este equipo de desarrolladores lo sabe.
Una película en movimiento
Así pues, han conseguido que la animación sea fluida, con una atención minuciosa a todos los elementos que se muestran en pantalla; desde el fondo al escenario, desde el personaje principal hasta los más mínimos enemigos: todo. A su vez, la apuesta shoot'em up no es simplemente un eterno recorrido en scroll lateral donde tenemos que superar a decenas de oleadas de enemigos cuya inteligencia se basa en la repetición infinita de comandos, pues el modo cooperativo nos hará cooperar, nos guste o no, si queremos sobrevivir.
Me gustaría destacar un aspecto que me ha llamado la atención, y es que 'Cuphead' es una obra difícil; no es endiablado, pero sí muy complicado en prácticamente todos los momentos. El resto de los allí presentes coincidíamos en esto mismo, que tras esa estética infantil se escondía una exigente experiencia para con el usuario. Los jefes finales son rastreros como ellos solos, con patrones de movimiento difíciles de identificar y con no muchas pistas. Hay que estudiar a los enemigos, elegir la estrategia correcta; no todo vale y nos hemos acostumbrado a todo lo contrario. ¿Machaca-botones? Entonces estás perdido.
Esto no es un paseo
Hay que asumir que vamos a morir mucho. Sin embargo, es de esas obras en las que no te importa porque no dejas de disfrutar, no dejas de estar sumergido en una serie de esas que reproducían los televisores hace mucho tiempo. Control exquisito, audiovisualmente sin ningún tipo de reproche...
Un juego que, literalmente, está hecho a mano y se nota. Parece que este estudio llevase toda la vida haciendo esto; aunque no sea así, nos enorgullece saber que en 2015 se haya apostado por un experimento como este. Es por ello que esperamos con muchas ganas que llegue el año que viene, momento en que Xbox One y PC recibirán un excelente título que irá de cabeza a la lista de mejores juegos independientes del año. Se lo merece, se lo ha ganado; nos ha ganado.