El 26 de Febrero 2018 | 21:25
La lucha por lo que uno cree correcto, la fraternidad entre amigos y la protección del prójimo son algunos de los muchos valores que se suelen poner de relieve en el shonen de acción, esas series de aventuras presentes en formato manga y anime que principalmente se dirigen al público masculino. Esta sería la definición clásica de esta demografía, pero lo cierto es que hoy en día el shonen abarca un concepto tan amplio como difuso, llegándose a tratar temas antaño atípicos. Si en los 70 y principios de los 80 era la vida cotidiana y el deporte el que inundaba el catálogo shonen disponible en Japón, desde la década de los 90 se han ido dibujando historias mucho más diversas que han establecido numerosas tendencias. Tras referentes culturales como 'Joe del mañana' -Ashita no Joe- y 'El puño de la Estrella del Norte' -Hokuto no Ken-, un maestro del pincel y la tinta llamado Akira Toriyama logró con 'Dragon Ball' marcar un nuevo e importante antes y después tanto en el género de la acción como en la industria del manga. A pesar de ser un clásico con personajes no tan elaborados como pueda ocurrir en 'One Piece' o 'Hunter x Hunter' su influencia es perenne e innegable a día de hoy para todos los nuevos autores de manga, quienes aprovechan su talento para tratar de aportar nuevos mensajes, temáticas e ideas. Es el caso de 'The Seven Deadly Sins' -Los siete pecados capitales, Nanatsu no Taizai-, obra de Nakaba Suzuki de gran corte clásico y nacida en 2012 en la revista Shonen Magazine.
Esta obra, publicada en formato manga por parte de Norma Editorial y con su anime disponible a través de Netflix nos pone en la piel de un grupo de protagonistas rechazados socialmente en un medievo de fantasía que bebe de las leyendas del Rey Arturo. Siete héroes que injustamente fueron tachados de criminales por la nobleza y los Caballeros Sagrados. La sola idea de estar en la piel de "los malos", aunque más tarde se demuestre que no es así y que todos cuentan con un pasado de tristeza y esperanza, ya aporta algo nuevo al género, transmitiendo al lector o espectador el mensaje de que no hay que juzgar al prójimo por lo que puedan decir sobre él. Un punto de partida que nos llevará hasta la salvación del reino de Lionel y tratar de evitar que unos caballeros logren alcanzar su perverso fin.
De la fama al videojuego
Su aparición en Netflix ha permitido la internacionalización de un proyecto hecho y pensado para el lector japonés que a día de hoy sigue teniendo una visión romántica del medievo europeo, del mismo modo que en Occidente nos cegamos con una visión exótica y heroica del Japón feudal. Ello ha favorecido la popularidad de una franquicia que ha caído en ojos de Bandai Namco, principal distribuidora de juegos basados en franquicias de anime o manga, quien nos brinda junto a la desarrolladora Natsume Atari el videojuego 'The Seven Deadly Sins: Knights of Britannia' en exclusiva para PS4. Un juego ya disponible en España tanto en formato físico como en formato digital que nos llega en perfecto castellano para adaptar la historia de la primera temporada al completo.
'Knights of Britannia' se nos presenta como un juego de acción con desplazamiento tridimensional que ofrece con dos modos de juego principales. El modo Duelo se limita a ofrecernos una experiencia arcade multijugador local y online que nos permite utilizar a todos aquellos personajes que hayamos desbloqueado previamente en el modo Aventura. En total hay 23 personajes más uno adicional, que llega de serie con una actualización gratuita y que nos ofrece un muy breve adelanto de la segunda temporada del anime, una representación muy completa del elenco presente en la serie. Eso sí, este modo Duelo elimina todos los elementos extra que se van adquiriendo en el modo para un solo jugador.
Teoría y práctica, luz y sombra
El modo Aventura viene a ser el habitual modo Historia de este tipo de productos. En lugar de ofrecer un árbol de episodios con sus diferentes rutas o una sucesión de escenas diferentes para cada uno de los personajes, el equipo de Natsume Atari ha preferido dotar a 'The Seven Deadly Sins: Knights of Britannia' de un sistema de exploración que nos permite recorrer el reino de Lionel a bordo de una cerdita de color verde y enorme tamaño que carga sobre sus espaldas la taberna que sirve de base de operaciones para Leonidas, principal protagonista, y el resto de los Deadly Sins. Recorriendo estas tierras iremos dando con aldeas donde podremos ponernos al día de los rumores que hablan de las futuras misiones principales y secundarias que podemos librar. Esto es posible a través de un interesante sistema de rumores. Dentro de los combates que cada misión nos exige librar hay un contador que medirá el nivel de escándalo que creemos al medir nuestras fuerzas con el adversario y que aumenta conforme se destruye el entorno o se van combinando combos con habilidades varias. Será tras finalizar la misión cuando veamos la puntuación total adquirida. Conforme mejor lo hagamos, más rumores nos llegarán sobre la zona, pudiendo desbloquear nuevos destinos en el mapa.
Todo esto suena muy bien sobre el papel, pero sin embargo en Natsume Atari no han sabido ejecutar la idea de modo que resulte jugosa y divertida para el jugador. Además de ser un proceso lento, la tarea de desplazar al verdoso mamífero artiodáctilo carece de ayudas visuales que ayuden a orientarse durante la travesía, provocando que cada vez que se desee viajar hasta una nueva misión se produzca una pérdida de tiempo que no se ve recompensada, ya que no existe finalidad o motivación adicional para viajar. Haber tenido como alternativa un listado de zonas y lugares para poder desplazarse instantáneamente al destino deseado habría sido de gran ayuda, especialmente cuando comienzan a acumularse misiones en el escenario y toca viajar de una punta a otra del mapa para continuar la historia o bien tratar de obtener rango S en aquellos desafíos ya superados. A esto hay que añadirle una decisión incomprensible: aunque algunas misiones sean desbloqueadas estas podrán estar presentes o desaparecer temporalmente a antojo de la más absoluta arbitrariedad. ¿Qué sentido tiene esto salvo hacernos perder el tiempo?
Por desgracia este no es el único problema con el que hay que lidiar en esta aventura, ya que el propio sistema de combate falla de lleno en su ejecución, presentando una dificultad prácticamente nula y la rotura absoluta del sistema de combos y habilidades para varios personajes como Ban -que se desbloquea durante los primeros minutos de partida- o Escanor. Misiones que se suponen de gran complejidad al contar con enemigos gigantes y poderosos acaban siendo resueltas en apenas segundos con uno de estos dos personajes, basta con explotar sus habilidades de manera continuada para obtener la victoria casi de inmediato. De nada sirven los tres tipos de personajes existentes, sus particularidades ni tampoco el árbol de objetos mágicos -que permiten reforzar y personalizar las estadísticas de los héroes- si de base el juego falla estrepitosamente y no ofrece diversión. No hay atmósfera o ambientación alguna que invite al seguidor a sentir una sola pizca de emoción, algo que se ve agravado con unos escenarios de combate genéricos y a veces diminutos, pero al menos saben cumplir su función básica. Las escenas de diálogo cuentan con una falta de esmero y cuidado escandalosa, mostrando animaciones toscas y gruesas que recuerdan a los juegos de PSX y que se acentúan frente a personajes grandes como Diane. También es necesario denunciar los elementos sexistas e innecesarios del juego, sirviendo de ejemplo tanto las frecuentes ocasiones en las cuales la cámara enfoca forzosamente al trasero de Diane al finalizar las misiones o cuando bajo la excusa de un chequeo de seguridad se hace apología del acoso sexual.
Sí brillan algunos aspectos como el diseño de personajes y la estética cel-shading que baña de colorido a los personajes, en este sentido se ha hecho un trabajo notable que se ve afeado por unas animaciones toscas en los diálogos. La música, nuevamente genérica, no logra evocar la esencia de 'The Seven Deadly Sins'.
Carne de promoción
Desgraciadamente este 'The Seven Deadly Sins: Knights of Britannia' es un trago amargo que no aprovecha adecuadamente el potencial de la serie de Nakaba Suzuki y falla estrepitosamente en lo más básico de su género. Resulta imposible divertirse con una aventura cuya duración es escasa y puede ser completada en una sola tarde, sumando el hándicap de que el sistema de combate está absolutamente roto y carece de consistencia alguna. Hay muchas ideas interesantes que han buscado aportar frescura en el género de la lucha y entre los juegos basados en obras de anime, pero la pobre e ineficiente ejecución de las mismas invita a pensar que estamos ante una entrega que tan solo busca publicitar la segunda temporada de la serie de televisión. Viendo el historial de otras desarrolladoras que han trabajado para Bandai Namco estoy seguro de que Dimps habría sabido ejecutar de manera algo más eficiente este proyecto, que acaba viéndose hundido por sus importantes defectos.
Lo mejor:
- Generoso elenco de personajes con excelente porcentaje de representación.
- Diseño atractivo gracias al cel-shading.
- Interesante sistema de rumores.
Lo peor:
- Sistema de combate absolutamente roto.
- Sistema de exploración incómodo y torpe que no aporta gratificación alguna.
- Escenarios genéricos.
- Animaciones de personajes toscas y gruesas durante las escenas de diálogo.
- Duración escasa.