El 18 de Abril 2013 | 16:06
La ya algo longeva franquicia 'Sword of the Stars' siempre se ha caracacterizado por ser una suerte de juegos de argumentos muy profundos y complejos y en los que, al más puro estilo 'Galactic Civilizations' se han basado más en un sistema de estrategia espacial que otra cosa.
Pero parece ser que ahora la tónica a seguir es la de anteponer la acción trepidante a la pausa estratega
'Sword of the Stars: The Pit' tiene lugar a bordo de una nave en el espacio, pero ahí es donde las similitudes con sus antecesores acaban por asemejarse a cualquier tiempo pasado ya que, si antes ordenábamos a multitud de planetas, naves y organigramas estelares el devenir de los acontecimientos de la galaxia, ahora nuestro propósito principal es la de sobrevivir a toda costa y de la manera que nos sea posible al horror en forma de combate.
El salto de género es un cambio drástico, probablemente en un intento de atraer a un público nuevo hacia la franquicia ya que juegos de este tipo son más asimilables por el gran público en general que los típicos títulos de estrategia. Pero, aún con sus carencias, que las tiene, y con el regusto algo extraño del brusco y distinto ámbito de control y desarrollo de la aventura, el juego tiene algo que atrae, máxime si tenemos cierto interés en lo inhóspito del espacio exterior, naves llenas de extraterrestres sacados de pesadillas y momentos de adrenalina a tope huyendo de las hordas de seres de otro mundo que sin descanso nos atacarán.
En esta ocasión los desarrolladores de siempre de la IP, Kerberos productions, han dado en el clavo con el experimento ya que, el lavado de cara y la nueva disposición gustan sin duda pero, como cualquier nueva forma de adaptar tematicas conocidas a modelos más comerciales, deriva en aspectos sin pulir, bugs y algún que otro fallo de IA de los enemigos que nos hacen pensar en lo difícil que es intentar vender un producto relacionado a un género en cuestión en el que se nota muchísimo, no se tiene experiencia y se cometen fallos propios de desconocimiento del mismo. ¡Vamos a adentrarnos en este sub-mundo espacial amigos!
Jugabilidad
Los acontecimientos de esta nueva entrega nos sitúan en Arbuda IV es un planeta en el que los soldados acuden a su retiro tras servir en la tropa espacial pero, como bien se deja indicado en el video de introducción, "la paz no es su destino." Una enfermedad ha estallado misteriosa y repentinamente en el paraíso del descanso, convirtiendo a estos ex-soldados en vampiros sedientos de sangre no alienigena. No existe una cura conocida a raíz de la información mostrada y enviada por radio, sin embargo, se habla de una posible cepa sana del virus en un pozo oscuro y profundo en las montañas y allí es donde de manera irremediable nos adentraremos en un sub-mundo que más quisiéramos no haber pisado...
Con todo este panorama de tan mal presagio nos embarcamos, con una vista cenital, en una especie de juego de acción muy influenciado por el universo 'Gaunlet'.
Como todo buen Beat' em up que se precie, este título engloba los aspectos más propios de dicho género entre mezclados con las diferentes formas evolutivas en habilidades de desarrollo y menú más propias de los RPG de antaño.
Nos moveremos por inmensos escenarios con las flechas de turno y, debemos avanzar desbloqueando puertas, hackeando terminales y demás miscelánea que, continuamente aparecerán para impedirnos el paso.
Avanzamos mientras nos jugamos el pellejo por los innumerables laberintos y extensos mapeados que ofrece y las distintas y variadas hordas de enemigos que tras cualquier esquina nos asaltarán, convertirán el desarrollo en un sufrido y costoso desenlace.
La forma de acabar con estos últimos es más propia de un sistema de combate por turnos que de un propio juego de acción al uso, es decir, el ataque no se frena pero si viene precedido por ciertas pausas que se contemplan con cada movimiento nuestro y del enemigo.
Así pues, mientras seleccionamos el las distintas armas con las que hacer frente al ataque en cuestión, los avances nos permitirán cierto momento de estrategia que cuando estemos rodeados bien lo agradeceremos.
Aunque el sistema de juego es bastante entretenido y ofrece muchas posibilidades de cara la galería a la larga este 'SOTS: The Pit' poco a poco irá desembocando en un proceso de juego algo repetitivo.
Gráficos
Argumentando que hemos visto que en el juego disponemos de una vista cenital, el verdadero esfuerzo en este apartado ha sido en detallar al máximo los escenarios y pantallas que iremos descendiendo a lo largo del juego.
Lo peor del asunto es que el titánico esfuerzo y maravillosa acabado de cada una de sus pantallas lucha contra el esperpéntico diseño de personajes principales y la mayoría de los enemigos, donde apenas se han esforzado y van dejado todo con un aspecto muy infantil.
Además el aspecto super deformado con la explosión de colores que lo acompañan no hace, sino, dudar de la mezcla que intentan proponernos los chicos de Kerberos en este juego de acción tétrico y de ambiente espacial.
Sonido
Acompasando y mezclando distintas sintonías de un corte más tecno y electro que otra cosa, el planteamiento que nos propone su banda sonora recuerda mucho a las grandes joyas del Cyber-Punk.
Suele componerse de pistas muy rápidas, eléctricas y cargadas de acción que, en definitiva, casan perfectamente con el desarrollo frenético del juego y, sobretodo, con las odiosas avalanchas de enemigos que nos atacarán sin tregua.
El pequeño y limitado elenco de efectos sonoros que nuestro personaje principal irá lanzando y, los distintos gemidos y gruñidos que los alienígenas que veamos suelten, no sirven demasiado para inculcar miedo ni sumergirnos demasiado en el proceso bélico pero, en definitiva y, con más pena que gloria, cumplen su cometido.
Dificultad
Cualquier intrépido aventurero que ose introducirse en el horrible sub-mundo que depara esta aventura, disfrutará en sus propias carnes de una elevada cota de dificultad más asemejada a títulos de épocas pasadas, que a los sencillos juegos de acción de hoy día.
Dependiendo de la pantalla que estemos atravesando y, sobre todo, por la vida que nos reste y el nivel de dificultad que hayamos seleccionado, existirán momentos puntuales donde, las avalanchas de enloquecidos extraterrestres nos rodearán sin remedio haciendo imposible que salgamos vivos de la cruenta batalla.
Ahí se han pasado con la IA de los enemigos y es que, aún siendo 'SOTS: The Pit' un juego de acción muy orientado a acabar con nuestra paciencia y, la mala programación en cuanto a la diferencia de nivel de los enemigos y nuestro personaje puede hacer que pensemos seriamente en abandonar definitivamente la partida debido a ello.
Conclusión
Para un nostálgico como un servidor, en el momento que cae mis manos un título ambientado en un género ya olvidado de la vieja escuela, supone un esfuerzo titánico ser imparcial y no inflar la nota demasiado, pero, en el caso de este nuevo episodio de la franquicia por excelencia de Kerberos, sus carencias llaman más a dejarle una nota real y nada pretenciosa, aunque tire de nostalgia para gustar a los jugadores de siempre.
'SOTS: The Pit' es una vuelta de tuerca a lo que siempre estuvimos acostumbrados y, a decir verdad, no le sienta nada bien dicho cambio. Y es que intentar reemplazar juegos de estrategia por uno de acción trepidante no siempre da buen resultado y este, es un ejemplo claro de ello.
Lo interesante es que las horas de diversión y dificultad que tendremos son bastantes, tantas como para parar un tren y, por los poco menos de 10 euros que cuesta hacerse con una copia, cualquiera que disfrute de disparos, enemigos a mansalva y estaciones espaciales, debería echarle un ojo aunque sólo sea por mera curiosidad.
Lo mejor:
Su jugabilidad es un punto alto a su favor, eléctrica y entretenida.
Hay una cantidad de armas, enemigos y objetos muy alto.
El argumento es bastante bueno y bien redactado.
Lo peor:
No ha salido en nuestro idioma y, como siempre, esto resta.
Seguramente al cabo de unos cuantos pisos el jugador se canse por lo repetitivo.
A veces hay demasiados enemigos en pantalla como para salir victorioso.