El 8 de Julio 2012 | 22:15
Chico salva a chica porque un malvado la rapta. Este guión, repetido hasta la saciedad en todo tipo de soportes audiovisuales, es el punto de partida de 'Super Meat Boy'. Más de uno seguro que puede pensar "esto ya me lo conozco y paso de él", pero si finalmente sigue esta premisa se perderá uno de los plataformas más originales que existe actualmente (gracias, sobre todo, a su dificultad y complejidad).
Comerse la cabeza
Como ya se ha recalcado, la principal característica de 'Super Meat Boy' es su elevada curva de dificultad, que está presente desde el primer nivel prácticamente. El juego es desesperante y frustrante en todos sus puntos, pero es que ésta es su principal baza: se puede dejar la aventura en cuanto salga un objetivo complicado; o la otra posibilidad es que se continúe, convirtiéndose en un auténtico reto.
Para poder llegar hasta el final hay que superar innumerables fases que están aglutinadas en torno a seis mundos. Al finalizar cada estancia está presente la novia de "Meat Boy", pero en el momento que se llega hasta ese punto aparece el Dr. Fetus, el némesis de la obra, para volverla a raptar. Así una y otra vez. ¿Solución? Comerte la cabeza intentado resolver la infinidad de puzles que irán surgiendo hasta que puedas hacerte con ella de una vez por todas.
No obstante, hace falta valor y mucha tesitura para obtener su rescate. El personaje principal puede realizar una serie de acciones, como dar saltos altos, trepar por las paredes o impulsarse entre ellas. Al comienzo las fases son enrevesadas, aunque se pueden superar con cierta paciencia. Sin embargo, las localizaciones medias y finales son un verdadero quebradero de mente, con sierras, trampas y vacíos por donde se cae una y otra vez (por no hablar del "mundo oscuro", una versión especial del título que es todavía más complicado).
Por cierto, seis mundos. ¿A qué suena parecido? Sí, al gran 'Mario Bros'. El juego es un auténtico alarde de reminiscencias a productos pasados, empezando por las iniciales de su nombre ('Super Meat Boy'/'Super Mario Bros'). A medida que se vayan recorriendo los mundos, los más observadores seguro que se percatan de los "huevos de pascua" que el Team Meat ha ido dejando durante su desarrollo, como que un universo se llame 'Rapture' (de 'Bioshock') o las introducciones de cada uno de éstos ('Street Fighter II' o 'Castlevania' son sólo dos de las muchas que hay).
En cuanto al apartado gráfico, todo está plasmado en unas más que correctas dos dimensiones, es decir, sin grandes ornamentos y florituras. El estilo tiene toque caricaturesco, más cercano al ámbito infantil que al adulto (hecho que no es así, como bien se ha podido deducir leyendo los párrafos anteriores). Eso sí, no se puede considerar que sea cel-shading, técnica que tampoco echa de menos ya que es atractivo visualmente, con niveles muy heterogéneos y bien detallados.
Y todo lo anterior en cuanto a su puesta en escena, pero a nivel auditivo es también una maravilla. Danny Baranowsky es el encargado de que todo vaya al ritmo que la "narrativa" exija, con partituras rápidas o lentas cuando el salto de turno lo requiera. Además, el toque retro sigue haciendo acto de presencia con melodías muy similares a juegos clásicos, aunque remozadas para la ocasión sin que lleguen a ser un auténtico calco.
'Super Meat Boy' es un grandísimo plataformas que ofrece horas de diversión (a lo ya comentado hay que sumarle más personajes seleccionables o niveles desbloqueables). Su ardua jugabilidad es su punto fuerte, aunque también el débil (puede echar para atrás). Sin embargo, es una buena oportunidad para poner a prueba tus reflejos… y tu paciencia.
Lo mejor:
Variedad en todas sus aristas gracias a la complejidad que ofrece. Visualmente agradable y con tono juguetón.
Lo peor:
Que resulte muy difícil. Puede ser repetitivo si se juegan muchos niveles continuamente.