Estableciendo ya toda una saga dentro del tímido género de los simuladores de francotiradores, Rebellion lanza su tercera entrega de 'Sniper Elite', donde nos llevan al frente africano de la mano de Karl Fairburne, experto francotirador que trabajará con los aliados para descubrir la nueva superarma de los Nazis y acabar con ella antes de que el Eje se haga con la victoria y domine el mundo.
Es una premisa que no sorprende, ya que viene siendo la de las anteriores entregas. En 'Sniper Elite III' solo tenemos este cambio de escenario hacia lugares más arenosos, que todo hay que decirlo, suponen un cambio muy agradable en lo visual, aunque ninguna mejora en lo jugable.
Algo mejor pertrechados
Este título propone algunos cambios mediante la adición de armas y utensilios nuevos para cumplir las misiones de formas variadas e imaginativas. Ahora, por ejemplo, podemos prender fuego a una pequeña bola de matojos que tras unos segundos podrá detonar un explosivo que hayamos colocado cerca. Esto añade así la posibilidad de colocar bombas sin tener que delatarnos mediante un disparo para detonarlas, como venía siendo necesario en anteriores entregas. También cambia la tónica de la salud, con una barra permanente que no se rellena y para la que tenemos vendas que suben un solo tramo de la barra o botiquines que la restauran por completo. Pero en realidad, aparte de eso, el resto de objetos apenas cambia. Tenemos minas antitanque, antipersona, bombas trampa y la fiel piedra, que sin duda es el objeto más utilizado en toda la partida.
Con estas herramientas, además de rifle de francotirador, arma secundaria y pistola, nos lanzamos a la aventura en unos mapas que aumentan considerablemente de tamaño, así como la libertad de movimiento que otorgan al jugador, permitiendo cumplir los diversos objetivos a nuestro ritmo y en el orden que mejor nos convenga. Decimos diversos objetivos porque en todas las misiones habrá no solo un objetivo que cumplir, que de por sí puede subdividirse, sino que nos darán otras tareas secundarias e incluso algunas que surgirán en momentos concretos de cada escenario, dando interesantes giros a la acción, o cambiando nuestros planes por completo.
Con todo este ajetreo de ir para un lado y otro del mapa, cumpliendo tareas y matando enemigos, conseguimos valiosos puntos de experiencia, que cada vez que nos permiten subir de nivel nos otorgan automáticamente una nueva mejora para nuestro equipo. Estas mejoras van desde armas nuevas, hasta tipos especiales de munición, pasando por partes especiales para personalizar nuestro rifle de francotirador.
La herramienta de un maestro
Y es que, ¿qué sería un francotirador sin su fiel rifle? Pues nada. Por eso nuestra arma favorita puede mejorar sus estadísticas con piezas como la culata, la empuñadura, la mira y el gatillo. Con lo que el arma podrá por ejemplo ganar estabilidad, alcance o daño entre otras cosas.
Otro elemento que vuelve son los binoculares, que nos servirán para divisar mejor todo el escenario, planear estrategias, aprender las rutas de las patrullas desde la seguridad de la lejanía e incluso marcar enemigos para poder tenerlos siempre a la vista sin importar donde se metan.
Pero a la hora de juzgar la jugabilidad del título, la verdad es que la calidad decae más de lo que nos gustaría. El planteamiento de los mapas, y de la ubicación de patrullas, edificios y elementos de cobertura genéricos, en muchas ocasiones nos invita, o casi nos obliga a utilizar el sigilo cuerpo a cuerpo o en distancias muy cortas, y dejar de lado lo que debería ser el pilar del juego, el rifle. Ya sea con ejecuciones cuerpo a cuerpo o con la pistola con silenciador, cuya puntería es lo peor que se ha visto en toda la historia armamentística, podemos limpiar literalmente el mapa de enemigos y cumplir la misión con más tranquilidad.
A esto ayuda, de hecho, una inteligencia artificial lamentable, con enemigos que o no nos ven a cuatro metros, o nos ven detrás de coberturas de dos metros de alto. Y por si fuera poco, muchas veces los cadáveres de sus compañeros asesinados y tirados en medio de una explanada no les hace sospechar lo más mínimo. Algo que lejos de ser triste, nos facilita el trabajo, pero por una vía que sin duda le hace perder puntos al juego.
Mecánicas de tirador mejoradas
También es cierto que si optamos por buscar una posición elevada y hacer uso del rifle de largo alcance, el juego también nos permite cierta soltura de acción, gracias a su sistema implantado, por el cual, el primer disparo alerta al enemigo pero no le da una posición donde buscar y tras el segundo nos indican un área de 50 metros dentro del cual estamos en peligro de ser avistados. Una vez salimos de esa zona pasa la tempestad y nos premian con un rótulo de fantasma, indicando que hemos sido capaces de matar y desaparecer, y que ahora podemos volver a repetir la acción. Es una forma, de hecho, bastante realista ya que la clave de todo francotirador es disparar, cambiar de posición y repetir. Ambas opciones, tanto esta como la del sigilo en corta distancia pueden, no obstante, torcerse en cualquier momento por culpa de unos enemigos con inteligencias erráticas e impredecibles, no por lo realista, sino por lo mal diseñadas.
Al margen de posibles lacras que el juego incluya, en general resulta bastante divertido, ya sea tirando por una vertiente jugable u otra, y se agradece la posibilidad del cooperativo, a pesar de que no esté fomentado en modo alguno. Pero con todo, la campaña es ciertamente breve, más de lo que nos gustaría. En total 8 episodios que dependiendo de la dificultad pueden extenderse más o menos, pero que para todos aquello que no les gusta dejarse nada sin completar, puede llegar a sumar un total de horas más que respetable, si además optan por una dificultad más realista que otra cosa. Para esto ayudará el juego con la posibilidad de cambiar algunos parámetros como el efecto de la gravedad y el viento en la bala, la inteligencia del enemigo o la ayuda visual en el punto de mira.
La oferta jugable no acaba aquí. También contamos con hasta cinco modos multijugador competitivos que, si bien no son nada novedoso, siempre aumentan las horas de entretenimiento e incluso sirven como entrenamiento para un reto más elevado en la campaña. Así contamos con Duelo a muerte y su versión por equipos, que nos ubica en un escenario y simplemente gana el que sume más muertes. Por otro lado el Rey de la distancia y su variante por equipos también, donde lo que prima es matar al enemigo desde la mayor distancia posible. Por último tenemos el modo No cruces, que es el único en el que nos impiden acercarnos al enemigo, lo que sin duda fomenta la parte de francotirador, más que el resto.
Apartado tecnológico
Pasando al apartado gráfico el juego no ha sufrido cambios muy notables desde 'Sniper Elite V2'. No es un suspenso ni mucho menos, ya que cuenta con texturas bastante respetables y unos escenarios bastante trabajados en lo estético. Pero no hace acopio de las tecnologías reinantes ahora, es decir, no nos da un apartado visual que impacte. Lo que si nos agrada es la cámara de muerte, que vuelve una vez más. En esta ocasión, el nivel de detalle de los órganos, los huesos y los músculos es mucho más realista, logrando disparos verdaderamente aterradores.
En lo sonoro el juego cuenta con unos temas sacados casi en su totalidad de entregas anteriores, con alguna que otra modificación. No tiene realmente mucha presencia en el juego, y por lo general solo llegamos a ser consciente de ello en los menús y en los momentos de más tensión de las misiones.
Conclusiones
Recapitulando 'Sniper Elite III' no es el mejor título de la saga, le queda mucho para serlo. Tiene gran cantidad de errores de programación y muchos problemas jugables que decepcionan, enfadan y desesperan. No propone prácticamente nada nuevo, aunque mantiene las claves básicas del género. Su tecnología no ha mejorado mucho, pero tampoco es un paso atrás. A pesar de todo ello, los amantes del género encontrarán aquí unas buenas horas que pasar entretenidos y donde podrán poner a prueba su pericia.