'Silent Hill: Book of Memories', el terror ya no existe

Ya nada es lo que era. Hubo un tiempo donde los survival-horror daban realmente miedo, y la supervivencia más natural se mezclaba con las gotas de terror propias que toda exploración de lo desconocido lleva intrínseca. Eran tiempos diferentes, donde primaba, por encima de todo, el concepto original, la idea base para hacer un videojuego. Han pasado casi dos décadas desde este paradigma anterior, y ahora la clave es desarrollar videojuegos que pide el público mayoritario, no lo que el creador tiene en mente.

'Silent Hill' es una de esas sagas que se inserta perfectamente en la descripción anterior. Y en todo. Prueba de ello es su último producto, 'Silent Hill: Book of Memories', un videojuego que abandona el arquetipo estándar de toda la franquicia para centrarse en la acción pura y dura. ¡Ay, señor!

Pasillos

Konami está siguiendo la tónica de muchas compañías de videojuegos actuales, es decir, la de prostituir sus productos estrellas hasta límites insospechados. Se ha visto con Capcom y sus derivados de 'Resident Evil', o con Square Enix y los innumerables 'Final Fantasy XIII' que ha habido. Y ahora Konami hace lo propio con 'Silent Hill'. La gracia del asunto es que, al igual que en los casos anteriormente citados, el producto no es malo, simplemente no es lo que uno se esperaba.

Si un cliente va al mismo restaurante desde hace años, y pide siempre un solomillo al whisky de primer plato, conoce perfectamente la textura y el aroma de éste. De buenas a primeras, el chef mete una variante y el sabor del plato cambia. Sigue estando bueno, la carne es del mismo proveedor y quien lo cocina es la misma persona, pero el sabor ha cambiado. Me lo como, pero antes me gustaba más. Esto, grosso modo, es lo que le ocurre a este 'Silent Hill: Book of Memories'.

'Silent Hill: Book of Memories' está más cerca de un 'Diablo 3' que de un antecesor suyo. Parece increíble, pero así es. La jugabilidad está enmarcada en las ya conocidas mazmorras, presentes en juegos como el de Blizzard. De esta manera, el usuario tiene como misión el ir llegando a diferentes salas, así hasta encontrar las piezas que necesita para completar el nivel correspondiente.

Precisamente aquí radica el punto más negativo y principal de la obra: es repetitivo hasta la saciedad y llega a aburrir incluso a los más pacientes. Cuando uno va por la quinta misión y ve que la jugabilidad sigue siendo idéntica a la de la primera misión, se pregunta seriamente si no es mejor dejarlo y dedicarse a otros quehaceres. Además, carece de un argumento de peso; hasta el punto de plantearse si realmente tiene.

Los objetivos siempre siguen los mismos derroteros y no tienen ninguna variante a resaltar. Además, lo que aparece en las diferentes fases tampoco invita a la heterogeneidad visual. Todo está cortado por el mismo patrón, con escenarios repetidos (o con nimios cambios) y poca profundidad en cuanto a la función meramente jugable.

Lo único que sí hay (y para dar y regalar) es variedad de enemigos. Aparecen los más entrañables de las entregas anteriores, desde los bichos voladores hasta las sexys enfermeras con escotes de pico. Todos pueden ser abatidos con las armas que el jugador recogerá por el escenario o bien comprará a un vendedor ambulante que está en cada escenario.

El planteamiento es tedioso y es un lastre, de eso no hay duda, pero puede hacerse un poco más ameno si se recurre al multijugador. Aquí el usuario puede disfrutar de las partidas junto a tres compañeros más, lo que da cierta "vidilla" a la aventura en sí. Además, el grado de interactividad es alto, por lo que es necesaria la cooperación para superar las estancias.

Poco que añadir en cuanto al apartado gráfico y sonoro. El primero no destaca, simplemente cumple con su cometido sin alardes de ningún tipo. En cuanto al segundo, los efectos sonoros no están del todo descuidados, pero sí lo está el doblaje que le acompaña: horroroso, mal sincronizado y más propio de un trabajo amateur que de uno profesional.

'Silent Hill: Book of Memories' es un proyecto correcto, sin adornos. No es un 'Silent Hill' clásico, y como juego de acción pasillera engancha al comienzo, pero su planteamiento termina produciendo somnolencia. Es un título para adquirir cuando esté a precio de saldo en las tiendas. O sea, dentro de poco.