COLONIZADORES

'Sid Meier's Civilization: Beyond Earth', un paso lógico para la popular saga de estrategia de Firaxis

Firaxis vuelve a la carga con su potente saga 'Civilization' que en esta ocasión nos lleva a otros planetas con una base idéntica a la de la quinta entrega.

Por Sergio Castaño 5 de Noviembre 2014 | 17:44

Una vez más nos enfrentamos a Firaxis y su ya histórica saga de estrategia por turnos 'Civilization', que en esta ocasión, con 'Sid Meier's Civilization: Beyond Earth', va un paso más allá de la clásica historia de las civilizaciones terrestres para salir al espacio y colonizar nuevos mundos. De este modo, todo lo que nos espera es completamente nuevo, no hay libros de historia que contemplen las facciones o las ciudades que veremos en esta aventura.

A priori esto implica novedad absoluta, pero solo en la teoría. Lo cierto es que es estudio ha tirado por la vía fácil y ha tomado la estructura básica de 'Civilization V' para darle un toque de ciencia ficción, con unos menús retocados en forma y color, y por supuesto unidades y edificios completamente nuevos. Pero debajo de los nuevos colores y texturas, encontramos un clon de esa última entrega, por lo que los cambios son limitados, aunque suficientes para algo más que un aprobado.

Bienvenidos al Nuevo Mundo

La premisa del juego es bien sencilla. La Tierra está en un estado poco agraciado y el ser humano ha empezado a tomarse en serio lo de ir a otros mundos para aligerar la carga a nuestro hogar. Así, cientos de naves de todo el mundo se adentran en la profundidad de la galaxia en busca de un nuevo lugar al que poder llamar suyo. De esta forma, cuando comenzamos una partida el juego nos lleva por una serie de simpáticos menús que sin duda nos hacen sentir totalmente arropados por la temática y el estilo de esta nueva entrega.

Comenzaremos por escoger un mecenas, que no es otra cosa que la facción con la que jugaremos. La verdad es que el número no es muy elevado. Contamos con ocho opciones, sacadas de coaliciones imaginarias de países, como pueden ser la Federación Eslava o Franco-Iberia, por ilustrar con un par de ejemplos. Estos mecenas cuentan con un bonus racial que va desde un aumento en los alimentos y la salud hasta mayor capacidad de trabajo para construir maravillas, pasando por fuerzas de combate con mayor capacidad ofensiva.

Entonces nos toca decidir el tipo de colonizadores, que de forma mucho mas autoexplicativa deriva entre científicos, aristócratas ingenieros y demás. Cada uno con un bonus a uno de los elementos necesarios para prosperar en el juego. Después elegimos la nave espacial que nos lleva, que puede contar con beneficios como revelar en el mapa los nidos alienígenas, dibujar las costas en el mapa o una zona de aterrizaje más amplio entre otras opciones. Por último nos queda decir qué cargamento lleva la nave, lo que nos dará un tipo de unidad o edificio con el que empezaremos la partida. Tras esto solo quedan las opciones de mapa, que como siempre varían según el tipo de estructura geográfica, pudiendo cambiar también el clima o la densidad de vegetación.

Una vez hecho esto comienza la partida, y como decíamos, es muy similar a lo visto en 'Civilization V'. En esta ocasión, obviamente, no contamos con unos colonizadores que buscan un lugar para asentarse, sino que tendremos unas pocas cuadrículas para decidir dónde se establece la nave que fundará nuestra capital. La cual, curiosamente, tiene en su fuselaje escritas las letras FRXS, que claramente hacen referencia al estudio Firaxis.

Explotar recursos es la clave

Hecho esto, el juego cuenta con una serie de recursos que no han cambiado mucho. En lugar de oro tendremos energía, pero su funcionamiento es el mismo. Es acumulativa y se utiliza para comprar edificios o unidades sin necesidad de esperar para producirlos. Pero la ciencia y el trabajo permanecen inalterados. La felicidad ha sido cambiada por salud, pero también tiene el mismo mecanismo que en anteriores juegos. Si nuestras ciudades crecen demasiado o asaltamos asentamientos enemigos perderemos salud, pudiendo mejorarla con tecnologías o edificios destinados a tal efecto.

La cultura en este juego se cambia por la virtud, que se centra solo en cuatro columnas divididas en varias filas. Las columnas son Poder, Prosperidad, Conocimiento e Industria, que se centran respectivamente en temática militar, salud y alimentos, ciencia y trabajo. A medida que vamos desbloqueando cierta cantidad de puntos por filas o por columnas desbloqueamos mejoras adicionales. Pero a pesar de cambiar el nombre, mantiene la mecánica de cultura, que dicta la velocidad a la que crecen las fronteras y disminuye en ganancia por turno cuanto más crecemos.

Los recursos que encontramos en el mapa podrían merecer una sección aparte, pero lo cierto es que son las mismas cosas con nombres diferentes. En lugar de encontrar algodón, especias o perlas, tenemos cosas como fruta, resilina o basalto. Los recursos de lujo, necesarios para edificios y unidades especiales sufren el mismo destino. Cambiamos el uranio y el hierro por firaxita y xenomasa, por poner algunos ejemplos.

Es cierto, no obstante, que el árbol tecnológico es completamente diferente. Aparte de lo obvio, que implica que no empezamos en la prehistoria sino que ya contamos con una tecnología abrumadora, la disposición de las opciones está en forma de ramas y hojas. Cada rama es un factor principal que hay que desbloquear para luego investigar, solo si queremos, sus diversas hojas, que pueden esconder nuevas unidades o puntos necesarios para mejorar las tropas.

¿Ser fieles a la humanidad o cambiar nuestra identidad?

Y de esto queremos hablaros ahora. Uno de los puntos más novedosos y llamativos del juego es el de progresión militar. Aquí, en lugar de cambiar el aspecto de las tropas cuando pasamos de una época histórica a otra, conseguimos puntos de algo que se llama Armonía, Pureza y Supremacía. Estas tres variantes vienen a ilustrar las tres vías principales de evolución del ser humano en un entorno alienígena. Armonía se centra en utilizar lo que el planeta nos da para desarrollar tecnologías que armonicen, como bien dice su nombre, con el entorno y sus características. La Pureza se basa en darle al ser humano un tono inalterado, utilizar la tecnología para un avance lógico pero que no se desvíe de lo que significa ser humano. Por último la Supremacía se vale de la tecnología para crear unidades robóticas y muy avanzadas, en aras de una mejora militar y social. Estos puntos se desbloquean mediante investigación tecnológica y en ocasiones nos permite, no solo mejorar a nuestras tropas sino también construir ciertos edificios especiales. Lo bueno de esto es que no son restrictivas, sino que podemos acumular puntos de las tres ramas y cubrir todos los frentes evolutivos.

Por otra parte el sistema de comercio se ve mejorado en esta sección. Construiremos convoyes o barcos comerciales y nos saldrán desglosadas las diferentes rutas disponibles, ya sea con nuestras propias ciudades o las de otras facciones. Aquí veremos además que las ciudades estado han sido cambiadas por corporaciones, que tienen el mismo efecto, al comerciar con ellas ganamos ciertos recursos adicionales.

El apartado del espionaje vuelve a hacer acto de presencia, pudiendo colarnos en las civilizaciones rivales y robarles ciencia, energía, tecnologías, unidades e incluso hacer que los gusanos gigantes ataquen sus ciudades.

Un planeta muy vivo...y peligroso

Y es que en este juego uno de los factores más interesantes es el del cambio de los bárbaros por la vida alienígena autóctona. En lugar de campamentos tienen nidos, y de hecho, estas criaturas se reproducen mucho más rápido, por lo que habrá que estar preparados si queremos eliminarlos ya que infestan casi literalmente el mapa. Lo bueno es que si los dejamos en paz, en la mayoría de ocasiones ellos harán lo mismo. Lo que a principio del juego es una opción altamente recomendable.

Estas criaturas tienen un poderoso aliado de su parte, y es que no debemos olvidar que nos encontramos en su planeta. Y este está cubierto, en gran parte de sus casillas, por unas nubes verdes llamadas miasma, que curan a los aliens y dañan a nuestras unidades. Al principio esto será un fastidio absoluto, pro podemos investigar formas de repeler este miasma o incluso hacer que nuestra facción sea inmune a ella, pudiendo hasta ser capaces de curarnos o aumentar nuestro daño si nos encontramos dentro de ella.

Los aliens tienen una serie de unidades normales, que quedan eclipsadas por otras de mucho mayor poderío como son los gusanos de tierra, dragones marinos o incluso el temible Kraken. Si optamos por la vía armónica seremos capaces de construir unidades militares de proporciones épicas basadas en la vida de estos planetas.

Controla el cielo para obtener importantes ventajas

Pero el juego conlleva algunas novedades más. Por ejemplo, hay que tener en cuenta que ya estamos avanzados tecnológicamente, y los satélites son algo común. Por eso el mapa cuenta con un modo de visión orbital, en el que se sitúan toda clase de unidades destinadas a recoger energía, dar bonus a los soldados o repeler las nubes de miasma. Podemos incluso construir poderosas plataformas de ataque orbital que lanzan muerte contra los enemigos situados bajo ellas.

Por último, encontramos el sistema de exploración muy interesante. Es cierto que su sistema es solo una versión remodelada de la de la entrega anterior, pero ese toque nuevo le sienta muy bien. Nuestro explorador puede encontrar satélites estrellados, cápsulas perdidas e incluso ruinas de civilizaciones desconocidas. Esta unidad podrá hacer excavaciones, que tendrá en un número limitado y deberá ser recargado volviendo a la ciudad. Al terminar las prospecciones conseguiremos puntos extra de algún recurso como la virtud o la energía, y en muchos casos servirá como objetivo para las misiones. Que son, de hecho, uno de los factores más enriquecidos en este juego. Encontramos numerosas misiones en el juego, que nos animan a acabar con cierto tipo o cantidad e alienígenas, encontrar rastros de otras civilizaciones o simplemente construir determinado tipo de edificio.

El juego presenta algunos pequeños fallos, que ya conocemos de la entrega anterior, como por ejemplo que los trabajadores nos piden que seleccionemos una mejora de casilla cuando ya le teníamos haciendo una, y al seleccionar de nuevo la opción, descubrimos que en realidad ya había terminado, pero nos había dicho que estaba libre antes de tiempo. También con esta unidad vemos que a veces no es capaz de establecer rutas de carretera entre centros urbanos, pero no por imposibilidad física, como puede pasar, sino porque sencillamente ha decidido dejar de hacerlo. Pero salvo cosas muy pequeñas como estas, el juego funciona de maravilla.

Apartado tecnológico

En lo técnico el juego luce con un aspecto maravilloso. El juego de colores nuevos, la fauna y la flora y los accidentes geográficos así como los efectos climáticos le dan al juego un toque muy vivo, además de unas unidades muy bien detalladas, con gran calidad y unas animaciones de ataque que merece la pena no omitir, aunque el juego nos da la opción de hacerlo.

La música, como no podía ser de otra forma, acompaña a la perfección con unos temas que se hacen muy agradables por muchas horas de partida que llevemos. Y las voces que encontramos en el juego están cada una en el idioma que corresponde al origen de la unión de países que ha dado lugar a cada uno de los mecenas o facciones disponibles.

Conclusiones

Para concluir este análisis no podemos dejar de subrayar que el juego innova muy poco desde 'Civilization V', lo cual puede ser bueno o malo depende de la opinión que nos merece aquel juego. Pero en caso de gustarnos y querer darle una oportunidad, las pocas cosas que cambia lo hacen con mucha gracia, y descubriremos que son esas pequeñas diferencias las que lo hacen único y le confieren un carácter muy entretenido y una atmósfera de ciencia ficción maravillosa.

Es un paso lógico saltar de las civilizaciones históricas de la Tierra a las corporaciones futuristas en otros planetas. No tenía por qué ser ahora, aunque también podía haber sido antes. Pero en cualquier caso creemos que es una opción estética que debía estar presente en la saga y que los amantes de la estética futurista y los que disfrutan de la estrategia por turnos van a degustar con mucha alegría. Sin duda una adquisición del todo recomendable.