Lo primero que se nota cuando entras en los menús y el juego de 'Sengoku' es que es un título de estrategia de Paradox. El mapa, los botones y la interfaz son relativamente intuitivos para todo aquel que haya jugado alguna vez a alguno de estos juegos en los que se especializa la empresa sueca. La mayor diferencia es que nos centramos en Japón y en llegar a lo más alto para ser proclamados Shogun.
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Sin embargo, aunque pueda parecer que restringir el mapa a Japón pueda ser una limitación para el juego, no es así, hay más de 50 dinastías con las que jugar y varios tipos de maneras de jugar, desde empezar como un gran líder a ser el vasallo de uno e ir escalando poco a poco. El objetivo final es controlar más del 50% de Japón durante 36 meses, una tarea bastante difícil ya que el clan más fuerte al comienzo de la partida tiene simplemente el 12%.
Dinastías
Como os explicamos en el avance, para lograr este objetivo tienes que tirar tanto de fuerza bruta como de lengua afilada, aunque al final siempre hablen las espadas. Controlas una facción cuyo cabecilla puede ser líder o vasallo de otro personaje que a su vez puede tener varios vasallos. Tu objetivo es ampliar sus dominios a la vez que te aseguras de que su sucesión está a salvo ya que si por alguna razón muere sin heredero se acabará tu partida.
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Siempre puedes escoger como heredero a una persona que no pertenezca a tu linaje, pero lleva cuidado ya que la mayoría de tus vasallos no lo verá con buenos ojos y corres el riesgo de tener una revuelta dentro de tus propios dominios. Otro problema que puedes tener es que a pesar de tener la sucesión clara y segura, el personaje en cuestión sea un cateto de cuidado y acabe siendo muy malo para tus intereses.
Cada personaje tiene sus rasgos, muchos aleatorios y otros que ganan mediante eventos que te permitirán escoger entre ganar honor, dinero o nuevos rasgos. Pueden ser positivos, negativos o un poco de cada, de tal forma que pueden mejorar su nivel de diplomacia pero bajarle el de intriga. Además puedes buscar dos consortes que deberás escoger cuidadosamente ya que pueden llevarte a heredar otro clan sin mover un sólo dedo.
Diplomacia
La diplomacia en este juego es probablemente uno de los puntos más flojos y es que en comparación con otros títulos de Paradox no tiene prácticamente ninguna opción a parte de la de intentar hacer un complot contra otro clan para lo que tienes que tener cierta dosis de suerte ya que en mi caso no he conseguido hacerlo después de varios intentos.
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La otra acción diplomática es el intercambio de personas, que permite que envíes a un miembro de tu corte a la de otro clan y recibir un miembro de ellos en tu corte. Esto te da una especie de pacto de no agresión por un tiempo tras el cual ambos volverán a sus clanes de origen. Como siempre, puedes enviar dinero a los demás para mejorar tu relación con ellos o con el propio emperador.
Economía y gestión
Otro fallo de este juego es que hay muy poca profundidad en cuanto a la gestión de tu "imperio". Los recursos se limitan a honor y dinero, el primero es necesario para poder declarar la guerra y hacer acciones poco elegantes, el segundo es necesario para el mantenimiento de tus tropas, comprar el cariño de los demás y quedar bien ante el emperador.
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El honor se gana poco a poco sin hacer nada, y más rápido mediante pagos al emperador o eventos. Si en algún momento tu honor cae muy bajo te pueden obligar a hacer seppuku, es decir suicidarte para recuperar algo de honor para la familia. El honor alto también ayudará a que tus vasallos tengan más reparos a la hora de atacarte.
El dinero lo consigues con los edificios económicos, y mediante eventos. Aunque en tiempos de paz no tendrás problemas económicos, antes de las guerras tendrás que preparar una buena reserva de efectivo, sobre todo cuando tengas muchos territorios bajo tu control.
Consejeros y Edificios
Cada Clan tiene acceso a tres consejeros: un maestro de ceremonias, un maestro de armas y un maestro de la guardia. El primero te permite mejorar las relaciones con otro personaje, construir edificios económicos o recolectar impuestos, esta última opción provocará malestar en la provincia en cuestión.
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El maestro de armas construye los edificios militares, recluta ejércitos profesionales o te ayuda a bajar el nivel de revuelta de los campesinos de una provincia. Por último el maestro de la guardia puede ser usado para bajar las relaciones entre dos personajes enemigos, reclutar ninjas o construir cofradías. Los ninjas sirven para realizar misiones de dudosa reputación, mientras que las cofradías te darán ventajas únicas.
Los edificios no cuestan dinero, salvo las cofradías, y reducen los impuestos que recibas de la provincia en cuestión mientras estén en construcción. Además no puedes construir más de un edificio a la vez por provincia. Las cofradías no requerirán que nadie esté pendiente, salvo a la hora de abrir el hueco, pero costarán bastante dinero.
Combate
'Sengoku' no se caracteriza por un sistema de combate muy complicado. Los ejércitos se componen de infantería, caballería y, una vez que lleguen los europeos, unidades de pólvora. Tu líder puede tener una guardia de honor y cada provincia tiene una leva que dependerá del nivel del castillo.
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Cuando quieras puedes reclutar la leva de tus provincias y de las de tus vasallos y enviarlas a luchar. La batalla es muy sencilla, e influirán el nivel militar del general, el terreno, la defensa y en menor medida la suerte. Una vez que uno de tus ejércitos se sitúe sobre una provincia enemiga procederá a asediarla, si es muy grande podrás pensar en asediarla, si no tendrás que esperar a que la guarnición se rinda.
Un problema de este juego es que la IA se escapa con su ejército por todo Japón por lo que puedes verte persiguiendo un ejército pequeño por todas partes hasta conseguir alcanzarlo. Puede llegar a ser bastante tedioso ya que un ejército derrotado puede llegar a reforzarse y suponerte un gran problema.
Multijugador y otros detalles
Una de las cosas que más gratamente me ha sorprendido es la estabilidad del juego en el modo multijugador. Acostumbrado a casi todos los juegos de Paradox en los que es prácticamente imposible jugar con gente hasta la salida del primer parche, 'Sengoku' ha demostrado aguantar muy bien el envite. Quizás le hace falta más claridad a la hora de mostrar qué Clan han escogido los demás jugadores en la pantalla de lanzamiento.
Por otro lado la religión juega un papel testimonial en este juego, diferenciada simplemente por distintos bonus y beneficios menores. También se echan en falta pantallas de eventos y un árbol tecnológico que te permita tomar la delantera respecto a aquellos clanes que gasten toda su energía en batallar unos contra otros.
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En definitiva, 'Sengoku' ofrece una experiencia interesante para jugadores veteranos en este tipo de juegos, aunque parece mucho más simple que el resto de juegos de Paradox. De todas formas tendremos que esperar a los sucesivos parches o expansiones que, como nos tienen acostumbrados, pueden llegar a cambiar el juego por completo.