Abbey Games entrega en formato digital un interesante juego indie con características de estrategia y puzles con facultades divinas. A través de cuatro titanes podremos moldear un planeta en principio baldío y dar lugar a diferentes civilizaciones que se desarrollarán a medida que les demos las materias primas naturales que nuestros poderes nos permiten.
Esta es la propuesta de 'Reus', que con una interfaz sencilla, que no simple, y la posibilidad de mezclar diferentes poderes y efectos en cada porción de terreno, permite dar lugar a la vida en sus diferentes formas a medida que pasan las eras.
Comenzamos, como hemos dicho, con un planeta muerto, en el que tras mucho tiempo despiertan los cuatro dioses de la naturaleza. Estos pueden generar toda clase de efectos que afectan a la geología, la flora y la fauna. Por un lado tenemos al gigante de roca, que levanta montañas y crea yacimientos de minerales. Por otra parte contamos con el gigante de agua, un curioso cangrejo que crea océanos y da vida a animales domésticos que proporcionan buenas cantidades de comida. Después encontramos al gigante del bosque, que con una fuente de agua cercana levanta extensas arboledas y hace crecer plantas frutales de diversos tipos. Por último está el gigante de la ciénaga, que genera hierbas y animales salvajes, así como todo un ecosistema pantanoso.
Los recursos se dividen en comida, riqueza y tecnología. Cada porción de la superficie del planeta se puede ocupar por uno de los elementos que invocan los gigantes. Ya sea una planta, un árbol, animales o un yacimiento mineral. Mediante este sencillo mecanismo vamos dotando al planeta de toda clase de recursos que los poblados puede aprovechar, siempre que se encuentren dentro de sus fronteras.
Tu misión es darle al pueblo lo que pide
El verdadero reto de este juego consiste en satisfacer las necesidades de cada pueblo para desarrollar lo que conoceremos como Proyectos. Se trata de una serie de propuestas de edificios importantes, grandes logros para la civilización que conllevan una serie de requisitos importantes en cuanto a las materias primas mencionadas. Para alcanzar la cantidad requerida de estos elementos en cada proyecto tendremos que ir mezclando diferentes efectos en las porciones de tierra. Y es que, cada uno de los objetos que podemos invocar tiene efectos aumentados dependiendo de lo que les coloquemos en la plantilla adyacente, lo que se denomina Simbiosis.
Por poner varios ejemplos, ciertos árboles frutales darán más comida si plantamos otros distintos a su lado. Algunos tipos de animales se aprovecharán mejor si hay plantas de cierto tipo cerca. La tecnología de un yacimiento mineral será mayor si está junto a un nido de animales salvajes. Hay que decir que esta lista es realmente extensa y se multiplica mediante la mezcla de diferentes efectos.
Ejemplos de esto es la capacidad de transformar un arbusto que nos da moras en un árbol que ofrece manzanas, o una planta de pimienta en una tomatera. Esto se hace a través de las habilidades de los titanes para transmutar plantas o animales y dar lugar a otros nuevos y mejores, con mayor cantidad de recursos para el pueblo y una consiguiente mejora de su civilización. Además, la oferta de habilidades de cada dios aumenta a medida que el pueblo crece y ofrece Embajadores. Estos se suben encima de los titanes y les dan una nueva habilidad que dependerá del tipo de poblado al que pertenece el embajador en cuestión, habiendo posibilidades de bosque, ciénaga y desierto, que son cada uno de los ecosistemas que se dan lugar en el título.
Huelga decir que a medida que cumplimos los proyectos van surgiendo otros nuevos y el pueblo se vuelve más exigente. El problema es que estos aldeanos no solo comen, estudian y se enriquecen para que crezca su pueblo. También tienen aspiraciones y estas pueden cambiar de naturaleza según el modo en que los ayudamos.
Es aquí cuando encontramos conceptos más complejos como su avaricia. Si los recursos disponibles son muchos más de los que ellos están aprovechando crece la avaricia. Según crece su avaricia se vuelven más violentos y pueden desencadenar resultados bélicos contra otras aldeas cercanas o los propios gigantes. Y es que el ser humano no piensa bien las cosas antes de levantar su mano contra otro. Esto lo decimos porque los dioses de este juego, como no podía ser de otra forma, tienen asombrosos poderes no solo para generar vida, sino también para destruirla. En este caso juegan un papel esencial los gigantes de pantano y roca, que pueden lanzar esporas venenosas o crear terremotos respectivamente. Por su lado, el dios del agua tiene habilidades regenerativas para con sus compañeros lanzando auroras curativas.
Con tiempo límite o en modo libre
La propuesta principal del juego cuenta con una campaña con límite de tiempo en la cual debemos alcanzar cierto grado de desarrollo así como algunos otros requisitos más concretos. De este modo vamos desbloqueando partidas de mayor duración para intentar hacer las cosas mejor en cada ocasión. Cuando termina cada ciclo las civilizaciones mueren y el planeta se vuelve estéril de nuevo, al tiempo que los gigantes se echan un sueñecito.
Sin embargo, el juego cuenta con un excelente modo libre en el que no hay reloj del que preocuparse. Aquí podemos invertir tanto tiempo como queramos en experimentar toda clase de efectos de transmutación o simbiosis, así como ver si somos capaces de evitar guerras, o incitarlas a propósito.
Su apartado visual goza de un excelente colorido, que dota al juego de mucha vida y luz. Su diseño visual sencillo pero efectivo nos deja unas imágenes muy agradables y simpáticas. Todo esto, desde luego, viene acompañado de una banda sonora que no sobresale, pero funciona perfectamente para ambientar con acierto lo que vemos en pantalla.
Conclusiones
'Reus' es, por tanto, una oferta más que apetecible para los que disfrutan jugando a ser dioses. Sin embargo, a las pocas horas descubriremos que la oferta queda limitada a esto que hemos explicado. Solo podemos jugar a sacar el mayor partido de cada sección de tierra como si de un puzle se tratase. Hacer crecer aldeas y cumplir sus objetivos o dejarlos abandonados. Esto en un principio será nuevo y entretenido, pero al poco tiempo descubriremos que se vuelve repetitivo y poco estimulante. No obstante, dejamos claro que el juego es una experiencia más que recomendable para cualquier tipo de usuario.