El 11 de Agosto 2019 | 15:48
En los comienzos de la corta andadura de Dreamcast hubo un juego que llamó la atención por su llamativa propuesta a lo 'Toy Story', su nombre era 'Toy Commander', y había sido desarrollado por el pequeño estudio francés No Cliché. La propuesta que ofrecía era la de dejarnos llevar por la imaginación de un niño que montaba una batalla campal con sus juguetes, participando así en una especie de guerra no cruenta. El título fue bien recibido, y logró encontrar su hueco a pesar de la competencia con otros títulos de gran calidad en el catálogo de la última consola de Sega. Sin embargo el pequeño estudio comenzó a tener serios problemas para mantenerse, y antes de cerrar sus puertas nos dejó un peculiar "regalo".
De la guerra a la carrera
La imaginación del pequeño Guthy no descansa, y tras pasárselo en grande montando la madre de todas las batallas con sus juguetes, decide decantarse por algo menos belicoso. ¡Una carrera de coches! Naturalmente los participantes serán los mismos que lucharon sin cuartel, pero esta vez recorriendo circuitos que desafían la gravedad, en los que no sabrás si corres por el suelo o por el techo. Por descontado que el armamento seguirá estando presente, así que olvídate de la idea de competir en una carrera limpia. Corre y llama a tus amigos para pasarlo en grande en el salón de tu casa, o prepárate para llevar la competición a un nuevo terreno nunca antes explorado... ¡El ciberespacio!
'Mario Kart 8 Deluxe', 'Team Sonic Racing', 'Crash Team Racing Nitro Fueled'... No cabe duda de que vivimos en una época dorada para los "party racers", pudiendo competir contra usuarios de todo el mundo de manera no del todo limpia, pero si muy divertida. No importa si es en un kart o montado en cualquier otra clase de vehículo, estas competiciones multijugador siempre nos deparan las carreras más locas y emocionantes.
Sin embargo estas fiestas se reducían exclusivamente al ámbito local hasta que empezó a imponerse el juego online, un camino lento y laborioso del que hoy ya apenas nos acordamos, pero sin el que habría sido imposible lograr todo esto. Es justo al principio de este camino donde nos encontramos con 'Toy Racer', un juego terriblemente modesto, que llegó y se marchó casi sin hacer ruido, pero que puso la primera piedra para que todo esto fuese posible en nuestras consolas.
Y es que Dreamcast fue revolucionaria en muchas cosas, y si bien no fue la primera consola que permitía jugar online, si que fue la que logró llevarlo a todo el mundo y desvelarnos sus infinitas posibilidades. No obstante, cuando se habla del juego online para Dreamcast se suelen mencionar títulos como 'Phantasy Star Online', o 'Chu Chu Rocket!', pero no se dice palabra alguna de otros como el que analizamos.
El juego online en Dreamcast estaba bastante verde en lo referente a juegos de coches, ya que normalmente las funciones on-line se limitaban a subir nuestros récords para compararlos con los de otros jugadores, o algún que otro evento especial a modo de DLC. En sus últimos compases nos llegaría algún título con online real como 'Daytona USA 2001', pero la asignatura quedaría pendiente para otros sistemas años más tarde.
Carreras en el ciberespacio
En pleno año 2000, varios años antes de que las carreras de Mario, Crash, o Sonic diesen el salto a la red, 'Toy Racer' fue capaz de ofrecer una experiencia online sorprendentemente sólida teniendo en cuenta la precariedad de las conexiones del momento. Y lo hizo exclusivamente en Europa, ya que a pesar de los planes de llevarlo a otras partes del mundo, el cierre de No Cliché impidió que la experiencia fuese más allá del Viejo Continente.
Poder correr contra alguien situado a miles de kilómetros, lanzarle un misil teledirigido a pocos metros de la meta, y ganar en el último momento, eran experiencias comunes para los usuarios europeos de Dreamcast que apostaron por descubrir las posibilidades que ofrecía este nuevo mundo. Claro está que hablamos de algo ciertamente limitado, pero por algo se empieza, y este primer paso serviría para abrir las puertas de lo que vendría después.
Y todo esto gracias a un título terriblemente modesto que fue creado específicamente con la idea de que fuese lo más barato posible, de hecho los de No Cliché reciclaron buena parte de su trabajo con 'Toy Commander', y el juego está muy lejos del techo técnico que era habitual en Dreamcast. De haber salido hoy en día, 'Toy Racer' habría sido sin duda un juego indie exclusivo para descarga. Pero en su momento se podía adquirir en tiendas por el módico precio de 2.000 pesetas (unos 12 euros), con su respectiva caja y manual como cualquier otro título para Dreamcast.
Este bajo precio iba destinado a llamar la atención de los usuarios, de modo que la mayor cantidad posible de ellos se animase a compartir la experiencia online. Además, un 20% de lo recaudado con cada venta se destinaba a obras benéficas, con lo que no solo apoyábamos el pequeño gran proyecto de un estudio modesto, sino que además ayudábamos a los más necesitados.
¿Pero qué cabe esperar de 'Toy Racer' más allá del juego online? Lo cierto es que el juego no ofrece mucho más, pues tan solo podemos competir online u offline contra otros tres corredores. Ni siquiera es posible competir contra vehículos manejados por la consola, ya que el tiempo de desarrollo de una IA eficiente habría encarecido el producto.
Modesto y a la vez ambicioso
También es posible correr en solitario en modo práctica, a fin de aprendernos los controles, así como los cuatro circuitos disponibles. Si, no son demasiados, pero sus diseños son bastante imaginativos, y cuentan con atajos y pequeños trucos que es mejor aprenderse si queremos ganar. Al final estos cuatro circuitos daban bastante más juego del que cabría esperar, y su complejidad creciente iba elevando la dificultad para que nos fuésemos adaptando progresivamente al juego.
La cifra de vehículos disponible si es más generosa, y de hecho podemos desbloquear un par de coches más. Cada vehículo cuenta con sus propios atributos, como la resistencia o la velocidad. Así por ejemplo el coche de fórmula 1 nos permitirá alcanzar velocidades de vértigo en la pista, pero el lento tanque Sherman resistirá mucho mejor los daños que nos inflijan el resto de jugadores con los diferentes objetos de ataque.
En todas las pistas será necesario ir cruzando checkpoints de forma constante, para evitar que nos salgamos de la pista y atajemos más de lo permitido. Saltarse un checkpoint puede suponer un serio problema, pues tendremos que regresar al punto donde se encuentra y cruzarlo antes de poder continuar.
El apartado técnico lógicamente es bastante discreto, pero aun así logra transmitir una buena sensación de velocidad, y las pistas cuentan con diseños imaginativos que nos harán sentir como si fuésemos críos jugando en su habitación con sus juguetes. La música se compone de temas tranquilos que simplemente acompañan, pero sin destacar demasiado. Todo ello conformando un ambiente modesto, pero sorprendentemente divertido.
Cabe recordar que apenas unos años antes los juegos de carreras eran incluso más modestos en contenido que 'Toy Racer', y aun así lograban ofrecer montones de horas de diversión con apenas tres circuitos y un solo coche. En su día 'Toy Racer' se convirtió en el refugio de descanso de muchos jugadores online de Dreamcast, que se reunían para hacer alguna que otra carrerilla para descansar un poco de tanta aventura en 'Phantasy Star Online'.
No lo juegues solo
Fue precisamente gracias a la comunidad de fans de Dreamcast que se pudieron recuperar las funciones online del juego hace unos años, pero aun sin ellas, todavía nos podemos pasar unas cuantas tardes divertidas jugando al multijugador local junto a otros tres amigos. El juego logra enganchar más de lo que parece a simple vista, pero siempre y cuando no juguemos en solitario.
En la actualidad se puede conseguir fácilmente a precios realmente bajos, lo que nos permitirá echar algunas divertidas carreras entorno a nuestra Dreamcast. Además así podremos disponer también de un pequeño pedacito de historia, no demasiado conocida, pero si entrañable y digna de elogio. Puede que el buen corazón de los chicos de No Cliché le costase el cierre del estudio, o tal vez fuese el loco deseo de querer adelantarse a su tiempo. Pero 'Toy Racer' es un título que no debería faltarle a todo buen fan de Dreamcast, aunque solo sea por su significado.
Lo mejor:
El multijugador local aún es muy capaz de hacer que nos enganchemos junto con otros tres amigos. Es un buen ejemplo de que con poco se puede hacer mucho. Su bajo precio lo hizo muy accesible en su momento.
Lo peor:
Lógicamente no llega a la complejidad de otros títulos similares para Dreamcast como 'Wacky Races'. No os molestéis en jugarlo en solitario, salvo que tengáis curiosidad.