El 28 de Enero 2018 | 16:00
En 1994 se estrenaba por todo lo alto 'La Máscara', una espectacular superproducción protagonizada por Jim Carrey que prácticamente encumbró como actor a este gran humorista. La película a su vez estaba basada en unos cómics con una temática mucho más oscura y violenta, pero el tono más desenfadado del film hizo a este personaje tremendamente popular entre personas de cualquier edad. Era solo cuestión de tiempo que el mundo del videojuego fuese visitado por este antihéroe de cara verde, pero curiosamente solo Super Nintendo fue bendecida con la presencia de este carismático personaje.
¡Que alguien me detenga!
Stanley Ipkiss no es más que un pobre chupatintas que arrastra su penosa existencia por las calles de Edge City, el típico perdedor al que nada le sale bien y sueña con una vida menos gris. Pero su triste mundo se pone patas arriba cuando descubre una misteriosa y siniestra máscara entre la basura... Atraído por su irresistible influjo, Stanley se pone la máscara y se convierte en un extraño ser con superpoderes que es prácticamente indestructible. El buen corazón de Stanley le lleva a querer usar estos poderes para el bien, sin embargo la máscara tiene planes mejores que esa tontería de salvar el mundo... ¡Como montarse una buena juerga en el club Coco Bongo! Pronto Stanley descubrirá que tener superpoderes no es tan genial como parece en los cómics, y que el caos que deja a su paso le puede traer serias consecuencias para su tranquila existencia... ¿Prefieres ver la vida de color gris o con un llamativo tono verdoso? ¡Tú decides!
Tras una impresionante secuencia de introducción que nos da la bienvenida al mundo de locura y desenfreno propio de esta franquicia, nos pondremos por fin a los mandos de La Máscara tratando de escapar de los molestos vecinos de Stanley, incluida la Señora Peenman con su escopeta. Y es que el juego sigue con bastante fidelidad los acontecimientos de la película original, más de lo que era habitual por aquel entonces.
Aunque inicialmente se planteó el juego como un beat'em up del que incluso hay por ahí rondando alguna beta, la versión final nos propone el clásico plataformas de la época pero con algunos toques aventureros para hacerlo más interesante. Para empezar los amantes de la exploración descubrirán con agrado que el juego les incita a recorrer cada pequeño rincón de los niveles, ya sea buscando algunos extras o simplemente para encontrar la salida.
Será muy importante que estemos atentos a cada pequeño detalle del escenario, ya que algo que en principio puede parecer de adorno puede ser la tan ansiada salida que llevamos un rato buscando. Rejillas de ventilación, conductos de aire, un suelo ligeramente agrietado... No debemos pasar por alto ningún detalle, y esto es algo que gustará a los que disfruten devanándose los sesos para superar cada fase. Mientras que puede frustrar a quién espere un plataformas más sencillo.
Una máscara muy versátil
El origen como beat'em up del juego es algo que queda patente al comprobar la gran cantidad de acciones diferentes que puede realizar el personaje, desde dar puñetazos y toda clase de saltos, a ataques especiales que nos libren del acoso de los enemigos o nos ayuden a derrotar a los resistentes jefes finales. Estos movimientos avanzados requieren de algunas combinaciones con el mando, por lo que no tengáis miedo de probar a pulsarlo todo, o de echar un vistazo al manual.
Todos estos movimientos respetan a la perfección el estilo y el carisma de este emblemático personaje, así como su rebosante sentido del humor. Esta fidelidad al original también se refleja en los escenarios y los enemigos, que van desde matones con ametralladoras, a molestos relojes saltarines que se burlan de nosotros mientras piden a gritos que les demos un buen mazazo.
Para realizar ataques especiales dependemos del medidor de poder del personaje, que consiste en unos números que decrecen a medida que usamos dichos ataques. Algunos consumirán más el medidor que otros, y si el medidor se vacía no podremos hacer movimientos especiales, ni siquiera los que son necesarios para pasar ciertas partes. Por suerte el medidor se regenera automáticamente hasta cierto punto, para lo cuál basta con dejarlo descansar unos segundos.
Además el personaje puede correr con el botón R, o andar de puntillas con el L, siendo esto último bastante útil a la hora de evitar ciertos peligros, o de atacar a un enemigo por sorpresa antes de que nos descubra. La fluidez del control es total, y de verdad logra hacernos sentir en la verdosa piel de este disparatado personaje.
Es difícil jugar sin que se nos escape alguna sonrisa o incluso alguna carcajada, ya que basta simplemente con dejar al personaje quieto unos segundos para que nos haga reír. Todo el juego está empapado de ese humor gamberro que tan especial lo hace, por lo que cualquier fan de La Máscara se lo pasará en grande con este cartucho.
Hay que destacar no obstante que el juego se basa directamente en la película, y no en los violentos cómics originales. De hecho recuerda mucho a la serie de animación de La Máscara, la cuál se estrenó más o menos por las mismas fechas en las que salió el juego. Este estilo animado hace además que el juego rebose color, así como unas animaciones fluidas y de lo más variadas.
¡Aaauuuugaaaaa!
A esto hay que sumarle una banda sonora muy pegadiza que respeta el estilo de la que escuchamos en la película, así como un montón de efectos de sonido propios de los dibujos animados que hacen la experiencia aún más divertida. Es difícil tomarse en serio este juego, sin embargo más os vale no subestimarlo, pues su dificultad es digna de respetar.
Llegar a ver los créditos finales nos puede llevar algo más de lo habitual en este tipo de juegos, debido principalmente a su dificultad más bien elevada. Esto puede hacer desistir a los más impacientes, sin embargo es todo cuestión de pillarle el truco, tanto a los enrevesados escenarios donde no es difícil atascarse, como a los patrones de ataque de los jefes de final de fase.
Por desgracia las prisas por tenerlo listo para el estreno de la película nos dejaron sin algún nivel más que estaba planeado para el juego, cosa que hemos sabido en fechas más recientes de mano de sus propios creadores. De hecho parecen quedar algunos restos de estos niveles en el cartucho, como por ejemplo en el selector de fase.
Además estuvo en desarrollo también una versión para Mega Drive, pero los problemas durante la creación de la de Super Nintendo la fueron retrasando indefinidamente, hasta que finalmente fue cancelada ante la imposibilidad de tenerla lista en fechas cercanas al estreno de la película.
Si queréis jugarlo en la actualidad lo tenéis bastante complicado, ya que el cartucho original no es nada fácil de conseguir. Y menos aún si lo queréis con su caja y manual, ya que en buen estado se suelen pedir precios de tres cifras por él. Lo mejor es que le deis una oportunidad en emulador, y si os gusta y queréis añadirlo a la colección busquéis el cartucho suelto, que suele tener un precio algo más razonable.
Tal vez no sea un juego de plataformas del agrado de todo el mundo, pero a buen seguro que gustará a los amantes de los retos, así como a los fans de este personaje que por desgracia no se ha vuelto a pasear nunca por el mundo del videojuego. Algo que es sin duda una lástima, pues esta franquicia se presta de maravilla como base para crear grandes juegos.
Risas para todos, o casi todos...
Plataformeo al más puro estilo de los 16 bits, acción, desenfreno, y mucho sentido del humor es lo que nos depara este esquivo cartucho que nos llegó al final de la vida activa de Super Nintendo. Recomendable para amantes del género y del personaje, pero quizá se atragante a aquellos que busquen un desarrollo más lineal y menos enrevesado.
Lo mejor:
Goza de una fidelidad más que aceptable a la película. Jugable y muy divertido. Ideal si estáis buscando un juego que os haga reír.
Lo peor:
Su desarrollo puede resultar demasiado complicado a algunos, pues es fácil atascarse.