Si escucháis el nombre de Hironobu Sakaguchi, seguro que en seguida os viene a la mente 'Final Fantasy'. Pero antes de crear esta famosa saga de RPG, el creativo nipón estuvo inmerso en otros proyectos conceptualmente muy alejados de ella, concretamente en juegos de carreras con efecto 3D. Así llegó 'Rad Racer' en 1987, título en que Japón fue conocido como 'Highway Star', donde era compatible con las avanzadas gafas 3D de Famicom. Por desgracia en occidente no llegamos a conocer dicho accesorio, de modo que para traer el juego aquí se apostó por un sistema 3D más convencional y básico, con las clásicas gafas de cartón con un cristal rojo y otro azul, las cuales venían incluidas con el juego.
Acelera en tres dimensiones
El Ferrari 328 es el sueño de todo fanático del mundo del motor, la montura idónea para recorrer el país a toda velocidad atravesando los más bellos paisajes. La cinta gris de asfalto es lo único que debes seguir, el resto es pura libertad para dejar galopar sus 270 caballos de potencia. No dejes que nada ni nadie te detenga, ni el tráfico, ni las señales y postes de los márgenes de la carretera. Deslizándote a toda velocidad entre ellos es como descubrirás el verdadero poder de esta bestia casi indomable, y si logras domar a este caballo desbocado, te estará esperando una máquina aún más poderosa, un auténtico fórmula 1 capaz de hacerte sentir como a bordo de una nave espacial. Si además te sientes con más ganas de emociones fuertes, no dudes en activar el modo 3D para sentirte más dentro de la carrera que nunca. Pero ten cuidado, porque puede ser que te marees si no estás preparado para tanta velocidad.
Las comparaciones son odiosas, y hay quien cree que además son inevitables, por ello es difícil no mencionar el nombre del clásico 'Out Run' al hablar de 'Rad Racer'. No fueron pocos los que criticaron a este juego en su momento por su parecido con el arcade de Sega, pero no es justo menospreciar algo simplemente porque esté basado en otra cosa anterior, especialmente si se tiene cuidado en aportar elementos propios suficientes como para crear algo igualmente especial e interesante.
'Rad Racer' no vino tan solo a llenar la ausencia de 'Out Run' en NES, sino que aspiraba directamente a convertirse en uno de los mejores juegos de coches para el sistema, cosa que se podría decir que logró, o como mínimo consiguió convertirse en uno de los más míticos. Y no solo por la curiosa historia que oculta su desarrollo, también por tratarse de un producto de calidad tanto en el aspecto jugable como en el técnico.
Para empezar se nos dará a escoger entre conducir un Ferrari 328 (sin licencia oficial, por supuesto. Las cosas antes eran de otro modo...), o un coche de fórmula 1 basado en el Lotus 99T que causaba furor en las pistas por aquel entonces. Si, se hace cuanto menos extraño conducir un fórmula 1 por carreteras convencionales, especialmente cuando es de noche. Pero al menos el resto del tráfico también estará compuesto por otros coches de fórmula 1, para que no nos sintamos tan "marcianos" durante la carrera. Por desgracia si llegamos a contemplar el final del juego será el Ferrari 328 el que aparezca en escena, un detalle menor, pero que afea un tanto la secuencia final que tanto nos ha costado llegar a contemplar.
La jungla de asfalto
Y es que hay que avisar que no se trata de un juego precisamente fácil, pues el tráfico puede llegar a ser verdaderamente agresivo, llegando incluso a embestirnos o encajonarnos, no dejándonos más opción que ir despacio hasta que lo adelantemos, o incluso salirnos de la pista para rodearlo. La sensación de velocidad es verdaderamente elogiable, una fluidez ante la que serán necesarios unos buenos reflejos para no acabar estampados contra un árbol o similar.
El cronómetro corre inexorable en nuestra contra, y deberemos completar la etapa actual antes de que llegue a cero. Aquí no escogeremos nuestra ruta como en 'Out Run', sino que simplemente deberemos completar la sección de la carrera que nos toca antes de que se agote el tiempo. Antes de comenzar se nos mostrará un mapa del trazado, aunque no será de mucha ayuda salvo que tengáis memoria fotográfica. Por lo demás habrá que mantenerse muy atento a la carretera y saber cuándo frenar, cuándo acelerar, y cuándo activar el turbo.
Dicho turbo estará disponible al alcanzar cierta velocidad, y para activarlo será necesario pulsar arriba en el pad. Esto requiere de cierta precisión al conducir para no activar el turbo por error al girar, cosa que también puede ocurrir pulsando abajo por accidente, lo cual cambiará la música actual que este sonando, la cual también se puede desactivar de esta manera.
Dicha música está compuesta nada menos que por Nobuo Uematsu, otro de los genios de Square que resultará bien conocido a los fans de 'Final Fantasy'. Por descontado esto nos garantiza una banda sonora por todo lo alto, aunque se trate de composiciones un tanto diferentes que las que este gran compositor nos tiene acostumbrados. La sola presencia de estos exitosos creativos nipones debería ser motivo más que suficiente como para que cualquier fan de Square quisiera echarse una partida a 'Rad Racer', incluso aunque los juegos de coches no sean santo de su devoción. Pero hay algo más que quizá les empuje a querer tener esta joya en su colección.
Carrera final
Y es que 'Rad Racer' es en cierto modo responsable de que exista 'Final Fantasy', ya que, si bien logró unas buenas ventas y posicionarse bien dentro del catálogo de NES, no supuso beneficios suficientes como para que Square saliese de la complicada situación económica que vivía por aquel entonces. Esto hizo que el afamado estudio nipón abandonase su apuesta por el efecto 3D, y con ello los juegos de carreras, poniendo rumbo hacía nuevos horizontes, lo que llevó a la creación del primer 'Final Fantasy'.
Todo esto convierte a 'Rad Racer' en un imprescindible para todo buen fan de Square, aunque solo sea por lo que representa. Pero también es 100% recomendable para todo amante de los juegos de velocidad que quiera un buen arcade de conducción para NES, pues reúne todos los ingredientes necesarios para destacar dentro de este nutrido género en una consola con tan amplio catálogo, lo que es cuanto menos digno de elogio.
Por si todo esto no fuese suficiente, el juego ofrece un apartado gráfico excepcional, rebosante de colorido y destalles interesantes, como los cambios climáticos que suceden en mitad de las carreras. Así por ejemplo podemos empezar una carrera al alba para ir viendo cómo se clarea el cielo a medida que amanece, o pasar de un cielo gris repleto de nubes a uno azul despejado que brilla sobre el océano. Tan solo tendremos que lamentar algún que otro parpadeo de sprites, pero se le perdona ante la vertiginosa sensación de velocidad que es capaz de desplegar.
Finalmente el juego cuenta con otra ventaja a su favor muy digna de tener en cuenta, y es que se trata de un título relativamente fácil de conseguir. Desde hace algunos años anda rondando una tirada de copias nuevas a estrenar, lo cual ha reducido bastante los precios que se piden por él. Así por ejemplo el cartucho suelto se puede encontrar incluso por menos de 10 euros, mientras que nuevo a estrenar suele fluctuar entre los 40 o 50 euros (menos si buscáis un poco), asegurándoos así que incluya las gafas 3D de cartón originales.
Un juego histórico
Por muy poco podéis añadir esta joya a vuestra colección de NES (o de 'Final Fantasy'), con sus preciosos gráficos, su jugabilidad puramente arcade, su peculiar efecto 3D, y su enorme capacidad para divertir. Tan solo echará para atrás a aquellos a los que no les guste la dificultad elevada, o que no quieran ver más allá del típico "es una mera copia de 'Out Run'" (cosa que recomendamos no hacer). El resto se lo pasará en grande con uno de los juegos de carreras más divertidos que se pueden encontrar para NES, y además con curiosa historia detrás para contarle a nuestros amigos.