A comienzos de 1995 llegaba a las tiendas la tercera parte de la saga plataformera de Mickey Mouse para Game Gear tras el gran éxito de 'Castle of Illusion', y 'Land of Illusion'. Master System por su parte tuvo que esperar nada menos que hasta 1998 para recibir este título, ya que fue en ese año cuando la compañía brasileña Tec-Toy decidió portear a la consola de sobremesa el juego de su hermana gemela portátil. En Europa tuvimos que conformarnos con la versión para Game Gear, que además fue el último de los grandes juegos de plataformas basados en personajes clásicos de Disney que corrió a cargo de Sega.
La legenda de la ilusión
El Rey Pete nunca fue un gran monarca, no ponía demasiado esfuerzo en su trabajo y con frecuencia solía escabullirse de los problemas. Pero su reino situado en una lejana tierra, no era mal sitio para vivir. Sus súbditos ya se habían acostumbrado a él, y la incompetencia del Rey Pete no era un problema mientras todo fuese bien. Pero un día la paz del reino comenzó a venirse abajo ante el ataque de unas misteriosas sombras. Estos seres oscuros aterrorizaban a los habitantes del reino, y aunque al principio eran tan solo casos aislados, los ataques fueron en aumento hasta hacerse insostenibles. Temeroso de que sus súbditos dejasen se hacer la vista gorda ante su incapacidad para controlar el problema, el Rey Pete reclamó ayuda a su consejero principal, quién le dijo que había hallado unos manuscritos antiguos con la posible solución al problema. Para ello el propio rey debería embarcarse en una peligrosa cruzada para librar al reino de los males que lo atenazaban, pero el Rey Pete era demasiado cobarde como para hacer algo así. En su desesperada búsqueda de una solución, Pete se topó con Mickey; el chico de lavandería, y entonces se le ocurrió un plan siniestro: Nombrar a Mickey rey honorario y enviarlo a él en solitario a la cruzada. Si triunfaba, sería Pete quién fácilmente se apropiaría del mérito. Y si fracasaba, nadie echaría de menos a un humilde lavandero. Con gran valentía y ajeno al engaño, Mickey acepto el encargo del rey y se lanzó a la aventura armado únicamente con algunas pastillas de jabón. ¿Logrará salvar a su reino? ¿O sucumbirá a las fuerzas de la oscuridad? ¡Eso depende de nosotros!
No cabe duda de que Sega hizo estupendas migas con Disney a comienzos de los 90, 'Castle of Illusion' llegó a todos sus sistemas del momento, para después contar con dos secuelas diferentes: El ya mencionado 'Land of Illusion' para sus consolas de 8 bits, y el inolvidable 'World of Illusion' para Mega Drive. A esto hubo que sumarle los juegos protagonizados por Donald en solitario, como 'The Lucky Dime Caper', y 'Deep Duck Trouble', para Master System y Game Gear. O 'Quackshot' para Mega Drive.
Sin embargo este 'Legend of Illusion' que analizamos fue el último de esta prolifera serie de grandes plataformas. Tras aquello solo tuvimos alguna reedición muy ocasional de los títulos anteriores, y hubo que esperar hasta hace apenas unos años para volver a ver a Disney y a Sega de la mano con el remaster de 'Castle of Illusion' para sistemas modernos. Esta nueva versión rehacía por completo el original, convirtiéndolo prácticamente en otro juego.
Más o menos por las mismas fechas, llegaba a 3DS 'Epic Mickey Power of Illusion', juego que fue pésimamente traducido en nuestro país como 'Epic Mickey Mundo Misterioso'. Dicho título no tenía relación alguna con Sega, pero buscaba homenajear a aquellos míticos plataformas de comienzos de los 90, de los que hasta retomaba las mecánicas de juego e incluso la trama, a modo de secuela espiritual del 'Castle of Illusion' original.
¿Pero cómo era aquel último 'Of Illusion' de Sega lanzado en 1995? Pues para empezar ni siquiera era directamente de Sega, pues fueron los chicos de Aspect quienes una vez más les hicieron el trabajo a los del gigante azul. Esta compañía ya tenía una larga experiencia haciendo estupendos juegos de plataformas para Sega en sus consolas, como la versión de 8 bits de 'Sonic the Hedgehog 2', 'Coca Cola Kid', o el mencionado 'Deep Duck Trouble'.
De buena familia
Con tan buenos padres, solo cabría esperar un gran juego de plataformas lleno de colorido y fantasía que aprovechase bien las capacidades de estos sistemas, y eso es justo lo que tenemos. Para empezar, el juego está directamente hecho sobre su predecesor; 'Land of Illusion'. Que a su vez está hecho sobre la versión de 8 bits de 'Castle of Illusion'. Los tres juegos comparten motor, jugabilidad, y sprites. Si bien es cierto que aquí Mickey ha sido ligeramente rediseñado, a fin de darle un toque de frescura.
En el plano jugable nos encontramos las mismas mecánicas de sus predecesores a la hora de poder recoger y arrojar objetos, sin embargo aquí esta habilidad es mucho menos importante. Esto se debe a que Mickey cuenta con un nuevo ataque que consiste en lanzar pastillas de jabón a modo de proyectiles. Este nuevo mecanismo ofensivo viene a sustituir al clásico rebote con el trasero, algo que para ser sinceros, se echa bastante de menos.
Y es que estas pastillas de jabón son arrojadas siempre con el mismo ángulo, y tienen un rango de alcance muy limitado. Esto provoca que haga falta cierta puntería para atinar a los enemigos, y más de una vez nos comeremos a uno de ellos a pesar de estar machacando el botón de disparo. Hace falta más maña que fuerza, y eso no es algo malo. Pero perder las viejas mecánicas de salto y rebote le quitan algo de gracia a la jugabilidad. Se añade también la habilidad de poder recoger objetos en el aire tras un salto, pero dicha habilidad no siempre funciona bien, como queda bien patente en el enfrentamiento con el jefe final.
Por los niveles encontraremos pequeños puzzles para seguir avanzando, pero serán más sencillos que los de sus predecesores. No tendréis que pensar demasiado para resolverlos, ya que suelen consistir simplemente en pulsar un interruptor para abrir algo que antes estaba cerrado. Es aquí donde se echa de menos también la mayor complejidad de sus predecesores, y es que el juego en general presenta un nivel de dificultad más bajo.
No obstante este menor nivel de dificultad en las fases, cambia radicalmente en los jefes, donde directamente sube y baja drásticamente de un modo ciertamente irregular. Algunos jefes son ridículamente fáciles de derrotar, mientras que otros requieren de mecánicas demasiado rebuscadas para acabar con ellos. Podéis estar un buen rato tratando de averiguar como derrotar a un jefe, mientras que el siguiente no os durará ni un minuto en la primera vez que os enfrentéis a él. Este "sube y baja" en la dificultad no es realmente un problema grave, pero si puede resultar molesto.
Ilusiones rotas
Entre fase y fase accederemos a un mapa similar al visto en 'Land of Illusion', sin embargo aquí no podremos escoger libremente nuestro camino, ni repetir niveles que ya hayamos superado. Simplemente se nos muestra el mapa a modo de transición, lo que arruina completamente todo el estupendo componente aventurero que tenía su predecesor, además de acortar la duración del juego. Podéis acabarlo en un par de horas, y no hay ningún tipo de búsqueda alternativa o secretos que inciten a rejugarlo.
El juego ofrece una interesante variedad de retos a lo largo de la aventura, por lo que ese par de horas de duración no se nos harán aburridas. Incluso podremos disfrutar de una fase tipo "shoot'em up", cuando Mickey decida montarse sobre una veloz libélula gigante. Por desgracia el ritmo de juego decrece bastante al final, pues el último nivel es francamente soso. A esto hay que sumarle un jefe final bastante desangelado, que no será fácil de derrotar pero no por complicado, si no porque el mencionado sistema para acabar con él no funciona como debería, lo que puede derivar en pura frustración y ganas de apagar la consola sin llegar a ver los créditos finales.
El aspecto gráfico es probablemente lo mejor del juego, llegando a superar por momentos incluso a sus predecesores. Podemos apreciar algunos efectos gráficos curiosos, como muestra de la estupenda capacidad de los de Aspect para sacarles el jugo a estas consolas. La versión para Master System vuelve a mostrar más pantalla, lo que beneficia notablemente a la jugabilidad. Sin embargo esta vez la versión base fue la de Game Gear (al contrario que en los anteriores), por lo que podemos sufrir alguna ralentización en la consola de sobremesa al tener que mostrar más elementos en pantalla simultáneamente.
Entre fase y fase se nos irá relatando la trama mediante secuencias fijas y texto, dichas secuencias no son animadas como ocurría en 'Land of Illusion', lo que supone un paso atrás, sin embargo cumplen bien su papel de aderezar la aventura. La banda sonora era una de las cosas que mejor se les daba a los chicos de Aspect, y este caso no iba a ser una excepción. La música ambienta perfectamente, y algunos temas son bastante pegadizos. En cuanto a los efectos de sonido, la mayoría están reciclados de los juegos anteriores, por lo que cumplen bien pero sin demasiado esfuerzo.
En resumen, nos encontramos ante un juego de plataformas bastante correcto que aprueba el duro examen que supone pertenecer a esta saga de grandes joyas plataformeras, pero que quizá podría haber dado más de si y no llega al nivel de sus predecesores. Esto no quiere decir ni mucho menos que sea malo, pero si es la menos recomendable de las tres entregas de la saga.
Más raro que un unicornio verde
Si vais a jugarlo os recomendamos hacerlo con la versión para Master System, ya que mejora notablemente en el aspecto jugable gracias a la mayor amplitud de pantalla. La versión para Game Gear por su parte muestra unas paletas de color más suaves, por lo que puede resultar más agradable a la vista. Por lo demás ambas versiones son idénticas, salvo por las mencionadas pequeñas ralentizaciones en el de Master System.
Conseguir este juego hoy en día no es algo precisamente sencillo, pues incluso el de Game Gear es extremadamente raro y difícil de encontrar. La cosa es aún más grave con el de Master System, pues puede alcanzar tranquilamente precios de tres cifras. Esto, unido al hecho de que se antoja ligeramente inferior a sus predecesores, hace que os recomendemos encarecidamente probarlo en emulador antes de poneros a buscar uno, no sea que acabéis lamentando la costosa compra. Se trata de un título que sin duda merece la pena jugar, pero su enorme dificultad a la hora de encontrar uno puede no compensar el esfuerzo.