Desde 1982 hasta 1986, la serie "Knight Rider" quemó medidores de audiencia con su irresistible combinación de acción, ciencia-ficción, carisma, y su inolvidable banda sonora. A España nos llegó algo más tarde con el nombre de "El Coche Fantástico", cosechando los mismos resultados. Sin embargo y a pesar de la popularidad de la serie, pocos videojuegos ha habido basados en ella. De hecho hubo que esperar hasta 1988 para verla correr por los circuitos de las Famicom japonesas, y hasta 1990 para hacer lo propio en las NES occidentales.
Manteniendo la ley y el orden
Michael Knight es un cruzado solitario que lucha contra el crimen ayudado por un compañero muy especial; su coche KITT. Pero no se trata de un vehiculo cualquiera, pues es una avanzadísima pieza de tecnología que no solo es capaz de realizar las proezas más espectaculares, si no también de razonar y pensar como un ser vivo. La unión entre hombre y máquina hace un equipo imparable, excepto cuando el bueno de Michael decide tomarse unas merecidas vacaciones. Por desgracia el crimen no descansa, y los días libres de Michael y KITT terminan cuando un grupo terrorista fuertemente armado asalta un convoy militar que transportaba un nuevo tipo de arma de un poder destructivo inimaginable. Si no logran detenerles, sembrarán el caos y la destrucción por todo el país. ¡De modo que no hay más opción que lanzarse a la carretera y entrar en acción!
Larga es la lista de títulos basados en series y películas que se paseó por NES, la mayoría con más pena que gloría. Sin embargo la sola idea de poder vivir en nuestra consola lo que habíamos visto en la gran pantalla o en la tele, ya era a veces motivo suficiente para que decidiésemos probar suerte.
Algunas adaptaciones eran sorprendentemente fieles teniendo en cuenta las limitaciones técnicas, como en el genial 'New Ghostbusters 2'. Pero otras apenas compartían el nombre y poco más, y su calidad podía hacer que nos arrepintiésemos profundamente de haber querido tender un puente entre el mundo de Hollywood y el del videojuego.
El caso de 'Knight Rider' vendría a ser un punto intermedio, ya que su fidelidad a la serie original flaquea un poco, pero sigue manteniendo elementos reconocibles como para hacernos sentir que estamos ante algo remotamente relacionado con El Coche Fantástico. Lo mismo ocurre con la calidad del juego, que sin ser de los mejores de NES, si que se deja jugar e incluso puede llegar a gustarnos.
Lo primero que empezaremos echando de menos es la música original de la serie, claro icono identificativos de esta. En su lugar tenemos una banda sonora bastante discreta que podría haber estado en cualquier otro juego no relacionado con la serie. Además hay muy pocos temas musicales y pueden hacerse repetitivos y cansinos, por lo que nadie os culpará si le quitáis el sonido al televisor y os ponéis de fondo el inolvidable tema musical original.
La mecánica de juego es sencilla y no requiere de mucho aprendizaje, especialmente si estamos ya familiarizados con otros juegos de coches de la época. KITT avanza por la carretera mientras controlamos acelerador y freno, así como el giro en cada curva y para evitar el tráfico que se nos cruce en el camino. Estos vehículos que nos salgan al paso pueden ser de tres tipos: Azules, a modo de tráfico normal al que no debemos dañar. Rojos, representando los vehículos enemigos que debemos destruir. Y amarillos, que al ser destruidos nos dejarán algún ítem.
Ayuda en carretera
También nos encontraremos en mitad de cada fase con el camión negro de la Fundación Para la Ley y el Orden, que sirve de centro de operaciones móvil. Su función es la de aportarnos alguna ayuda durante cada misión, por ejemplo recargando nuestros depósitos de combustible, o rellenándonos el escudo protector.
Si los indicadores de combustible o escudo se vacían, perderemos una vida. El escudo descenderá rápidamente al colisionar con otros coches, o al recibir impactos del enemigo, por lo que habrá que tener cuidado cuando esté en estado crítico. El combustible decrece lentamente al conducir, pero su nivel de descenso aumentará si empleamos el Turbo Propulsor, una habilidad especial de KITT que le permite saltar por el aire para evitar obstáculos.
También tendremos el tiempo corriendo en nuestra contra, por lo que deberemos ser rápidos y evitar pisar el freno más de lo necesario. Al final de cada etapa nos estará esperando un jefe de final de fase, al cuál debemos derrotar si queremos completar el nivel. Para atacar disponemos de varios tipos de armas, como misiles autoguiados, rayos láser, y la ametralladora que actúa a modo de armamento estándar.
No será buena idea disparar a lo loco, ya que gastaremos munición inútilmente, y destruiremos vehículos de inocentes en el proceso. Es bueno seleccionar bien los objetivos antes de disparar, al mismo tiempo que evitamos los ataques del enemigo, que pueden llegar a veces hasta por el aire en forma de helicópteros de combate.
Tras completar cada misión, nos estará esperando Bonnie en el centro de operaciones móvil para efectuar reparaciones y mejoras en KITT. Tras recibir su típica bronca por haber "maltratado" a su pequeño de cuatro ruedas, podremos escoger qué parte del coche queremos mejorar, ya sea el escudo, el motor, o el depósito de combustible. Tras esto nos estará esperando Devon con una nueva misión.
Este modo historia ofrece una trama similar a la vista en la serie, y no faltarán otros elementos identificativos de esta. Incluso cada personaje se muestra fiel a su personalidad original, y hasta encontraremos alguna broma simpática que gustará a los fans. ¿Podría haber sido más fiel a la serie? Sin duda, pero lo cierto es que alcanza un nivel de fidelidad bastante aceptable para lo que era habitual en aquel entonces.
¡Activa el Turbo Propulsor!
En general el juego nos propone algo muy similar a lo visto en otros clásicos de la época como 'Chase H.Q.', o 'Battle Out Run'. Este sistema de juego logra enganchar sin muchos problemas al principio de la partida, sin embargo puede hacerse bastante repetitivo, ya que básicamente todas las fases ofrecen la misma mecánica. La duración no es problema, ya que hay un gran número de fases, pero la monotonía si que puede hacer mella en nosotros.
Si nos aburrimos de tanto disparar en el modo historia, podremos jugar también en el modo de conducción libre. Esta opción nos permite centrarnos simplemente en correr, ya que no hará falta destruir nada y los enemigos no nos dispararán. De esta forma nos encontraremos algo muy parecido a cualquier otro arcade de este tipo de la época, donde simplemente deberemos preocuparnos por ser los más rápidos en cada etapa.
Gráficamente se podría haber exprimido algo más el hardware de NES, sin embargo todo funciona como debe, y la sensación de velocidad es bastante buena. Cada nivel muestra su propio diseño, lo que ayuda a romper un poco la monotonía de la música y los enemigos. Además los personajes son totalmente reconocibles, si bien parecen mostrarse demasiado sonrientes incluso cuando la situación no es precisamente agradable.
Si a pesar de todo, la versión de NES no os convence, podéis probar la de PC Engine que salió exclusivamente en Japón. Esta recibió el nombre de 'Knight Rider Special', y corrió a cargo de la misma compañía. Básicamente se trata del mismo juego pero con notable mejor calidad técnica. Además esta versión si que incluye el tema musical de la serie original, lo que le da un punto extra.
No obstante la versión de NES aún tiene alicientes de sobra como para resultar interesante, y además tiene la ventaja de haber salido en todo el mundo y ser más accesible. Sumando también el hecho de que está en inglés, mientras que la de PC Engine solamente está en japonés. Si no os importa que sea el cartucho suelto, podéis añadirlo a la colección por unos 15 o 20 euros. Mientras que completo puede superar tranquilamente los 50.
Puede que no sea el mejor juego de coches de NES, y que su fidelidad a la serie no sea total. Pero no hay muchos juegos basados en El Coche Fantástico, y eso es un aliciente extra para todo fan de la serie original. También es recomendable para amantes de los juegos de coches de antaño, pues aunque no sea el mejor, logra divertir lo suficiente.