Justo antes de iniciar el desarrollo de 'Sonic the Hedgehog 2', los chicos del Sega Technical Institute dieron vida a un peculiar juego de plataformas que bebía directamente de la estética noventera del momento. Unas gafas de sol y un monopatín eran todo lo necesario para ser el más "cool" del barrio, y justo eso era lo que ofrecía 'Kid Chameleon', un plataformas genial que muy pronto regresará junto con otro medio centenar de joyas gracias a 'Sega Mega Drive Classics' para PS4, One, y PC.
¡La nueva sensación arcade!
Una larga cola de niños salía de los recreativos del barrio durante tardes enteras, todos ellos esperaban ansiosos su turno para poder jugar a "Wild Side", la recreativa de moda del momento que te adentraba en un fantástico mundo virtual holográfico. Sin embargo las colas eran cada día más cortas, y las calles se llenaban de carteles buscando niños desaparecidos. Nadie parecía comprender la relación entre ambas cosas, nadie excepto Kid Chameleon, el chaval más guay de todo el barrio. Él sabía que la inteligencia artificial de Wild Side había ido aprendiendo y mejorando con el paso del tiempo, cobrando conciencia y aumentando progresivamente la dificultad del juego para derrotar a los jugadores. Lo peor de todo es que una vez aparecía la pantalla de "game over", el usuario quedaba atrapado en el juego para siempre... Ahora solamente él puede derrotar a Heady Metal, el jefe final del juego que es la representación directa de la inteligencia artificial del mismo. Si fracasa en esta partida, su cara acabará impresa en uno de esos carteles de "niño desaparecido".
'Kid Chameleon' es probablemente uno de los títulos más emblemáticos de Mega Drive, a pesar de que no siempre se le da el reconocimiento que merece. Por suerte la propia Sega no se olvida de él, y suele reeditarlo con frecuencia ya sea en recopilatorios o por separado como juego descargable. Esto ha ayudado a que muchos jugadores lo conozcan, ganando cierta popularidad con el paso de los años.
Su propuesta es de puro plataformeo clásico, curiosamente más cercano al estilo de Mario que al de Sonic. Algo que apreciaremos por ejemplo en la gran cantidad de bloques que hay en los niveles, los cuales se destruyen a cabezazo limpio. Estos bloques pueden contener toda clase de ítems, y muchos de ellos no son visibles a simple vista. Todo ello además con un toque pausado donde prima más nuestra habilidad al saltar, que el espectáculo visual.
Y el protagonista no se llama así por casualidad, ya que puede cambiar su apariencia normal por otras nueve diferentes, cada una con sus propias características y habilidades. En este aspecto puede recordar bastante a otros clásicos plataformeros de esta consola como 'Dynamite Headdy', ya que cada habilidad nos puede abrir nuevas rutas o servir de ventaja u estorbo si las usamos o no apropiadamente.
Siempre es recomendable llevar al menos equipada una apariencia, ya que al hacerlo aumentará también nuestra barra de salud. Los enemigos se pueden derrotar mediante los ataques especiales de cada equipación, o a base de saltarles directamente encima. No obstante esto último es la forma menos efectiva de enfrentarnos a ellos, ya que causa poco daño y además en ocasiones deja al personaje expuesto a recibir daños.
No te dejes ni un rincón
También podemos ir recolectando unos diamantes de energía cuya utilidad es mayor de lo que pueda parecer al principio, ya que con ellos podremos realizar ataques especiales propios de cada apariencia que se realizan pulsando a la vez el botón de correr y el Start. Cada ataque consume cierta cantidad de diamantes, pero algunos nos pueden ser de gran ayuda en determinados momentos.
Otro factor importante en este título es la exploración, ya que los niveles ocultan multitud de secretos y rutas alternativas. Además podemos superar las fases de la manera convencional (tocando la bandera de final de fase), o ponernos a buscar un teletransportador que nos lleve a algún otro sitio. Esto puede ser un nivel más avanzado, o una fase secreta, de las cuales encontraremos unas 50 a lo largo de toda la aventura.
'Y es que 'Kid Chameleon' es un juego largo, bastante largo. Y más si nos dedicamos a explorar, algo que en este juego interesa mucho hacer aun a pesar de desarrollarse contrarreloj. Completar el juego nos puede llevar muchas horas, y más teniendo en cuenta su dificultad. Pero su enorme cantidad de secretos ofrece una rejugabilidad casi infinita, ya que rara vez recorreremos el mismo camino a poco que nos salgamos de nuestra ruta habitual.
Cada cierto número de niveles aparecerá algún jefe de final de fase a complicarnos las cosas, además nos encontraremos con fases en las que una pared de pinchos nos persigue haciendo que tengamos que superar ese nivel en concreto a toda prisa, ya que el simple contacto con este mortal muro significa la perdida de una de nuestras preciadas vidas. Este tipo de peligros son a veces evitables, dependiendo de la ruta que hayamos seguido durante la partida. De modo que si nos atascamos en una fase, será mejor tomar otra ruta la próxima vez.
En el aspecto gráfico nos encontraremos con un apartado bastante correcto, aunque en ocasiones tal vez demasiado simple. Es de elogiar el gran número de animaciones del personaje, y los imaginativos diseños de los enemigos. Pero por el contrario el aspecto de los niveles tiende a hacerse terriblemente repetitivo, algo que se justifica teniendo en cuenta la enorme cantidad de ellos disponible.
Marca de la casa
Si habéis jugado a otros títulos del Sega Technical Institute para esta consola como 'Comix Zone' o 'The Ooze', entonces estaréis familiarizados con el particular estilo musical que solían darle a sus juegos. Temas roqueros que darán bastante caña al chip de sonido de nuestra Mega Drive, y que por supuesto no faltarán en 'Kid Chameleon'. Junto con algunas digitalizaciones de aceptable calidad que redondean un apartado sonoro más que satisfactorio (excepto que no os guste este estilo musical).
El juego ofrece la posibilidad de jugar a dos jugadores, algo que aparece reflejado incluso en la caja del mismo. Pero por desgracia se trata de un modo por turnos y no de alguna clase de modo cooperativo. Este sistema puede resultar poco eficiente en un juego de este tipo, ya que el jugador que esté esperando su turno puede aburrirse de que el otro se dedique a explorar cada fase. Hay un tiempo limitado para superar cada nivel, pero aun así no se trata de un juego que se preste demasiado a ser jugado junto con otra persona.
Como curiosidad, este fue uno de los títulos en los que participó Mark Cerny durante su estancia en Sega. Además el juego llegó a tener su propio cómic un año después de su lanzamiento, adaptando y ampliando su trama a lo largo de varias entregas. Por desgracia esta serie de cómics acabó siendo suspendida sin llegar a ofrecer un final para su historia, pero al menos refleja la fuerte apuesta de Sega America por este título en su momento.
Si queréis jugarlo (o rejugarlo) en la actualidad lo tenéis realmente fácil, ya que además de volver en el nuevo 'Sega Mega Drive Classics' también ha sido reeditado en la Consola Virtual de Wii (compatible con Wii U), en Steam, Android, iOS, y en diferentes recopilatorios para PlayStation 2, PSP, PlayStation 3, y Xbox 360. Además de haber sido incluido recientemente en el servicio gratuito de Sega Forever para móviles.
Si lo que buscáis es disfrutarlo en la consola original y dejaros de reediciones modernas, el cartucho original es relativamente fácil de encontrar y podéis añadirlo a la colección por precios en torno a 20 o 30 euros. Si optáis por esta opción, es muy posible que echéis de menos un sistema de guardado, ya que ni siquiera se ofrece un sistema de passwords a pesar de ser un juego bastante largo. Así que tenedlo en cuenta antes de rechazar reediciones modernas que permitan guardar nuestro avance.
El más chulo del barrio
En resumen, un plataformas clásico que ofrece montones de horas de diversión, y que fácilmente puede acabar en vuestra lista de favoritos. Tal vez no entre tanto por los ojos como otros títulos para esta consola, pero su jugabilidad y rejugabilidad os mantendrán enganchados durante mucho tiempo.