Mega Drive tiene la suerte de contar con un catálogo de matamarcianos ciertamente envidiable, como todo buen sistema de la época que se precie. Algunos de estos títulos eran directamente exclusivos de la consola de Sega, como el formidable 'Steel Empire' que ya analizamos aquí. Y al igual que aquel juego buscaba la originalidad a base de emplear una refrescante estética steampunk, el que analizamos hoy lo hace con un ambiente mitológico que contrasta notablemente con el clásico marco espacial. En Europa y Japón fue conocido con el nombre de 'Gynoug', mientras que en América recibió el título de 'Wings of Wor', en una clara referencia a su alado protagonista.
¡Gánate las alas!
El planeta Iccus esta siendo atacado, criaturas mutantes llenan de destrucción los cielos de esta pacifica tierra de hombres alados. Al parecer estos monstruos son fruto de un peligroso virus mutante que asola este mundo, una plaga enviada por un ser conocido como El Destructor. No son pocos los que han tratado de detener esta amenaza, pero ninguno de ellos ha logrado volver con vida. La última esperanza de Iccus es Wor, el maestro alado de la guerra que posee un dominio espectacular de la magia, pudiendo sembrar el cielo con toda clase de rayos y bolas de fuego para incinerar a todas las criaturas mutantes que le salgan al paso. La batalla le llevará desde las oscuras cavernas subterráneas de Iccus, hasta el mismísimo interior de El Destructor. Allí le espera el peor de los infiernos, donde habita el verdadero origen del mal. Destruya a la bestia y salve su mundo. ¡O de lo contrario perderá algo más que las alas!
No era fácil encontrar hueco en el género de los matamarcianos cuando 'Gynoug' llegó a las tiendas hace ya 25 años, entonces este tipo de juegos estaba en pleno apogeo, y la saturación de títulos similares hizo pasar desapercibida más de una joya. Para destacar había que ofrecer algo nuevo, algo que llamase la atención. Avioncitos y naves espaciales ya estaban muy vistos, así que con 'Gynoug' se decidió apostar por la mitología.
Esta es una de las cosas que más nos llamará la atención al jugar, pues el protagonista, los escenarios, y especialmente los monstruos que nos salgan al paso, gozan de un diseño no muy habitual en este tipo de juegos, lo que se agradece bastante. Quizá lo más destacable sean los descomunales jefes finales, que parecen sacados de la peor de las pesadillas. Algunos de ellos bien podrían pertenecer a un juego de terror, lo que unido a su intimidador tamaño, sembrará en nosotros el desconcierto al enfrentarnos a ellos.
Los niveles se suman también a este estilo, apostando por escenarios oscuros habitados por criaturas que desafían la imaginación. Además el juego no repara en efectos gráficos, algunos bastante sorprendentes para tratarse de un titulo de los primeros años de la consola. Lógicamente no llega al nivel de joyas posteriores como 'Thunder Force IV', pero si que puede sacar pecho frente a otros juegos similares de su mismo tiempo para esta inolvidable maquina de Sega.
El sistema de juego no es muy diferente del de otros títulos, disponemos de un botón para disparar como ataque principal, que afortunadamente cuenta con auto disparo para alegría de nuestro pulgar. También podemos lanzar conjuros mágicos, para lo cuál deberemos recoger pergaminos y orbes mágicos. Estos conjuros nos ayudarán bastante durante la batalla, sin embargo comenzaremos sin nada que poder usar, por lo que tan solo podremos contar con ellos si logramos sobrevivir y recoger los ítems necesarios. Perder una vida afectará a nuestra reserva de conjuros, y es que estamos ante un título que castiga, quizá en exceso, el perder una vida.
Infierno en el cielo
Y es que no está de más advertir que no se trata precisamente de un juego para todo tipo de jugador, pues el nivel de dificultad es francamente elevado. Bastará un simple impacto para que Wor pierda sus alas, y con ello una vida. Cualquier cosa aquí puede acabar con nosotros, incluso el simple contacto con una pared. Algunos conjuros mágicos nos proporcionan defensa, pero la dificultad para poder llegar a usarlos hace que queramos reservarlos siempre para los momentos más duros, lo que suele provocar que los acabemos perdiendo de la forma más tonta ante un enemigo pequeño.
Dichos enemigos suelen tener bastante mala baba, y no dudarán en atacarnos por la espalda. No es raro estar esquivando una horda de enemigos que atacan de frente, y que entonces uno de ellos se abalance contra nosotros por el otro lado a traición y nos la juegue. Algunos disparos permiten abrir fuego en ambas direcciones, pero a veces ni esto es suficiente para conseguir evitar que nos hagan perder una vida atacandonos traicioneramente por la retaguardia.
La velocidad del protagonista es algo lenta al principio, pero podemos mejorarla recogiendo ítems en forma de pluma. Estos nos ayudarán a esquivar mejor los ataques enemigos, pero también aumentan la sensibilidad del control, por lo que podemos estamparnos contra algo si no tenemos cuidado. En algunas partes de los niveles habrá que moverse por zonas angostas con poca capacidad de maniobra, por lo que quizá sea recomendable no recoger estos ítems aceleradores cuando afrontemos estas partes.
Cada nivel está dividido en dos actos, con un sub-jefe entre ambos. Este sub-jefe suele ser menos duro que el verdadero jefazo de cada nivel, pero aún así supone una amenaza considerable. Si logramos superar las cinco fases, divididas en dos actos cada una, podremos vérnoslas con el jefe final. Sobrevivir a todo esto es ya cosa nuestra y de nuestros reflejos, pero ya os avisamos que si no sois especialmente diestros en este tipo de juegos, lo más probable es que no consigáis completar más de dos o tres fases, así que tenedlo en cuenta.
La banda sonora se empapa perfectamente del estilo que rezuma el resto del título. Encontraremos temas animados como corresponde a todo buen juego del género, pero no sin ese toque siniestro que nos acompañará durante toda la aventura. Los efectos de no sonido no destacan especialmente, y de hecho los gritos de Wor al morir son un tanto ridículos, pero este no es un apartado especialmente importante en este tipo de juegos.
Original pero infernal
Su estética lo convierte en un candidato muy a tener en cuenta cuando nos hartemos de tanto espacio exterior, y su calidad general lo hace más que digno de que lo sumemos a nuestra colección de shmups. Sin embargo su elevada dificultad hará que tan solo unos pocos logren terminarlo, y echará para atrás a todo aquel que no sea un verdadero experto en este tipo de juegos. En otras palabras, no se trata precisamente del título más recomendable para iniciarse con este género.
Para jugarlo en la actualidad, lo habitual en estos casos sería que se tratase de una rareza con precios de tres cifras o algo así. Pero por fortuna no es el caso, podéis añadirlo a la colección por unos 30 euros, con su caja y manual correspondiente. Siempre que ya tengáis una Mega Drive, claro. De lo contrario solo os quedará la emulación.
El juego fue añadido a la Consola Virtual de Wii en su momento, pero incomprensiblemente jamás salió de Japón. Al margen de esto, a día de hoy sigue siendo exclusivo de Mega Drive, y parece poco probable que vaya a ser reeditado. La opción que más os recomendamos es aprovechar que no se trata de un juego caro, y si no tenéis Mega Drive, la consola se puede conseguir por unos 30 o 40 euros sin demasiado problema, e incluso menos si buscáis un poco.
En resumen, un título original en su ambientación y estética que supondrá un soplo de aire fresco para los jugadores habituales del género. Y es a ellos a quienes va principalmente dirigido este título, pues su dificultad antológica lo convertirá en una fuente continua de frustración para el resto de los mortales. Si queréis iniciaros en el género os recomendamos hacerlo con títulos de dificultades más asequibles, como por ejemplo el ya mencionado 'Steel Empire'.