El 22 de Febrero 2015 | 17:10
En la época dorada de los juegos de plataformas basados en clásicos de Disney, nos llegaba este título desarrollado por Aspect para Master System y Game Gear. Básicamente se trataba de una secuela de 'The Lucky Dime Caper', juego que ya analizamos aquí hace un tiempo, pero los chicos de Aspect decidieron no limitarse a hacer una mera secuela reciclando sprites, y crearon un juego enteramente nuevo y técnicamente sorprendente.
La maldición de la hinchazón
Donald llega hasta la mansión del Tío Gilito respondiendo a una llamada urgente de este, sin embargo tan solo encuentra a sus sobrinos esperándole. - "¿Dónde está ese pato tacaño?" ? Pregunta. Sus sobrinos le hacen señas apuntando al techo, de donde proviene una voz que responde: - "¡Estoy aquí, estúpido! Y ya hablaremos de eso de tacaño..."- ¡Es Gilito! ¿Pero qué demonios hace ahí flotando? - "Vaya, parece que alguien ha comido demasiadas alubias" - Bromea Donald, pero Gilito no está para fiestas. El trío de sobrinos le cuenta que está así desde que regresó de su último viaje en busca de tesoros, al anciano pato comenzó a sentirse mal desde el momento en que salió de la isla perdida de donde se llevo un magnifico colgante perteneciente a una civilización antigua. ¡Y ahora está hinchado como un globo! - "Es por la maldición que pesa sobre el colgante, en qué hora no le hice caso... ¡Si no lo devolvemos a su lugar de origen podría ser mi fin!" - Se lamenta Gilito, que acto seguido le pide a Donald que viaje hasta la isla para devolver el colgante a su lugar. La cosa no será sencilla, pues el propio Gilito vivió toda una odisea para llegar hasta el colgante. Por suerte todo está anotado en su diario, el cuál será de gran ayuda para seguir sus pasos. Puede que Gilito y Donald se gasten bromas, pero Donald no dejará al pobre Gilito abandonado a su suerte. Además la sola idea buscar tesoros y vivir aventuras ya es suficiente acicate para él. De esta forma el pato marinero y sus tres sobrinos ponen rumbo a la isla, pero pronto Donald comenzará a plantearse si no habría sido mejor enviar el colgante por correo...
Publicado entre 1993 y 1994, 'Deep Duck Trouble' se benefició de llegar con la vida de Master System y Game Gear ya bastante avanzada. Y es que lo que más impacta de este juego cuando lo empezamos a jugar son sus espectaculares y coloridos gráficos, que casi están más cerca de los 16 bits que de los 8. Estamos sin duda ante un título que es muy capaz de dejar en pañales a sus predecesores en cuanto a gráficos se refiere, lo que no es precisamente poca cosa.
Para empezar seremos testigos de unos asombrosos escenarios llenos de belleza y color, incluso los fondos muestran detalles sorprendentes en lugar de los típicos fondos de un solo color con cuatro nubes. Las animaciones de Donald no se quedan atrás, y su sprite luce realmente bien con un diseño magníficamente acabado. Los enemigos también se unen a la fiesta del espectáculo visual, poniéndose a la altura del resto. Todo esto da como resultado un aspecto gráfico envidiable para cualquier otro juego de plataformas de 8 bits.
La mecánica de juego por el contrario, no es muy diferente de la de otros títulos similares, aunque tampoco lo necesita. Avanzamos por los escenarios saltando y evitando trampas y precipicios, eliminando algún que otro enemigo por el camino, y recogiendo ítems y tesoros que aumenten nuestra puntuación. Donald podrá acabar con los enemigos saltando sobre ellos, pero también podrá patear rocas para tirárselas a los enemigos. Esto también servirá para alterar ciertas partes del escenario con el fin de poder seguir avanzando, o encontrar más tesoros.
Objetos clásicos
Los ítems llegarán en forma de cofres similares a los vistos en juegos como 'Land of Illusion' en estas mismas consolas. Dentro de ellos podemos encontrar vidas, u objetos que recuerdan a otro clásico de Donald como es 'Quackshot' para Mega Drive. Estos son: Helados y pavos asados para reponer salud, y guindillas picantes. Estas últimas funcionan prácticamente igual que en 'Quackshot', salvo que no será necesario recoger cinco de ellas, si no tan solo una. Cuando Donald se lleve esta guindilla picante a la boca, entrará en estado de furia y se lanzará a toda velocidad arrasando con todo a su paso mientras goza de invulnerabilidad.
Al principio de la aventura podremos escoger en qué nivel queremos comenzar, para ello veremos toda la isla en forma de mapa. Habrá que tener cuidado con el orden en que afrontamos las fases, pues al hacerlo determinaremos también el nivel de dificultad. En líneas generales no estamos ante un juego especialmente difícil, pero tampoco fácil. Básicamente nos encontramos con un nivel de dificultad similar al de otros juegos de este tipo, por lo que con algo de empeño podremos acabarlo sin problemas.
Cada nivel está dividido en varios actos, y en cada acto el aspecto de la fase cambiará dando variedad al desarrollo. Al final de cada fase deberemos superar una prueba final, que normalmente suele consistir en huir de algún peligro y recoger el tesoro que andamos buscando. El desarrollo del juego engancha desde el principio hasta el final, y si nos atascamos en alguna parte, el pique por dar con la forma de poder continuar estará asegurado.
En el aspecto negativo solamente habría que destacar un par de problemas menores: El primero es que a veces los marcadores de salud y vidas desaparecen al quedar ocultos tras alguna parte del escenario, algo no demasiado grave. El otro problema son ciertas ralentizaciones fruto de estar llevando a estos sistemas al límite, pero no son especialmente molestas y se le perdonan teniendo en cuenta el despliegue visual del que hace gala el juego.
Patos de sobremesa y de bolsillo
La banda sonora es bastante animada y compaña bien, muy en el estilo de este tipo de juegos. Los efectos de sonido seguro que les resultan familiares a los usuarios habituales de estos sistemas, especialmente si han jugado a otros juegos de Aspect. Cumplen bien, pero sin grandes alardes. Por último, el control responde por lo general bien, aunque a veces "se engancha" un poco y puede provocar que demos un paso en falso. Pero no es nada imperdonable.
En cuanto a las diferencias entre ambas versiones, prácticamente se limitan al típico cambio de resolución propio de la pantalla de Game Gear. El resto del juego permanece casi igual, si bien os recomendamos jugar a la versión de Master System, pues la resolución de pantalla hace el juego más jugable. Además los colores de la versión de Master System están mejor ajustados para ser jugados en una televisión, pues en Game Gear pueden resultar algo chillones al estar adaptados a la pantalla de la portátil.
Encontrar el cartucho original para Master System es bastante complicado, pues se trata de uno de los últimos juegos que salieron para esta consola en Europa. Podéis verlo por eBay rondando los 30 euros. La versión de Game Gear tampoco es fácil de encontrar, pero por suerte fue uno de los juegos de esta consola reeditados por Majesco a principios de la pasada década en Estados Unidos, y esta reedición es bastante fácil de conseguir. Como es habitual, los copyrights nos privan de cualquier otro tipo de reedición, así que si no tenéis una de estas consolas, solo podréis recurrir a la emulación.
Un juego altamente recomendable especialmente si habéis disfrutado de otras joyas plataformeras de Disney de la época para consolas de 8 y 16 bits. Luce un impecable apartado técnico, y además es divertido y desafiante. Imprescindible para todo buen amante de las vetustas plataformas en 2D, y más si os gustan los personajes clásicos de Disney.
Lo mejor:
Gráficamente espectacular. Sigue el estilo marcado por sus geniales predecesores.
Lo peor:
Alguna que otra ralentización fruto de exprimir al máximo estas consolas.