El 2 de Junio 2019 | 16:54
A principios de los 90 Electronic Arts era una compañía muy distinta a como la conocemos ahora, impulsada por un apoyo incondicional a los desarrolladores que buscaban abrirse paso en la industria. Así en 1992 estaba todo dispuesto para publicar 'Twister Flipper', un pinball de ambientación heavy metal diseñado por auténticos creadores de máquinas de pinball originales. Sin embargo, en el último momento les iba a llegar una jugosa licencia para hacer más atractivo el producto, la de la popular banda estadounidense Mötley Crüe. Así, con algunos cambios y tres temas del grupo especialmente adaptados, llegaba por fin a las tiendas 'Crüe Ball', uno de los títulos de pinball más estrambóticos que recorrieron los circuitos de Mega Drive.
Metal esférico
Cae la madrugada sobre un tranquilo y apacible barrio donde sus vecinos llevan ya algunas horas durmiendo plácidamente, es entonces cuando una ostentosa y ruidosa furgoneta se abre paso por la calle y aparca frente a una de las casas. Segundos más tarde comienzan a encenderse las luces de toda la casa, y un estruendo metalero invade las calles poniendo fin al plácido sueño de los vecinos. ¡La noche es el mejor momento para el heavy metal! Los temazos de los Mötley Crüe resuenan a todo trapo por el vecindario, pero en paralelo a ellos se escucha un incesante repiqueteo metálico que no forma parte de la música... ¡Vaya caña de pinball! ¿Jugamos a ver quién consigue más puntos antes de que los vecinos llamen a la poli?
Ya sabéis que en nuestra sección retro nos gustar aportar algo de variedad de vez en cuando, haciendo que no todo sean títulos inolvidables que podéis ver en las listas de los mejores juegos de cualquier sistema. En ocasiones está bien rebuscar un poco en lo profundo y rescatar alguna rareza que jamás veríais en un recopilatorio actual, o en una mini consola. Este es el caso de 'Crüe Ball', un cartucho que no hizo historia, pero que bastantes jugadores recuerdan con gran cariño.
Hoy en día es prácticamente impensable la asociación entre un grupo de música y un videojuego más allá del típico juego musical a lo 'Guitar Hero', pero en otro tiempo cualquier licencia servía como excusa para hacer más atractivo un producto. Daba igual si eran refrescos, cadenas de comida rápida, películas, series, algún juguete de moda, o bandas de música de reconocido prestigio internacional.
Este es el caso del título que analizamos, un juego de pinball que llegó directamente asociado con la popular banda estadounidense llamada 'Mötley Crüe', que tal vez no os suene a los más jóvenes, pero que lleva cosechando éxitos desde principios de los años 80 y sigue en activo a día de hoy. Algún día nos tocará rememorar otros clásicos cruces entre el mundo de la música y el del videojuego con títulos como 'Revolution X', o 'Rock'n Roll Racing', pero esta vez le toca a este clásico pinball con "doctores que nos harán sentir bien".
Para empezar podremos escoger cuántos jugadores se van a unir a la fiesta, hasta un máximo de cuatro. Es habitual esta cifra de jugadores en este tipo de títulos, ya que se juega por turnos y no hacen falta adaptadores adicionales ni nada por el estilo. Simplemente jugamos hasta que perdamos nuestra bola y le pasamos el mando al siguiente jugador, mientras el juego registra por separado las puntuaciones de cada uno. Esto ya de por si puede depararnos grandes tardes de diversión con los colegas, con piques por ver quién logra la mejor puntuación.
Que mal rollo
Pero en 'Crüe Ball' no todo será hacer puntos, pues aunque no lo parezca el juego ofrece su propio progreso en el que debemos ir avanzando. A medida que vayamos logrando objetivos se irán añadiendo nuevos desafíos, como jefes finales, o fases de bonus. Si logramos superar los nueve niveles disponibles tendremos que enfrentarnos al grotesco jefe final, el cual será lo único que nos separe de contemplar el final del juego y lograr una valiosa bonificación de puntos con su derrota.
Quizá el diseño de la mesa pueda resultarnos algo sencillo comparado con otros juegos similares, ya que de hecho solo encontraremos una mesa de tres alturas que va variando ligeramente conforme se presenten nuevos retos. Habría sido de agradecer al menos un pequeño cambio estético en la fase a medida que progresásemos entre niveles, pero no es así, por lo que se nos puede antojar un poco repetitivo.
Gráficamente no esperéis grandes alardes ni efectos asombrosos, visualmente el juego cumple aceptablemente, o todo lo bien que cabría esperar de un juego de Mega Drive de 1992. No obstante si hay un aspecto en el que probablemente logre llamarnos la atención, y es en el estrafalario y desconcertante aspecto de las criaturas que nos encontraremos a lo largo del juego: Gusanos, cerebros ciclope, cabezas flotantes, arañas, e incluso esqueletos de pájaro con cabeza humana. Todo un desfile de aberraciones destinadas a crear una ambientación única que casa perfectamente con el estilo metalero del juego.
Los mencionados pájaros serán el enemigo al que deberemos enfrentarnos por bandadas en las fases de bonus, las cuales rinden homenaje al clásico 'Arkanoid'. Nuestro objetivo aquí será destruir tantos pajarracos como nos sea posible con la bola, evitando que alcancen el lado izquierdo de la pantalla, o que nuestra bola se cuele por este mismo sitio. Para acceder a estas jugosas fuentes de puntos deberemos cumplir algunos requisitos en la mesa principal, como golpear ciertos objetivos y tumbar letras con la bola formando palabras clave.
Las físicas responden bastante bien, aunque a veces puede ocurrir que la bola atraviese la punta del flipper, algo desgraciadamente habitual en este tipo de juegos en aquella época. Hay que advertir que se trata de un pinball clásico en toda regla, por lo que los no gusten habitualmente de este tipo de divertimentos probablemente acaben desesperándose al ver como la bola se les cuela una y otra vez entre los flippers. En otras palabras, si no te gustan los pinballs, casi mejor que dejes pasar este juego.
Para expertos y principiantes
Dominar técnicas como la de parar la bola para apuntar nos serán de gran ayuda para jugar sabiendo lo que estamos haciendo, sin limitarnos simplemente a golpear la bola sin ton ni son esperando que no se nos cuele por la parte inferior de la mesa. Los habituales de los pinballs lo pueden encontrar incluso fácil, pero el resto de mortales es poco probable que llegue a contemplar el desagradable jefe final.
Un aspecto muy a tener en cuenta en un título como este es la música, ya que como mínimo debe adaptar bien los temas originales del grupo al que representa. Tres serán los temas que podremos escuchar de los Mötley Crüe mientras jugamos: Live Wire, Home Sweet Home, y el popular Dr. Feelgood. Los tres están bastante bien adaptados a las capacidades sonoras de Mega Drive, y si bien es cierto que se habría agradecido algún tema más, también es posible encontrar otros pequeños temas propios del juego para ampliar la banda sonora.
Si os gustan los pinballs y estáis ya un poco cansados de los habituales 'Dragon's Fury' o 'Sonic Spinball', podéis echarle un vistazo sin compromiso a 'Crüe Ball'. Pues puede que no sea el mejor juego de pinball para Mega Drive, pero sin duda sabe aportar su toque especial que lo hace único. Y si además os gustan los temas de esta popular banda de heavy metal, entonces ya tardáis en probarlo.
No esperéis encontrar algo como 'Crüe Ball' en la Mega Drive Mini o similar, ya que es harto difícil que sea reeditado alguna vez. A día de hoy sigue siendo 100% exclusivo de Mega Drive, y probablemente lo siga siendo para siempre. Por suerte este título ofrece otra ventaja que puede ayudar a que os decidáis a darle una oportunidad, y es que es tremendamente asequible y fácil de añadir a la colección. Por menos de 20 euros podéis conseguirlo completo en perfecto estado, y por ese precio merece totalmente la pena tenerlo a poco que os gusten los pinballs virtuales.
De seguro que le habría venido bien algo más de variedad, o algunos modos de juego extra. Pero 'Crüe Ball' cumple bien su papel de divertir, especialmente en compañía. Un cartucho fácil de conseguir, bueno de jugar, y bonito... Bueno, bonito a su manera, seguro que os encantará si os va la estética metalera, pero el resto de mortales puede que acabe teniendo alguna pesadilla con sus diseños. Un título sin duda muy carismático y peculiar que a buen seguro merece cuanto menos que le echéis un vistazo.
Lo mejor:
La adaptación de los temas de la popular banda de heavy metal. Su particular e inquietante ambientación. Jugabilidad directa sin complicaciones.
Lo peor:
Puede pecar de repetitivo al contar con una única mesa (con varios niveles). Se queda corto en cuanto a complejidad comparado con otros grandes del género para esta consola.