En 1991 nacía la saga 'Civilization' de la mano del prolifero Sid Meier, cinco años más tarde llegaría la esperada secuela que iba a superar a su predecesor en prácticamente todo, y convertiría a esta serie en el gran referente dentro del género de la estrategia. Su legado perdura hasta nuestros días, siendo de los pocos títulos del género que ha logrado soportar el paso de las décadas. Curiosamente esa es la propuesta que nos hace el propio juego; superar la prueba del tiempo y llevar a una civilización que da sus primeros pasos a lo largo de los siglos y milenios hasta alcanzar su máximo objetivo; colonizar otros planetas.
El mundo en tus manos
¡Enhorabuena! Acabas de conseguir el mejor trabajo del mundo; ser el líder de una de las mayores civilizaciones de la historia. Y además es un trabajo indefinido, pues te llevará milenios conseguir el gran objetivo final de toda civilización: ¡Colonizar el espacio! Pero no creas que será un trabajo fácil, comenzaras prácticamente sin nada, viendo como pasan los años y tu débil pueblo va creciendo siglo tras siglo como la semilla que se transforma en un poderoso árbol. Tendrás que tener paciencia y una gran habilidad para saber gestionar los recursos, y además pondrás a prueba tus dotes diplomáticas tratando con otras civilizaciones. Todo esto mientras tratas de mantener contento a tu pueblo, mantener firme y sólida la economía, y expandir la ciencia para conseguir nuevos adelantos con los que aumentar tú grandeza construyendo algunas de las grandes maravillas del mundo. ¿Construirás pirámides y grandes murallas, o carreteras y ferrocarriles? Equilíbralo bien, porque tus súbditos no podrán ir al trabajo montados en una pirámide, pero una carretera no impone respeto a los pueblos rivales. Si te queda tiempo tal vez puedas tratar de conquistar el mundo, pero hazlo con cuidado o serás tú el conquistado. De ti depende que tu civilización alcance la gloria absoluta, o que sus polvorientos restos terminen en un museo. ¿Serás capaz de sobrevivir a la prueba del tiempo?
No cabe duda de que la saga 'Civilization' se ha convertido en todo un referente del género de estrategia, su longeva existencia y su particular estilo se han encargado de que millones de jugadores de todo el mundo queden enganchados a ella sin remisión. Y es que no estamos hablando de un título al que se eche una partidita rápida en una tarde, si no ante un verdadero reto que puede llevarnos semanas superar. Su mecánica de juego hace que las horas nos parezcan minutos. Siempre que logre engancharnos, claro, pues su especial propuesta no conquista a todos por igual.
Dentro de la saga, esta segunda entrega es probablemente la más popular y trascendente. El primero logró sentar las bases y encandilar a muchos jugadores, pero este segundo "Civ" pulió la fórmula original y le dio la fama ante jugadores de todo el mundo. Los PC de 1996 fueron los primeros en recibir el título, que más tarde llegaría a Mac, PlayStation, y por último N-Gage. Si, aquel hibrido entre teléfono móvil y consola portátil de Nokia que pasó sin pena ni gloría hace unos años.
La mejor forma de entender la mecánica de este juego es imaginarse una especie de ajedrez, pero infinitamente más complejo. El terreno está dividido en retículas cuadradas, y cada una de estas casillas representa un tipo de terreno que pueden ser: Montañas, praderas, desiertos, junglas, bosques, ríos, y un largo etcétera. La unión de estas casillas va construyendo el mundo, formando continentes, islas, mares, y océanos. El mundo se genera de manera aleatoria al comienzo de cada partida, por lo que nunca sabremos en qué clase de terreno hemos salido.
Por esta especie de tablero se moverán nuestras unidades, que son mostradas mediante un ícono representativo de cada una. Por ejemplo si manejamos una unidad de legionarios, estos aparecerán representados por la imagen de un único legionario como si fuese una pieza de ajedrez, y al mover dicha "pieza", moveremos la unidad de legionarios por el mapa. Cada unidad lleva un escudo del color de su civilización, y en dicho escudo se muestra su nivel de salud. Mientras esta barra de salud no se vacíe por completo, podemos recuperar la unidad entera de diferentes maneras. Pero si se vacía, perderemos la unidad para siempre. Y lo mismo ocurre con las unidades enemigas.
Este concepto básico de juego es fácil de entender, pero nos llevará algo de tiempo dominarlo. Es prácticamente imposible controlarlo todo de inicio, por lo que nos llevará algunas partidas aprender cómo funciona y descubrir todas las posibilidades que ofrece. Una vez hayamos entendido todas las reglas, jugaremos de manera fluida y comenzará la verdadera diversión. Es importante tener esto en cuenta, pues no estamos ante un juego sencillo que enganche desde un primer momento. La paciencia aquí es importante, por lo que si no es vuestra virtud, lo más probable es que no soportéis el juego más de cinco minutos.
Haciendo historia
La partida comienza en el año 4.000 antes de Cristo, donde apenas tenemos una tribu nómada de colonos. Con ellos construimos nuestra primera ciudad, y a partir de ahí vamos levantando todo un imperio. Las condiciones al principio de la partida pueden variar, por ejemplo podemos empezar con más de una unidad de colonos, en terreno favorable o desfavorable, o con algún conocimiento científico ya adquirido. Esto marcará la dificultad al comienzo de la partida, al margen de al dificultad que hayamos establecido en las opciones.
Disponemos de un amplio catálogo de unidades que abarcan distintos periodos de la historia, desde falanges y arqueros, a tanques y aviones. Estas unidades pueden ser de tierra, mar, o aire, y cada una obedece a sus propias normas. 'Civilization II' ofrece una novedad respecto a su predecesor en este campo, y es que los combates ya no dependerán tanto de la suerte como de la habilidad de cada unidad. Aquí se tienen mejor en cuenta los parámetros de cada unidad al combatir, por lo que un avión destruirá fácilmente a un arquero y no como en el primer 'Civilization' donde esto quedaba más a merced del azar.
Pero 'Civilization' no se basa solo en lo militar, deberemos encargarnos de expandir nuestro pueblo construyendo nuevas ciudades o conquistando las de los enemigos, construir infraestructuras como carreteras y campos de labranza, y gestionar nuestro presupuesto destinándolo en aquello que más nos interese. La ciencia debe ser uno de nuestros objetivos principales, pues sin adelantos científicos nuestra civilización no durará mucho. Estos adelantos se producen cada cierto número de turnos, que varia en base al presupuesto que hayamos destinado a la ciencia.
Cada adelanto científico nos otorgará alguna ventaja, ya sean nuevas unidades militares, o mejoras para las ciudades. Ese mismo adelanto científico nos abrirá de paso las puertas a otros nuevos asociados a él, por lo que habrá que escoger con cuidado lo que queramos que estudien nuestros sabios. Las demás civilizaciones también investigarán por su cuenta, y si van más avanzados que nosotros no nos respetarán, mientras que si van más atrasados nos envidiaran. Podremos "comerciar" con ellos usando estos avances científicos, pero hay que hacerlo con cuidado, no sea que al hacerlo firmemos nuestra propia sentencia de muerte.
Las relaciones diplomáticas son una parte importante del juego, en cuanto tomemos contacto con otras civilizaciones abriremos dialogo con ellas. Estas conversaciones se realizan mediante frases predefinidas que escogeremos en base a nuestros intereses. Por ejemplo si se nos ofrece un tratado de paz, podemos rechazarlo, o aceptarlo. Nuestras acciones durante la partida también influyen, si por ejemplo aceptamos un tratado de paz y luego lo violamos, perderemos credibilidad no solo ante la civilización traicionada, si no también ante las demás. Cada líder de civilización tiene su propia personalidad, y unos serán más agresivos que otros. Esto hace recomendable acabar primero con los que suponen una mayor amenaza, mientras que nos aliamos con los amistosos.
El bienestar de nuestros ciudadanos también es importante, pues debemos cuidar de su felicidad o se provocarán revueltas. También habrá que asegurarse de que no haya hambrunas, y de mantener los servicios básicos de cada urbe. Escoger una forma de gobierno es también labor nuestra, y no funciona igual el comunismo que la democracia, así que habrá que escoger con cuidado cómo vamos a gobernar. Puede que atender a todas estas tareas nos resulte abrumador al principio, pero por suerte contamos con nuestro consejo asesor, que nos echará una mano advirtiéndonos de qué está bien, y que está mal. De nosotros depende decidir cuando queremos escucharlos y cuando no
¡Que barbaridad!
Además de las civilizaciones rivales, también existe la amenaza de los bárbaros. Estos pueblos sin gobierno vagan por el mundo causando estragos, y suponen una amenaza para todas las civilizaciones. Su presencia se puede desactivar al comienzo de la partida, pero si aceptamos que aparezcan, de vez en cuando una horda de bárbaros aparecerá donde menos lo esperamos y pondrá en peligro nuestro imperio. En las opciones de personalización también podremos gestionar el nivel de dificultad, o el tamaño del mundo, así como el número de civilizaciones rivales que tendremos.
Para nosotros podemos escoger entre un amplio abanico de civilizaciones de la historia, como por ejemplo los romanos, los persas, los egipcios, los japoneses, los ingleses, o los españoles. Las diferencias entre una y otra civilización son mínimas, por lo que podemos escogerla libremente en base a nuestras preferencias o a qué líder nos cae mejor. Cada civilización tiene asignado un color en grupos de tres, por ejemplo los españoles, los egipcios, y los aztecas comparten el color amarillo, y solamente puede haber una civilización de color amarillo en la partida.
Cada unidad se puede mover un número limitado de casillas en cada turno, y una vez las hayamos movido todas, podremos terminar el turno y el tiempo correrá algunos años. Estos saltos de tiempo al acabar el turno serán cada vez menores a medida que avance la partida. No será necesario agotar los movimiento de cada unidad para poder terminar un turno, también podemos pasarlo antes de tiempo, o poner a dormir o fortificar las unidades para que permanezcan inactivas.
Al principio de la partida todo el mapa será un misterio, no sabremos dónde estamos nosotros y dónde nuestros enemigos. A medida que movamos nuestras unidades iremos cartografiando el mapa y revelando lo que oculta, lo que puede deparar sorpresas agradables, o meternos en algún problema. Repartidos por el mundo habrá pequeños pueblos representados por una cabaña, estos actúan a modo de recompensas y solamente pueden ser encontrados una vez. Unas veces nos darán oro, y otras nos darán nuevas unidades o adelantos científicos. Pero hay que tener cuidado, pues también podemos desatar una horda de bárbaros y vernos en un buen problema.
Cada ciudad tiene un rango de acción que abarca las casillas a su alrededor, estas casillas pueden contener recursos especiales que mejoren el rendimiento de la ciudad. Elegir un buen sitio para construir una nueva ciudad será muy importante, ya que si por ejemplo la levantamos en medio de un desierto, su prosperidad será mucho menor que si lo hacemos en unas verdes praderas. Cada ciudad produce un cierto número de escudos en cada turno, y dichos escudos se usan para construir mejoras y nuevas unidades. Cada vez que indiquemos a la cuidad lo que debe construir, se nos mostrará el número de turnos necesario para terminarlo.
También podemos establecer rutas comerciales entre ciudades, pues cada urbe produce ciertos bienes mercantiles. Podemos construir una caravana, elegir su mercancía, y luego llevarla a otra ciudad. Si la llevamos a una ciudad que demande esa mercancía recibiremos mucho oro, y más si ciudad está bastante alejada de la de origen. Además es posible construir diplomáticos y espías que nos permitan "fastidiar" a nuestros rivales, ya sea robando su tecnología, o sobornando unidades enemigas para que se pasen a nuestro bando.
Maravíllate
Otro punto muy a tener en cuenta son las Maravillas del Mundo, estas se construyen en las ciudades, y cada época de tiempo tiene sus propias siete maravillas. No es nada fácil construir una de ellas, pero si lo logramos recibiremos ventajas y sacaremos pecho ante las demás civilizaciones. Además cada vez que completemos una, veremos un cuidado video que la presenta a modo de recompensa. Cabe destacar que 'Civilization' no es solo un juego divertido, también es una forma de aprender historia, cosa para lo que nos vendrá bien la "Civilopedia"; una enciclopedia donde viene descrita la historia real de cada elemento del juego.
Para ganar la partida debemos cumplir al menos uno de los objetivos principales del juego, como por ejemplo destruir a todas las demás civilizaciones rivales, o ser la primera civilización que logre establecerse en otro planeta. Cuando consigamos uno de estos objetivos finales, se nos dará una puntuación en base a nuestros logros durante la partida y podremos registrarlo en el Cuadro de Honor. Después se nos dará la opción de poner fin a la partida o de seguir jugando indefinidamente.
Gráficamente no se puede esperar gran cosa, este no es un juego diseñado para deslumbrar visualmente. Aunque si muestra un aspecto notablemente superior a su predecesor. La banda sonora puede variar de una versión a otra, pero básicamente son temas ambientales que se repiten sin fin. Podemos cambiar el tema de fondo, pero la lista no es muy larga. Si nos cansamos de la música podemos desactivarla, pues al fin y al cabo es un título para jugar tranquilo y relajado.
Para ordenadores se publicaron varias expansiones y versiones mejoradas, que añadían nuevos retos preestablecidos, e incluso la posibilidad de seguir jugando con nuestra civilización en otros planetas. En sus últimas revisiones se añadió doblaje al castellano para los asesores, y modo multijugador, algo de lo que inexplicablemente carecían las primeras versiones. Lamentablemente ninguna de ellas está disponible en Steam, al contrario que sus secuelas, por lo que jugarlo en ordenadores actuales puede darnos algún problema de compatibilidad.
La versión para PlayStation es la única que llegó a consolas en su época, a pesar de que su predecesor se paseó por Super Nintendo, Sega Saturn, y por la propia PlayStation. Esta versión mantiene la mayoría de elementos del original para ordenador, pero no posee modo multijugador, las opciones de modificación lógicamente no están disponibles, y para colmo arrastra bastantes bugs, algunos realmente molestos. Es posible jugar bien aprendiendo a convivir con estos bugs e incluso se puede lograr evitarlos, pero no deberían haber estado ahí. Adquirir el disco original hoy en día no es demasiado caro, pero no os molestéis en buscarlo en la Store porque jamás llegó allí.
La versión para N-Gage fue publicada mucho después, e incomprensiblemente fue nombrada solo como 'Civilization', lo que provoca que muchos crean que es la primera entrega de la saga cuando en realidad es la segunda. La conversión por suerte si fue aceptablemente buena, aunque por desgracia fue publicado al final de la vida de este sistema, y encontrar hoy en día una copia del juego es harto difícil.
Una buena forma de empezar
La saga nos ha dejado varias secuelas que han ido mejorando a este título en prácticamente todos los aspectos, pero 'Civilization II' sigue conservando su encanto inicial y continua siendo muy capaz de engancharnos. Es una buena forma de iniciarse en esta saga antes de pasar a entregas posteriores más complejas, por lo que si queréis probar suerte con la serie os recomendamos iniciaros con este gran juego.