El 22 de Septiembre 2019 | 15:51
Tras la buena acogida del primer 'Chuck Rock' nos llegaba su secuela allá por 1993, con más cavernícolas chiflados, dinosaurios disparatados, y toda clase de parafernalia prehistórica. Los sistemas escogidos para recibir el título fueron: Amiga, Amiga CD32, Mega Drive, Master System, Game Gear, y Mega CD. Curiosamente esta vez se omitieron las consolas de Nintendo, a pesar de que su predecesor se había paseado por los circuitos de Game Boy y Super Nintendo. Y tampoco hubo versión para otros sistemas previos como Commodore 64, Atari ST, o el no muy conocido Acorn Archimedes. ¿Lograría esta secuela cosechar el éxito de su predecesor a pesar de estas ausencias?
De tal palo, tal garrote
Tras aplastar al malvado Gary Gritter y rescatar de sus garras a su amada Ophelia, el bueno de Chuck Rock decidió desarrollar su faceta de inventor, lo que le llevó a crear el primer automóvil de la historia. Este invento revolucionario llamó la atención de todo el mundo, especialmente de los multimillonarios inversores que de la noche a la mañana convirtieron a Chuck en un troglodita muy rico. Se iniciaba así un periodo de felicidad y prosperidad para la primitiva pareja, que culminó con la llegada del pequeño Chuck Junior. Las cosas no podrían ir mejor para la familia Rock, pero si que podían ir a peor, y justo eso era lo que estaba a punto de pasar. A la sombra de la empresa de automóviles de Chuck había crecido un competidor, dirigido por un magnate sin escrúpulos llamado Brick Jagger. Pero los vehículos de esta compañía dejaban mucho que desear, lo que llevó a la desesperación del avaricioso Jagger, que envió a sus matones para secuestrar a Chuck. Y así, antes de que nuestro héroe pudiera dar siquiera un solo barrigazo, fue raptado exigiendo el control de su compañía como pago a cambio de su vida. Por suerte una nueva generación está aquí para tomar el relevo, y así Chuck Junior se escapa de su cuna a garrotazos con un claro objetivo en mente: Rescatar a su papá.
No es muy habitual el que una secuela de un juego reemplace al protagonista por otro personaje, pero eso es justo lo que nos encontramos aquí. No cabe duda de que es una apuesta muy arriesgada, y más teniendo en cuenta la buena acogida de la primera entrega, pero se agradece la apuesta por la originalidad a pesar de que más de uno seguramente hubiese preferido volver a manejar a Chuck en vez de a su vástago.
Con nuevo personaje o sin él, la jugabilidad es ciertamente parecida a la de su predecesor, con plataformas básicas en escenarios para explorar llenos de enemigos y peligros. El primer 'Chuck Rock' no era precisamente un juego fácil, y sus físicas eran a veces excesivamente exigentes, lo que provocaba que más de una vez recibiésemos daños incluso a pesar de no haber entrado en contacto directo con la fuente del peligro. Todo esto se mantiene aquí, sea para bien o para mal.
El sprite de Junior es algo más pequeño que el de su padre, aunque lo compensa con la descomunal porra que porta. Con ella podremos atacar a los enemigos o destruir bloques, además de empujar piedras para formar puentes o plataformas. El rango de ataque es algo mayor que el que tenían los barrigazos de su padre, y además nos expone menos al contacto de los enemigos, pero aun así habrá que calcular bien si no queremos que el bicho al que ataquemos se vengue antes de caer.
Aventuras en pañales
Junior podrá recoger caramelos para aumentar su puntuación, y biberones para reponer salud. Estos últimos serán muy necesarios, pues tanto trampas con enemigos se cebarán con nosotros hasta que le vayamos cogiendo el truco. También habrá jefes de final de fase, con mecánicas clásicas que requerirán que los observemos atentamente para después castigar su punto débil. El tamaño de estos jefazos suele ser bastante notable, llegando habitualmente a ocupar casi toda la pantalla. Esto puede resultar intimidante, pero con paciencia y habilidad acabaremos con ellos.
El sistema de juego es idéntico en todas las versiones, y es muy de elogiar que se lograse mantener intacta la jugabilidad en las conversiones para sistemas de 8 bits. De hecho será en Master System y Game Gear donde probablemente más nos sorprenda este juego, ya que el apartado gráfico exprime realmente bien el potencial de estos sistemas. En el caso de Master System disfrutaremos de una mayor resolución de pantalla, lo que permitirá por ejemplo apreciar el inmenso tamaño de algunos jefes que en Game Gear apenas caben en la pantalla.
Curiosamente tanto la versión para Amiga como la de Mega Drive son prácticamente idénticas a sus respectivas versiones en CD, apreciándose como cambios más notables la banda sonora en calidad CD (igual para ambas versiones), y la genial secuencia de introducción animada (también idéntica) donde se nos narran las peripecias de Chuck y compañía con unos divertidos dibujos animados de una calidad francamente sorprendente.
Lógicamente esto hace que sea más recomendable optar por las versiones en CD, pero aun así las ediciones básicas para Amiga y Mega Drive son bastante recomendables dentro de cada sistema, especialmente si no podemos acceder a las versiones en disco compacto. Cierto es que el juego en sí no ofrece nada realmente destacable dentro de su género, y más en una época donde había bastante competencia y de muy alta calidad. Pero a pesar de todo nos queda un plataformas bastante majo que sabrá satisfacer vuestras ansias de pegar saltos al estilo retro.
En peligro de extinción
Por desgracia en su momento pasó ciertamente desapercibido, y más comparado con su predecesor. Su ausencia en sistemas de Nintendo, sumada a la vorágine de estupendos títulos que abarrotaban el género, hicieron el resto. A pesar de todo los de Core todavía harían un último intento para aprovechar la franquicia, publicando 'B.C. Racers' en 1995. Este juego de carreras al estilo 'Mario Kart' empleaba los personajes de la serie 'Chuck Rock', y fue publicado para Mega CD, 32X, 3DO, y MS DOS.
Desafortunadamente esta tercera y última entrega se convirtió en la más desconocida de todas, lo que definitivamente enterró la franquicia en un hoyo muy profundo del que nunca más volvió a salir. Ni siquiera para disfrutar de algún tipo de reedición, por lo que la única forma de poder disfrutar de 'Chuck Rock 2: Son of Chuck' es hacerlo en los sistemas originales para los que salió (eso o recurrir a la emulación).
La versión para Master System es relativamente rara, y su precio actual ronda los 30 o 40 euros. Se trata de un título bastante desconocido dentro del sistema, pero es probablemente donde más recomendable es su compra, pues puede codearse con los mejores del género para esta consola. En Game Gear es también recomendable, pero esta versión es más difícil de encontrar, pudiendo superar los 50 euros completo y en buen estado.
En Amiga también es ciertamente esquivo, pudiendo superar los 30 euros completo. Y más os costará encontrar el de Amiga CD32, ya que es mucho más raro y su precio puede superar tranquilamente los 50 euros. En Mega Drive los precios oscilan bastante, de modo que buscando un poco se puede encontrar a buen precio (unos 20 o 30 euros completo). Algo que no ocurre con la versión para Mega CD, la cual es sin duda la más cara de todas llegando a superar la barrera de los 100 euros dependiendo de su estado.
Mejor en disco
Esta versión para Mega CD es también la más recomendable de todas junto con la de Amiga CD32, las diferencias entre ambas no son muchas, y podéis escoger cualquiera de ellas según vuestros gustos, especialmente en lo referente al colorido de los fondos (más vivo en Mega CD, y más apagado en Amiga CD32). Finalmente, las entregas para Mega Drive y Amiga quedan como la edición "low cost" de sus hermanas mayores, pero sin perder nada grave y con música chiptune que a buen seguro agradará a los fans de este tipo de composiciones.
En resumen, un plataformas que no destaca especialmente en un género tan poblado como este, pero que cumple sobradamente para hacernos pasar unas cuantas horas de diversión. Su dificultad es ligeramente más baja que la de su predecesor, pero aun así sigue siendo alta, de modo que nos va a costar pasárnoslo de una sentada. En el caso de Master System y Game Gear es todavía más recomendable, ya que técnicamente saca bastante jugo a los 8 bits de Sega.
Lo mejor:
Simpático y divertido. La dificultad está mejor ajustada que en su predecesor. La intro de las versiones en CD. La formidable conversión para 8 bits.
Lo peor:
No aporta nada destacable al género. Seguramente más de uno habría preferido que no se cambiase al protagonista. Las físicas pueden ser un tanto puñeteras.