En 1990 los genios de Rare se asociaban con MB (Milton Bradley. Si, la de los juegos de mesa) para sacar en NES 'Captain Skyhawk', un shoot'em up de aviones que estrujaba a tope las capacidades de la consola y nos sorprendía con una jugabilidad fluida y adictiva. Tanto es así que fue escogido por Nintendo para ser llevado a su PlayChoice-10, la versión arcade de NES. Por desgracia nos quedamos sin él en 'Rare Replay', probablemente por temas de licencias con MB, quedando así como ejemplo de que Rare es mucho más de los que vimos en el estupendo recopilatorio de Microsoft.
La última esperanza
No se sabe de dónde llegaron, pero no tardaron en apoderarse de la superficie del planeta, relegando a la humanidad a vivir bajo tierra. Ahora esta diabólica especie alienígena amenaza con algo mucho peor, drenar la energía del planeta entero para carga un arma capaz de destruir planetas. ¡Incluido el nuestro! Solamente la fuerza rebelde de defensa se interpone en su camino, con el valiente Capitán Skyhawk al mando. De él depende el éxito en las misiones que buscan destruir las bases alienígenas en la superficie, así como garantizar la llegada de suministros a las instalaciones subterráneas. Incluso puede que tenga que rescatar a algún valioso científico de las garras de los invasores, pues de ellos depende la construcción del arma que puede enviar a esos monstruos espaciales de vuelta a su casa. ¡Es hora de contraatacar!
Hablar de Rare es hablar de muchas de sus señas características, pero sin duda la primera de ellas que nos llamará la atención es el cuidado extremo en el apartado gráfico. Ya la propia presentación de 'Captain Skyhawk' está al nivel de la de los mejores arcades, con curiosos efectos visuales y cascadas de color para hacer mucho más vistoso algo tan sencillo como por ejemplo la pantalla de récords.
Poco les importaban a estos geniales desarrolladores las limitaciones técnicas de cada hardware, pues siempre eran capaces de sobrepasarlas ofreciendo un espectáculo que dejase boquiabierto al jugador desde el primer contacto. En esta ocasión por momentos dudaremos seriamente de si estamos jugando con una NES, o con algo posterior, especialmente al deleitarnos con las suaves y fluidas animaciones del gran protagonista en pantalla; nuestro avión de combate.
Y es que nuestra aeronave aparecerá representada mediante gráficos prerenderizados, algo que más tarde se convertiría en seña de identidad marca de la casa. El desplazamiento de dicha aeronave se realiza siempre en vertical, mientras que el escenario se nos muestra con una perspectiva isométrica. Este escenario emplea la vieja técnica que se usaba en la época para generar entornos tridimensionales construidos a base de lo que parecen ser cubos, tal y como vimos en otros títulos como 'Marble Madness' o 'Snake Rattle'n Roll' de la propia Rare.
Mediante la mezcla de desplazamiento vertical, y escenario isométrico, se consigue que nuestro avión sobrevuele a toda velocidad cañones, ríos, y montañas. Los cuales no estarán solo de adorno, pues tendremos que andar con cuidado para no chocar con las distintas elevaciones del terreno, lo que unido a la endiablada velocidad que alcanza a veces el juego, hará que la adrenalina nos brote por las orejas mientras maniobramos por estrechos desfiladeros a la velocidad del rayo.
Misión cumplida
Pero el terreno no será ni mucho menos lo único de lo que deberemos preocuparnos, pues cada fase suele requerir de ciertos objetivos a cumplir para poder ser superada. Estos pueden ser destruir una base enemiga, rescatar a algún científico, o hacer llegar suministros vitales a varias instalaciones subterráneas. Por el camino nos toparemos con montones de vehículos enemigos dispuestos a poner fin a nuestra misión, como helicópteros, barcos, torretas armadas, y otros cazas de combate, los cuales por cierto nos pueden dar bastante guerra si deciden perseguirnos.
Estas fases constituyen la parte principal del juego, y poseen una encomiable capacidad para engancharnos y dejarnos pidiendo más. Pero no serán lo único que debamos afrontar, pues entre fases y fase tendremos ocasión de visitar niveles de bonificación que se juegan mediante una perspectiva 3D muy similar a la del clásico 'After Burner'. Nuestro objetivo aquí será sobrevivir mientras destruimos la mayor cantidad posible de cazas enemigos, por lo cual seremos recompensados con valiosos créditos que podremos gastar más tarde.
Tras esto nos quedará una pequeña prueba por superar para completar el nivel, y es conseguir atracar correctamente en la estación espacial que nos sirve como base de operaciones. Para esto habrá que sincronizar nuestro avión con el giro de la estación a fin de entrar por el hangar, lo cual nos puede costar algunas vidas la primera vez que lleguemos hasta que le pillemos el truco.
Una vez logremos acoplar nuestro caza, podremos reponer los suministros de combustible y emplear los créditos previamente ganados en mejorar nuestro armamento, comprando por ejemplo misiles de seguimiento, o devastadores cañones de dispersión que nos ayuden a destruir las bases que actúan a modo de jefe. Todas estas situaciones se traducen en un desarrollo variado que nos mantendrá pegados a la consola sin el menor atisbo de monotonía, aunque es bastante probable que nuestra parte favorita del juego acabe siendo la principal con perspectiva isométrica y desplazamiento vertical.
El control responde realmente bien y cumple cuando lo necesitamos, de modo que cuando fallemos seremos conscientes de que ha sido por culpa nuestra, y no por alguna jugarreta injusta. Esto ayuda a que, a pesar de su elevada dificultad, el juego no resulte frustrante. De hecho, nos incitará a repetir las veces que haga falta hasta que logremos superar cada fase. Esto ayuda a compensar su corta duración (la típica para la época), a lo que debemos sumar el registro de récords que nos incite a tratar de repetir las veces que haga falta para mejorar nuestra puntuación. Ojo, porque el juego no guarda los récords, así que recurrid al ingenio (como echar una foto con el móvil) si queréis tratar de superarlo en otro momento.
Sigue con tu música
De tenerle que poner alguna pega, quizá sería el no contar con un menú de opciones que nos permita ajustar la dificultad. Ya que, si bien esta no llega a ser frustrante, sí que puede hacerse muy cuesta arriba para los no habituados con el género. Y tampoco le habría venido mal algún modo para dos jugadores, aunque fuese por turnos. Pues habría ayudado a fomentar el pique por ver quién llega más lejos o logra el mejor récord. Ninguna de estas cosas es grave, pero le habría venido bien para ganar algún punto extra.
La música que acompaña al juego es bastante buena (obra del siempre genial David Wise), pero también escasa. De hecho, la mayor parte del tiempo no habrá más sonido que el del reactor de nuestro caza y las explosiones que acompañen a nuestros disparos. Se habría agradecido algo de música que aderezase cada fase, aunque siempre podemos ponernos de fondo la banda sonora de la película Top Gun para crear ambiente, o tal vez la de Independence Day, para que vaya más acorde con la trama del juego. Eso se lo dejamos ya a vuestros gustos musicales y cinéfilos.
Su ausencia en 'Rare Replay' complica el proceso de poder jugarlo hoy en día, aunque por suerte se trata de un cartucho bastante fácil de encontrar, por lo que podéis jugarlo en vuestra NES original por unos 10 o 15 euros. En caso de quererlo con su caja y manual, los precios se disparan bastante más, llegando incluso a las tres cifras dependiendo de la edición que sea y el estado en el que se encuentre.
Toda una joya oculta del catálogo de NES, y además con el perpetuo sello de calidad de la gente de Rare. Ideal para habituales de los matamarcianos clásicos, o incluso para novatos en el género, pues a pesar de la dificultad no ajustable, su enorme capacidad de enganchar lo convierte en un buen campo de aprendizaje. Gráficos espectaculares y jugabilidad infinita que os hará recordar por qué amáis tanto a vuestra fiel NES, y por qué Rare se tiene bien merecida su buena fama. Si no lo conocéis, ya tardáis en haceros con él.