En una época en la que Saturn estaba más que necesitada de mascotas que ayudasen a vender consolas (Sonic estaba de "vacaciones forzosas") llegaba este juego sin hacer demasiado ruido, tan silenciosamente que ni siquiera logró abrirse camino hacía el Viejo Continente, llegando solamente a America y Japón. Ese juego era 'Astal', una maravilla visual en 2D que tuvo la mala suerte de llegar en pleno apogeo de las 3D. Sin embargo el tiempo ha pasado por él mejor que por otros títulos poligonales de la época, lo que le ha convertido en todo un clásico de culto muy buscado para esta consola.
Un mundo de luz y color
Nuestra historia comienza en el fantástico mundo de Quartalia, un lugar rebosante de magia y fantasía recién creado por la diosa Antowas, que una vez hubo terminado su labor empleó su poder restante para crear a dos habitantes muy especiales para su nuevo mundo: La dulce y gentil Leda, y el temperamental Astal. La misión de Astal era proteger a Leda a toda costa, algo que el malvado demonio Jerado iba a aprovechar para apoderarse de este nuevo mundo. Para ello Jerado envió al siniestro Geist con la misión de secuestrar a Leda y encerrarla en una prisión de cristal en el fondo del océano, sabiendo que Astal se dejaría llevar por su efusivo espíritu protector. Y así la impetuosidad de Astal le llevó a emplear toda su fuerza para destruir la prisión de Leda, lo que de pasó provocó un autentico desastre en el océano desatando con ello la ira de Antowas. Como castigo Astal fue encadenado mágicamente, para lo cuál la diosa agotó sus últimas fuerzas antes de irse a descansar. Ya sin Antowas ni Astal de por medio, Jerado aprovechó para apoderarse de todo Quartalia y comenzó a modelarlo a su gusto. Ahora Astal debe encontrar la forma de escapar y devolver la luz a su mundo, misión para la que no tardará en encontrar a un peculiar aliado...
La arqueología aplicada al mundo del videojuego es una ciencia que a menudo te depara sorpresas tan agradables como lo es 'Astal', juego que ni siquiera siendo usuario de Saturn en su época tuvimos ocasión de conocer por esta parte del mundo. Salvo que lo importásemos, claro. Algo que sin duda es una verdadera pena, porque esta maravilla es muy capaz de justificar por si sola la compra de esta malograda consola de Sega.
O al menos lo es ahora, ya que en su momento los juegos en 2D se vieron enterrados entre tanto polígono. Justo al contrario que en la actualidad, cuando este tipo de juegos parece estar resurgiendo como una alternativa dentro del propio renacer del género de las plataformas. 'Astal' podría perfectamente ser el éxito indie del momento, a pesar de tener ya nada menos que 22 años a sus espaldas.
Para empezar el juego nos recibirá con una bella y extensa introducción donde se nos narra la historia previa al comienzo de la aventura, introducción en la que por cierto podemos descubrir algunas pistas para saber cómo derrotar a los jefes del juego. Además su estilo visual mezcla dibujos animados con sprites, conformando una propuesta curiosa y no muy habitual.
Sin embargo esta bella introducción no es más que un anticipo de lo que nos espera, ya desde el primer momento que nos pongamos a los mandos del juego tendremos serias dudas para saber si estamos jugando a un juego, o contemplando una especie de cuadro interactivo. Y es que los fondos de este juego son dignos de ser enmarcados y colgados en un museo de arte, toda una explosión de color que nos dejará con la boca abierta y que es capaz de hacerle sombra incluso a otros grandes clásicos de la época como 'Rayman'.
No es solo una cara bonita
Esta maravilla visual se mantendrá durante toda la aventura, que por cierto tiene una duración bastante aceptable para lo que suele ser habitual en este tipo de juegos. El nivel de dificultad además está bastante ajustado, por lo que no tendremos la sensación de que sea un paseo, pero tampoco acabaremos dejando marcas de dientes en el mando de pura desesperación.
Y si los fondos son dignos de enmarcar, las animaciones de los personajes no se quedan atrás. Tanto amigos como enemigos lucen de maravilla, con diseños imaginativos, coloridos, llenos de detalles, y perfectamente animados. A esto habrá que sumarle algunos efectos gráficos impresionantes, especialmente al enfrentarnos con los enormes jefes de final de fase.
Pero sin duda el elemento gráfico que más puede hacer chocar nuestra mandíbula contra el suelo, son los impresionantes efectos de transparencia que nos acompañaran durante ciertas partes del juego. Y es que estos efectos de transparencia son siempre la eterna asignatura pendiente de Saturn debido a la enorme dificultad que tiene incluirlos en los juegos de esta consola, sin embargo aquí se llega a abusar de ellos demostrando que una buena programación es capaz de conseguir prácticamente cualquier cosa.
No cabe duda de que 'Astal' aprueba con matricula en lo referente al apartado visual y técnico, ¿pero que hay de la jugabilidad? Pues aquí tampoco falla la cosa, ya que si bien no es precisamente el juego de plataformas más innovador de la historia, si que podremos disfrutar de toda esa jugabilidad propia de los plataformas de la era de los 16 bits, o lo que es lo mismo, la época dorada de este género.
Curiosamente el sistema de juego tiene algunos toques a lo beat'em up, ya que tendremos que usar la fuerza bruta de 'Astal' para aporrear y machacar enemigos. Algunos de estos movimientos requieren de ciertas combinaciones con el pad, y el resultado en pantalla puede ser ciertamente espectacular. Además el juego ofrece un modo cooperativo para dos jugadores, en el que ambos personajes podrán combinar sus ataques con devastadoras consecuencias.
Este modo cooperativo será accesible en cuanto liberemos al simpático pajarito que acompaña a 'Astal' prácticamente desde el comienzo su aventura, compartiendo con él la barra de salud. Este curioso personaje también nos acompañará cuando juguemos en solitario, sin embargo ahí nos limitaremos a darle órdenes sencillas como que por ejemplo vaya a buscarnos algún ítem para reponer salud.
Imprescindible para todo usuario de Saturn
Este modo para dos jugadores le añade un punto extra de interés al juego, ya que si bien el segundo jugador no deja de ser una mera ayuda, al menos se agradece la posibilidad de poder compartir la aventura con alguien. Si por el contrario sois de lo que os gusta jugar en solitario, no os preocupéis, ya que el modo para un jugador no se ve mermado o afectado cuando manejemos nosotros a ambos personajes.
¿Y qué más se le puede pedir? Pues por ejemplo una estupenda banda sonora, algo con lo que 'Astal' cumple sobradamente. Además el juego ofrece voces tanto para acompañar a las secuencias como durante el juego, con un doblaje aceptable para los estándares de la época. Estas voces hacen recomendable buscar la versión americana, a no ser que sepáis japonés. No obstante tampoco es necesario entender lo que dicen para disfrutar del juego, tan solo para entender mejor su imaginativa trama.
Si hubiese que encontrarle una pega entre tantas cosas buenas, podría ser que los jugadores a los que les guste explorar tal vez lo encuentren demasiado lineal. Los niveles se desarrollan con scroll lateral, y la mayor parte del tiempo nos lo pasaremos saltando y aporreando enemigos. Es por esto que si gustáis de perderos explorando y recolectando ítems escondidos, os recomendamos rebajar un poco las expectativas antes de poneros a jugar.
Probablemente no sea necesario que os recomendemos probarlo, ya que las imágenes que acompañan a este análisis seguramente ya os lo han vendido por si solas. De todas formas os decimos que no dejéis pasar la oportunidad de jugarlo, oportunidad que puede no ser fácil de encontrar debido a que jamás ha sido reeditado y a que a día de hoy sigue siendo 100% exclusivo de Saturn.
Para colmo la única opción que tenemos los europeos es tratar de importarlo, lo que suma gastos de envío a los cerca de 100 euros que se suelen pedir por él, tanto por la versión americana como por la japonesa. Si lo veis a buen precio ni dudéis en comprarlo, especialmente si sois usuarios de la planetaria consola de Sega. Si no es así, podéis probar a buscar un buen emulador, cosa nada sencilla tratándose de este sistema.
Una autentica maravilla que no debería faltar a todo amante de las buenas plataformas, pero que por desgracia ha quedado varada en el tiempo y de la que ya ni la propia Sega parece recordar su nombre. Encontrar uno es harto complicado, pero si lo conseguís acabareis besando vuestra Saturn.