El 9 de Junio 2019 | 14:38
En noviembre de 1986 nacía Alex Kidd en Master System con su primer título, 'Alex Kidd in Miracle World'. Y no iba a tener que esperar demasiado para tener una secuela, pues apenas un mes más tarde llegaba 'Alex Kidd the Lost Stars' a los salones recreativos nipones, corriendo por los circuitos de la popular placa System 16 de Sega. En 1988 el bueno de Alex daría el salto a Mega Drive con 'Alex Kidd in the Enchanted Castle', pero no sin antes regalarle a Master System una conversión bastante digna del título que analizamos.
Encuentra la Bola Milagrosa
Todo el mundo habla de Alex Kidd en el planeta Aries, su heroica gesta liberó al Mundo Milagroso de la tiranía del malvado Janken el Grande, el cual trató de apoderarse de todo el reino que les pertenecía por derecho a Alex y su familia. Sin embargo los habitantes del reino pronto han encontrado otro tema de conversación, ya que misteriosamente han desaparecido las 12 estrellas que formaban la constelación de Aries. La preocupación se apodera una vez más de todo el reino ante tan oscuro acontecimiento, lo que lleva a Alex a investigar lo sucedido subiendo a la cima del Monte Eterno. Allí Alex se encuentra con la hechicera Daleda, la cual parece saber lo que está ocurriendo con el firmamento. Hace 5.000 años apareció una diabólica criatura llamada Ziggarat, que robó las mismas 12 estrellas tratando de aprovechar su poder. Entonces se evitó el desastre gracias a Halifax Kidd, un valiente antepasado del propio Alex que consiguió derrotar al villano y recuperar las estrellas. ¿Logrará Alex repetir la hazaña de su ancestro y devolver las 12 estrellas al firmamento? Si no lo consigue, la oscuridad envolverá para siempre al Planeta Aries...
Si por algo se caracteriza la saga 'Alex Kidd' es por no mantener un estilo de juego definido e ir variándolo en cada entrega, tan solo 'Alex Kidd in the Enchanted Castle' trató de imitar el estilo aventurero de la primera entrega de la serie, y aun así lo hizo de forma simplificada, a pesar de estar corriendo en un sistema de una generación posterior. Ni siquiera a nivel de trama es fácil discernir cierta coherencia en la serie, ya que por ejemplo en el caso del juego que analizamos nos encontramos dos tramas distintas, hasta el punto de que llegan a afectar a ciertos aspectos del diseño del juego.
Así por ejemplo en la versión para recreativa nos encontramos una historia sencilla en la que Alex y su novia Stella tratan de devolver su esplendor a los doce signos del zodiaco. Mientras que en Master System se buscó dar una continuidad a 'Alex Kidd in Miracle World', con el protagonista salvando su mundo en solitario de las garras de un nuevo tirano, comenzando esta nueva aventura justo donde terminó la anterior.
Esto se ve reflejado incluso en los escenarios, ya que por ejemplo el primer nivel en recreativa muestra un fondo que imita el decorado de una especie de obra de teatro, dándole al juego un aspecto ficticio. Mientras que en Master System el fondo no parece ningún decorado, sino un típico paisaje situado dentro del mundo de Alex Kidd. En lo que si coinciden ambas versiones es en el extraño aspecto de los enemigos, que poco o nada tienen que ver con los de otras entregas de la serie.
Naipes vivientes, perros que escupen letras, e incluso dinosaurios nos saldrán al paso. Pero sin duda el enemigo que más llamará nuestra atención son los hombrecillos desnudos que menean el trasero cual Shin Chan mientras nos arrojan calaveras. Todo muy loco, incluso para lo que es habitual en esta serie. Y hasta podremos asistir a algún pequeño cameo de otras estrellas de Sega de la época, como por ejemplo la nave Opa-Opa de 'Fantasy Zone'.
Plataformas sin más
El sistema de juego no podría ser más sencillo, pues en esta entrega se buscó alejarse del toque aventurero de 'Alex Kidd in Miracle World' para ofrecer algo más propio de un arcade. Nuestro objetivo es recorrer un nivel de scroll lateral saltando de plataforma en plataforma, mientras esquivamos enemigos y tratamos de no caer al vacío. Y conviene no entretenerse demasiado en llegar a la meta, pues el cronómetro juega en nuestra contra, aunque por lo general nos suele dar cierto margen.
Un aspecto curioso del juego es que no podemos derrotar a los enemigos por medios convencionales, tan solo esquivarlos. La única manera de acabar con ellos será empleando ciertos ítems, como el que nos permite disparar ondas de energía durante un tiempo limitado. Al final de cada fase nos encontraremos a un jefe guardando la Bola Milagrosa que debemos recoger, pero no será necesario enfrentarse directamente con él, sino que bastará con lograr esquivarle y alcanzar el cofre que contiene el valioso objeto.
El juego se compone de un total de seis niveles, pero cuando completemos el sexto seremos enviados de vuelta al primer mundo, a fin de completar una segunda ronda para recuperar los seis signos del zodiaco restantes. Esta es una forma un tanto artificial de alargar el juego, pero aun así se agradece, pues como buen arcade su duración habría sido extremadamente corta de no haber recurrido a este método. No obstante hay que tener también en cuenta la dificultad, pues si bien no es especialmente alta, sí que puede hacernos sudar un poco para completar las dos rondas.
En la versión arcade podemos jugar acompañados de otro jugador que manejará a Stella, sin embargo la sincronización y el trabajo en equipo serán cruciales para lograr avanzar, pues ambos personajes comparten la misma pantalla. De hecho este modo cooperativo es capaz por si solo de elevar la dificultad del juego, algo curioso teniendo en cuenta que normalmente este tipo de multijugador actúa al revés sobre la dificultad.
En Master System no solo no encontraremos ni rastro de dicho modo cooperativo, es que ni siquiera veremos a Stella, la cual fue borrada incluso de la trama. Algo que resulta sin duda una lástima, pues poder escoger entre ambos personajes le habría dado algo más de vidilla al juego y además habría ayudado a expandir mejor el universo de este simpático personaje. De hecho apenas se volvió a saber de la pobre Stella, pues si bien en 'Alex Kidd in Shinobi World' aparece una novia de Alex como coprotagonista, en ningún momento se dice que sea el mismo personaje.
Conversión meritoria
En lo referente al apartado gráfico lógicamente la versión para recreativa luce mejor, con fondos más definidos y detallados, y mejores animaciones para enemigos y personajes. Sin embargo en Master System nos encontramos unos colores algo más vivos, resultando en un apartado visual bastante logrado teniendo en cuenta la importante diferencia de hardware con respecto a la recreativa.
En el aspecto sonoro son de elogiar los numerosos samples de voz del arcade, pero sorprende incluso más que algunos de ellos lograsen ser llevados a Master System, si bien es cierto que los alaridos que pega el pobre Alex cada vez que resulta herido son un tanto perturbadores. En cuanto a la banda sonora poco se puede objetar, pues goza de varios temas muy animados que inundan de simpatía y alegría ambas versiones. En Master System es también digno de mencionar su compatibilidad con el Chip FM, consiguiendo así un sonido de mejor calidad.
Hasta hace algunos meses podíamos descargar la versión para Master System desde la Consola Virtual de Wii, pero con el cierre del servicio volvemos a encontrarnos con un vacío a la hora de jugar a este juego en la actualidad. Ahora toca esperar a que llegue una nueva reedición, tal vez de la recreativa original dentro de la serie Sega Ages para Switch. Mientras tanto solo podremos recurrir a la emulación o al cartucho original, el cual por cierto es relativamente común y se puede añadir a la colección por precios entre 20 y 40 euros según su estado.
Puede que no destaque especialmente entre otros títulos similares tanto en recreativa como en Master System, pero merece la pena "darle un mordisquito" para ver si nos gusta, especialmente si os gusta el personaje. En recreativa es también recomendable si buscáis una experiencia cooperativa interesante, pues supone un reto curioso el lograr completarlo acompañado. Por lo demás, gráficos más que correctos y una gran banda sonora para redondear un arcade de plataformas muy capaz de cumplir nuestras necesidades.
Lo mejor:
El modo cooperativo de la versión arcade. Plataformas desenfadadas para quien simplemente quiera saltar de acá para allá sin meterse en aventuras. El apartado sonoro en ambas versiones.
Lo peor:
La pérdida del cooperativo en Master System, así como la completa desaparición de Stella. Puede resultar demasiado "arcade" comparado con su predecesor. Los alaridos de dolor del pobre Alex Kidd pueden asustar a vuestro perro.