Cuando hablamos de equipos pensados para exprimir al máximo nuestros videojuegos a veces cometemos el error de enfocarnos de forma casi exclusiva en equipos de sobremesa, ensambles realizados desde cero por nosotros y casi que se "desprecia" la posibilidad de que disfrutemos de los juegos de forma lo más puntera posible en un PC compacto. Mucho menos en un portátil.
Son varias las compañías que llevan años demostrando que también es posible disfrutar de todo esto en equipos relativamente compactos y portátiles, y entre ellas cabe destacar a Razer, que además de contar con un catálogo de hardware lo suficientemente amplio para cubrir casi cualquier necesidad que podamos tener a la hora de enfocarnos en un ordenador, cuenta con sus propias máquinas portátiles desde hace ya algunos años, los conocidos Razer Blade en sus versiones de 15 o 17 pulgadas, dos de los productos que mejor imagen ofrecen de la marca gracias a que suelen ser propuestas muy potentes, con un diseño y construcción que atraen las miradas y una configuración interna que promete hacer las delicias de aquellos que quieren jugar en cualquier parte.
Nosotros hemos tenido la oportunidad de probar en las últimas semanas la última gran apuesta de la compañía en este sector para este año, el Razer Blade 17, toda una bestia parda compactada en un tamaño portátil que llega para posicionarse como una de las mejores opciones dentro del mercado a la hora de abordar, no solo el poder jugar donde queramos con la mejor calidad, sino también el llevar a cabo otras tareas, como streamings o ediciones de vídeo.
En su interior
Para poder llevar a cabo lo citado anteriormente, bajo su diseño encontramos una serie de componentes que ya nos indican ante que tipo de propuesta nos encontramos. Un Intel i7 12800H, 32 GB de RAM DDR5, 1 TB SSD y una Nvidia 3080Ti se encargan de dar forma al que es uno de los portátiles más potentes que se pueden encontrar en el mercado, quedando reflejado a la hora de ejecutar en él los juegos que más exigencias pueden llegar a pedir a nivel de hardware. Para este caso hemos probado títulos como 'Cyberpunk 2077' o 'God Of War' en sus versiones para compatibles aprovechando toda la configuración de ambos títulos, que nos ofrecen como respuesta unas partidas que se han mantenido casi en todo momento por encima de los 100fps en una pantalla QHD, es decir, 2560x1440 de resolución, en la que nos encontramos una tasa de refresco de 240Hz, algo que se agradece a la hora de enfrentarnos a largas horas frente a ella y que también ofrece respuesta técnica a aquellos que busquen una mayor precisión de cara a partidas competitivas.
Si además tenemos en mente llevar a cabo streamings de nuestras partidas, la unión del hardware y software no va a suponer ningún quebradero de cabeza a la hora de llevarlas a cabo. Si me centro de forma exclusiva en cómo responde el conjunto de CPU, RAM y GPU ante momentos en los que debe entregar toda la potencia para llevar a cabo estas tareas, las sensaciones han sido más que satisfactorias, aún trabajando exclusivamente con la alimentación que nos ofrece la batería en lugar de estar alimentados por corriente, algo con lo que siempre podemos obtener un punto más de rendimiento a la hora de llevar a cabo estas actividades.
Y cuando digo que llevar a cabo estos streamings a la máxima calidad no nos va a suponer problema lo hago viendo más allá de la propia configuración interna que nos ofrece este Razer Blade 17 ya que, entre sus opciones de conectividad nos encontramos con una salida HDMI 2.1, lo que nos asegura que podemos enviar señal con una resolución 4K y 120Hz como tasa de refresco, por si tenemos un monitor en casa más grande y queremos configurar un setup para streamings en el que la pantalla principal sea ella y emplear la del portátil como secundaria para la gestión de datos.
A esta salida también le acompañan dos puertos USB tipo C, otros dos puertos USB, aunque en este caso 3.2 GEN2 de tipo A y un puerto jack de 3,5mm combinado a través del cuál se pueden conectar altavoces o microfonía. Con estos puertos podemos conectar diverso hardware pensado para los streamings más allá de un micrófono. Pienso inmediatamente en propuestas de mezcladores, tanto de vídeo como de audio, como por ejemplo el propio Razer Audio Mixer, que nos permite contar con microfonía XLR y control directo sobre las fuentes de sonido.
Junto a todas estas opciones, también encontramos el clásico lector de tarjetas, que a nivel de juego no nos va a suponer ningún avance o cambio de especial relevancia, pero algo que se esconde en el lado opuesto a ella, y que en principio no es visible para nosotros como usuarios, sí puede suponer una diferencia tanto a la hora de jugar como de emitir. El equipo cuenta con dos conexiones de datos de especial importancia para llevar a cabo estas tareas. Por un lado la conexión ethernet a 2,5Gbps y por otro su Killer Wireless Wi-Fi 6E AX1690, que nos ofrece triple banda y opciones Bluetooth 5.2.
Sensaciones
El equipo está construido en aluminio, y eso se nota tanto en el tacto como en el peso. No es un equipo especialmente ligero, ronda un poco menos de los 2,8Kg, pero su construcción hace de él un equipo muy elegante con líneas definidas que nos dejan ver que estamos ante un equipo, no solo ya de altas prestaciones, sino también con cierto gusto en cuanto a diseño, que nos ofrece un touchpad bastante generoso para lo que solemos encontrar en el mercado, aunque a la hora de jugar no vaya a ser nuestra opción deseada, y una configuración de altavoces con tecnología THX Spatial Audio en los laterales del teclado que me han sorprendido para bien dentro de este tipo de configuración.
Respecto al teclado, que con él sí esperamos mantener quizás mayor uso, no encontramos nada especialmente nuevo, y eso significa que estamos ante lo que ya nos tiene acostumbrado Razer en este aspecto y que queda lejos de ser algo negativo. Obviamente, como es habitual en la marca, podremos personalizarlo gracias a las opciones RGB que gestionamos a través de Synapse, la app de la marca para poder centralizar casi todo su hardware de forma eficiente.
Debo decir que, durante el tiempo de pruebas que este Razer 17 ha estado conmigo, en ningún momento ha conocido lo que era la opción "apagar equipo" que ofrece la versión de Windows 11 con el que lo he probado. Todo el tiempo ha estado poniendo a prueba las posibilidades de su batería con tareas que demandan uso intensivo del equipo y quizás sea el único punto donde no destaca por encima de su competencia, simplemente ofrece un rendimiento acorde a lo que podemos esperar sin grandes alardes en ese sentido. Donde sí me ha vuelto a sorprender es en su disipación del calor o, mejor dicho, en lo estable que puede mostrarse en cuanto a temperatura. A ello ayuda el que cuente con un sistema de refrigeración donde entran en juego tres ventiladores y una cámara de vapor, que consiguen que la media de temperatura se encuentre en los 70 grados a pleno rendimiento.
Como conclusión, de tener en mente renovación de equipo para los próximos meses yo tendría ya casi muy decidido que podría inclinarme por este Razer Blade 17 tal y como lo he podido probar estas semanas. Era un equipo prototipo, pero muy cercano ya a su versión final, que estará en el mercado por un precio que, aunque acorde a mercado para su sector, obviamente lo convierte en un equipo que no es apto para cualquier bolsillo, pues se encontrará en el rango de los 3000 euros. Una cifra que de primeras nos puede parecer alta, y de hecho lo es, pero que es entendible si miramos el trabajo y los componentes que se esconden en estas 17 pulgadas de la marca.