El 14 de Agosto 2012 | 16:56
Una de las normas fundamentales a la hora de realizar una reseña de un videojuego es el evitar caer en continuas comparaciones con otros títulos. A nadie le agrada ser comparado, ya que todo el mundo trata de tener ese sello que lo haga ser único. Diferente a los demás.
Complicada inspiración
En el caso que nos ocupa ahora mismo, resulta prácticamente imposible. Principalmente porque 'Quantum Conundrum' no trata de obcecarse en su principal fuente de inspiración, sino que incluso roza el plagio durante diversos momentos. Lamentablemente, y como suele ser habitual también, la copia queda muy lejos del original. No es lo mismo comprar un whisky en los chinos que en una prestigiosa destilería.
Parte de la "culpa" de que esto ocurra es de Kim Swift, una de las mentes encargadas del tan magnánimo cono inigualable 'Portal'. Tras abandonar Valve, quiere seguir dejando su sello realizando títulos de puzzles relacionados con la física. Se le da de fábula y lo demuestra en algunos segmentos de 'Quantum Conundrum'. Pero la sombra de Aperture Science es muy alargada, ya que en su recinto transcurre uno de los mejores juegos de la última década.
En el título de Airtight Games no retumban demasiados fuegos de artificio para elaborar la trama. Nos mete en la piel de un niño de diez –o doce- años sobrino de un científico lunático llamado Fitz Quadwrangle. Tras llegar a la mansión, uno de los experimentos del profesor hacen que él mismo quede atrapado en una dimensión paralela. Paradójicamente, puede vernos y hablar con nosotros para ayudarnos a restaurar tres generadores para devolver todo a la normalidad. Aunque para ello haya que agudizar el ingenio y pasar por habitaciones de lo más variopintas.
Un enfoque más distendido
Los primeros visos de la, digamos, inspiración en 'Portal' se aprecian en dos detalles a priori inocuos. Como ya hemos dicho, las instrucciones provienen del único nexo de interactividad con vida que tenemos a lo largo de la aventura. Aunque también está Ike, una simpática mascota que hace acto de presencia en ciertos momentos de la aventura. Algo así como Wheatley en 'Portal 2'. El humor también trata de hacer acto de presencia. Decimos trata porque lamentablemente, el profesor Quadwrangle no tiene ni un 1% del carisma de nuestra adorada GLaD0s. Lo más sorprendente es que le roba algunos chistes a la antagonista de 'Portal'. En general, ni en la ambientación son una sombra de la obra de Valve.
Generalmente, estas gracias transcurren entre puzle y puzle, cuya transición se desarrolla caminando a través de diversos pasillos que si bien son repetitivos y no aportan nada en el desarrollo, son bastante más dinámicos que los ascensores de Aperture Science. Aunque igual de funcionales. Es cierto que 'Quantum Conundrum' trata de desmarcarse en ciertos aspectos con una personalidad propia, más caricaturesca y cercana. Pero como en varios aspectos más se queda en simplemente eso, un intento a falta de varios minutos más en el horno.
Por su parte, la resolución de los puzzles sí que se aleja de su musa. La herencia que recibe nuestro protagonista de su tío es un guante que tiene la capacidad de alterar las leyes físicas. Modificándolas, podremos ir resolviendo los diversos tejemanejes que se esconden en cada estancia de la mansión. Estas variaciones nos permiten entrar en dimensiones donde los objetos pesen más, menos, se ralentice el tiempo o se altere la gravedad. Sin olvidar destacar que el cumplimiento de la mayoría de los objetivos se realiza a través del movimiento y la colocación exacta de cubos. SÍ, CUBOS. Swift demuestra que es una completa especialista en la creación de puzzles relacionados con el mundo de la física, pero la acumulación de todas estas "casualidades" hacen pensar dos cosas: se ha quedado sin ideas o ha optado por el camino fácil en su primera incursión lejos de Valve.
Aguas con los cubos
Paradójicamente, otro de los problemas más graves de 'Quantum Conundrum' es donde trata de alejarse de su continuada fuente de inspiración. Muchas fases no solo se resuelven con el ingenio, sino también con la pericia. El problema es que no sólo entra en juego la habilidad, sino la suerte. El control es todo un desastre a la hora de ejecutar saltos, donde resulta una tarea harto complicada el saber controlar el peso del personaje, lo que acarreará morir en demasiadas ocasiones. Y lo que es peor aun, no por la torpeza del jugador, sino por la poca precisión en el control. Lo que resulta frustrante para cualquiera.
Los problemas se agravan también cuando sabemos desde el primer momento cómo resolver el problema impuesto en una habitación, pero hay que detenerse unos segundos a pensar qué botones hay que pulsar y en qué momento. Cada alteración de las leyes físicas se hace pulsando un botón, y muchas veces hay que variarlos en cuestión de décimas de segundo mientras transportamos un cubo o realizamos un salto seguramente impreciso. Termina saliendo, pero la frustración de repetir una y otra vez una acción que sabes que estás realizando bien puede desquiciar a los más impacientes. No es un juego difícil, sino mal resuelto.
'Quantum Conundrum' es un título correcto, con un diseño de puzles ambientados en la física formidables, pero cuya estructura se desmorona inevitablemente al complicar en exceso un sistema jugable que debería resultar mucho más sencillo y al tratar de acercarse a una inspiración que ha supuesto una revolución en el mercado del ocio electrónico y que va a resultar difícil para cualquiera poder acercarse. Ni siquiera para una de sus principales partícipes.
Lo mejor:
Siempre es bueno intentar parecerse a 'Portal'...
Lo peor:
...Pero también resulta un riesgo innecesario en caso de no salir correctamente, como es el caso.