En los últimos años hemos asistido a un momento de transición en el que los videojuegos han pasado de ser un entretenimiento como podría ser la televisión a una pasión, e incluso, un deporte casi profesional. Ya no se trata de pasar el rato, sino de ganar trofeos, vencer a amigos y desconocidos vía Internet (si PSN lo permite). Dos géneros han visto más que ningún otro esta evolución: los FPS y la conducción.
Lo hemos visto ya en otros títulos que han salido recientemente, como es el caso de 'Gran Turismo 5', y estaba claro que la nueva entrega de la saga 'Need for Speed' sufriría mil y una comparaciones con el simulador de conducción por excelencia.
El ying del yang
'Need for Speed Shift 2: Unleashed' es el yang de 'Gran Turismo 5', es decir, son casi complementarios, lo que tiene uno de desventaja el otro lo aprovecha, y viceversa. Y, aunque no nos encontremos con un título tan desenfadado como los 'Need for Speed Underground' de antaño, tampoco estamos ante la precisión absoluta del juego de Polyphony Digital.
'Shift 2' apuesta por una jugabilidad más arcade y menos simulada. No es que perdamos precisión en los mandos, simplemente no es tan exigente. Al principio de la partida realizaremos dos pruebas que marcarán la dificultad de nuestra partida y de los otros competidores de la IA, así como lo fácil o difícil que encontraremos el manejo del coche.
Gran abanico de configuración
Estas dos carreras suponen una navaja de doble filo. Mientras que es una manera bastante útil de comenzar a jugar con un nivel más o menos adaptado a nosotros, la cantidad de opciones disponibles de configuración lo convierten en un juego muy extremo. Nos podemos encontrar tanto como que el título de Electronic Arts nos resulta imposible, como que es un juego de niños. A pesar de las carreras iniciales tendremos que ir probando a cambiar los parámetros y ajustarlos manualmente para disfrutar de nuestro coche de forma cómoda. Y hasta llegar a ese equilibrio tardaremos un poco, pero deberemos "perder" ese tiempo si no queremos desquiciarnos con él.
El sistema de ayuda en la conducción podría pensarse bueno para principiantes, pero en ocasiones llega más a perjudicar que a ayudar, frenando por nosotros y coartando mucho nuestro movimiento. Lo mejor que podemos hacer es bajarle la dificultad a las carreras en sí y acostumbrarnos a andar sin los ruedines. Mucho cuidado con chocar, es bastante probable que tras una colisión, en el que la pantalla se pone gris y el mando no deja de vibrar, no podamos recuperar el podio, como la vida misma.
Menos detalle, más velocidad
Es el punto fuerte de 'Shift 2': las carreras son más frenéticas y violentas que en 'Gran Turismo 5'. Y eso nos hará agarrar el mando con más fuerza y luchar por el primer puesto, cueste lo que cueste. La sensación de adrenalina es mucho mayor, nos asegura más diversión aunque sea menos profesional.
Esto no quiere decir que sea un título para jugadores casuales. Como he dicho al principio, la conducción dejó de ser pegarle fuerte al nitro y correr escapando de la policía hace mucho tiempo. Ahora sólo es accesible para los mejores, o para los que tienen tiempo suficiente para echarle horas entrenando. La curva de aprendizaje es más bien el Everest, como viene siendo habitual.
La nueva cámara de casco nos introduce más en la intensidad de las carreras, que es lo que EA quiere que sintamos, quiere que gritemos a l televisor y que nos olvidemos siquiera de dónde estamos compitiendo. No exclamaremos de admiración ante los circuitos, bastante básicos, pero nos meteremos tanto en la carrera que se nos pasará por completo.
Los coches están bien conseguidos, no de forma perfecta, pero muy aceptable. Sufren rozaduras y los efectos del terreno manchan nuestra pantalla, lo cual otorga un punto más de realismo. No nos encontramos ni por asomo con un garaje gigantesco, pero suficiente para poder elegir y con una progresión bastante bien marcada a medida que subimos de nivel y los desbloqueamos.
Los distintos tipos de carrera permiten diferentes clases de coches, algunas exclusivas de un modo de juego concreto. Continúan las competiciones de derrape, muy conocidas en la saga, aunque no terminan de mostrar un resultado lo suficientemente apurado.
Completando la oferta existente
Para concluir, una última comparación con 'Gran Turismo'. 'Shift 2' no tiene el garaje, la calidad de los coches y escenarios ni la jugabilidad hiperrealista que sí ofrece Polyphony. Sin embargo, en conjunto es un título mucho más desenfadado y que ofrece a los jugadores carreras más intensas y "piques" más interesantes y entretenidos con nuestros colegas. El déficit de detalle queda paliado con una sensación más inmersiva en el conjunto del juego, variado y que asegura ratos de disfrute al volante. Es decisión de cada uno a lo que le den mayor importancia, pero al menos ya tenemos las dos caras de la moneda.