The Bearded Ladies nos puso los dientes largos gracias a la demo de 'Mutant Year Zero: Road to Eden' con la que se presentó en el pasado E3 de Los Ángeles. El esperado RPG táctico a cargo del estudio sueco llamó la atención de todos nada más presentarnos a sus protagonistas principales: un cerdo y un pato. Sí, tal como suena. Una extraña pareja en mitad de un mundo arrasado por el cambio climático, vagando durante la noche por un bosque mientras divagan sobre dilemas existenciales. No se puede negar que la puesta en escena resulta atractiva, pero, ¿y el juego? ¿cumple con las expectativas generadas?
Un mundo sin esperanza
«La Zona». Ese es el nombre que recibe la tierra que habitábamos hasta que sucedió algo terrible. Los estragos causados por el cambio climático han desatado un huracán que solo alberga penurias: enfermedades, pobreza, hambre y, cómo no, unos niveles de hostilidad propios de una sociedad que solo busca sobrevivir en un lugar no apto para los débiles. Bajo esta premisa tan interesante, el juego apenas se toma cinco minutos para ponernos a los mandos de Dux y Bormin, una de las parejas más extrañas que hemos visto en mucho tiempo.
Dux y Bormin o lo que es lo mismo, un pato y un cerdo, tal como suena. Dos mutantes condenados a entenderse a los que no les falta sentido del humor, y que parecen tener una misión en común: encontrar —y rescatar— a un compañero cuyo paradero es una incógnita. Durante los primeros compases de su expedición a lo largo y ancho de un profundo bosque que presume de una tranquilidad inquietante, nuestros simpáticos amigos se preguntan qué ha podido pasar para que el mundo haya alcanzado semejante estado mientras comentan sus teorías acerca de la existencia del Edén, un misterioso lugar que figura en todas las leyendas. No saben si algún día lo encontrarán pero, si de algo están seguros, es de que el camino no será fácil, y es que La Zona o mundo inferior está gobernada por mutantes, animales salvajes, máquinas autómatas, sectarios... En fin, lo que es un buen baturrillo de todas las cosas a las que nunca nos gustaría encontrarnos en mitad de un bosque.
Cuando nadie pueda oírnos
Todos sabíamos que estábamos ante un título que apuesta por los combates tácticos al más puro estilo 'XCOM: Enemy Unknown', lo que no imaginábamos es que el sigilo acabaría siendo una de las piedras angulares del juego. Para empezar, hay que decir que nos desplazamos por el escenario en tiempo real, algo que podemos hacer de dos formas posibles: corriendo y caminando. Cuando nos movemos rápidamente los peligros que nos acechan pueden avistarnos desde mayor distancia que cuando optamos por apagar nuestra linterna —su activación es lo que define si adoptamos la postura sigilosa o no— con la intención de evitar enfrentamientos directos contra grandes grupos de enemigos.
Esta mecánica acaba convirtiéndose en un elemento trascendental a la hora de obtener el éxito en cada batalla, y es que valorar las condiciones del entorno, el número de enemigos y la distancia a la que se encuentran sus aliados se antoja imprescindible si queremos reducir poco a poco el número de tropas del escuadrón rival. No es lo mismo presentarnos ante una manada de lobos que dar un rodeo y eliminar primero a su líder, como tampoco es lo mismo permitir que un Med-Bot campe a sus anchas por el escenario resucitando a sus camaradas mientras un Chamán invoca a varios cazadores furtivos decididos a poner fin a nuestra existencia, y esto es algo que debemos tener en mente en todo momento si no queremos acabar mordiendo el polvo.
Como decíamos, nos desplazamos en tiempo real por todos los entornos que nos toca explorar. Buscamos recursos, armas y nuevos caminos que nos permiten alcanzar nuevas ubicaciones —a las que podemos viajar en cualquier momento una vez las descubrimos por primera vez— mientras permanecemos alerta por si nos topamos con algún enemigo que, generalmente, suele ir acompañado de otros tantos. En cuanto establecemos contacto visual con uno de ellos, lo más importante es investigar sus inmediaciones, valorar la posición de sus aliados y tratar de entablar combate de la mejor forma posible, y es que si entramos como un elefante en una cacharrería lo tenemos prácticamente imposible, porque nuestro grupo está formado por tres luchadores mientras que el bando rival suele superarnos en número en la gran mayoría de casos.
Un factor a tener en cuenta es que el juego guarda nuestro progreso cada vez que salimos airosos de una batalla, inventivándonos a dar un rodeo en busca de tropas rezagadas para eliminarlas cuidadosamente desde las sombras y evitando así que intervengan posteriormente cuando decidamos hacer frente a sus aliados. Además, no conviene olvidar que cada vez que derrotamos a un enemigo, este desaparecerá para siempre y eso es todo un alivio a la hora de garantizar nuestra seguridad; de la misma forma que nosotros optamos por sorprenderles por la espalda, ellos también son capaces de acudir en ayuda de sus compañeros, sumándose al combate con la intención de decantar la balanza y convirtiéndose en un auténtico dolor de muelas.
Cada casilla cuenta
Dejando a un lado la importancia de aprovechar las mecánicas de sigilo y adentrándonos en el sistema de combate, hay que decir que estamos ante una experiencia exigente, cuya curva de dificultad está bien equilibrada y el desafío aumenta progresivamente. Cada unidad cuenta con diferentes acciones que puede realizar en cada turno: caminar para situarse en un lugar determinado, correr con la intención de alcanzar una zona lejana, disparar, reacargar sus armas, ejecutar habilidades, sanarse a sí mismo y resucitar a sus aliados... El abanico de posibilidades resulta lo suficientemente amplio como para dar lugar a combates muy ricos y satisfactorios, especialmente cuando comenzamos a emplear el uso de coberturas y las diferentes alturas de cada entorno, algo que nos permite protagonizar batallas verticales y cargadas de variantes.
Bormim es un luchador enfocado a causar mucho daño gracias a sus aptitudes con las armas pesadas y habilidades cuerpo a cuerpo, mientras que Dux es un personaje ideal para causar efectos alterados y aprovechar al máximo cada rincón del escenario. Además, y aunque no vamos a desvelaros ni su nombre ni sus habilidades, conforme progresamos en la trama argumental tenemos la oportunidad de conocer —y alistar en nuestro equipo— a otros personajes bastante interesantes. Conocer tanto las virtudes como las carencias de cada unidad resulta fundamental para sopesar las posibilidades a las que se presta cada situación, porque nadie en su sano juicio usaría una escopeta desde quince metros, al igual que tampoco trataría de presentarse con una ballesta en mitad de una plaza poblada por seis enemigos acorazados. Al igual que en todo juego de carácter táctico, el orden de los factores sí altera el producto: primero observamos, luego calculamos y finalmente, ejecutamos.
Una de las decisiones más interesantes por parte de The Bearded Ladies reside en la apuesta por hacer de todo el entorno un campo de batalla, y es que nunca sabemos a qué zonas podría llevanos el combate en función de su curso. Por ejemplo, lanzar un cóctel molotov y hacer que todos los enemigos que pisen las baldosas afectadas ardan en llamas es tan buena idea como emplear un arma explosiva y destruir una cornisa, haciendo que aquellos que la habitan caigan al suelo, algo que les costará varios puntos de salud, obligándoles a consumir algún que otro turno en caso de que pretendan acercarse de nuevo a su posición inicial. 'Mutant Year Zero: Road to Eden' encuentra en el sistema de combate su piedra angular, y es que la mayor parte del juego la pasamos batallando ante un sinfín de enemigos.
Ideal para todos los públicos
¿Queréis una experiencia realmente exigente? Activad la muerte permanente y el nivel de dificultad más elevado. ¿Buscáis un título con el que hacer vuestros primeros pinitos en el género? Seleccionad la modalidad normal y disfrutaréis de combates sumamente gratificantes. Cualquier jugador tiene a su disposición una serie de variantes que le ayudarán a concebir partidas muy divertidas y repletas de matices, y en todos los casos se verá obligado a velar por la seguridad de sus tropas, mejorar su equipo y deliberar concienzudamente cada movimiento. 'Mutant Year Zero: Road to Eden' llega sin hacer demasiado ruido, pero con argumentos suficientes para conquistar a cualquier amante del RPG táctico tradicional. No sabemos si el Edén existe, pero, ¿acaso podemos rechazar un viaje acompañados de un cerdo y un pato?