El 18 de Marzo 2012 | 18:01
Según el calendario maya, el próximo 21 de diciembre dará comienzo un nuevo periodo en el que aparecerá el sexto sol y cambiará la civilización tal y como la conocemos. BioWare se ha querido adelantar a los mayas y nos ofrece su versión de lo que sería el apocalipsis con 'Mass Effect 3', uno de los títulos más esperados del año con el que se cierra la trilogía de ciencia-ficción más inmensa de los últimos años.
Desde que naciera la franquicia en el año 2007, se ha consolidado como una de las más respetadas y veneradas en el sector. A pesar de ciertas críticas por diversos cambios en su jugabilidad (la primera entrega tenía un alto porcentaje de RPG que en las dos siguientes desapareció en pos de una acción más directa y frenética), la saga ha destacado por su extenso universo argumental, y nunca mejor dicho.
Porque lo que ha enriquecido a 'Mass Effect' en estos años no es una historia acerca de cómo salvar al mundo de diversas amenazas. Lo que ha acercado las aventuras del comandante Shepard al corazón de los jugadores es la cercanía y el mimo con la que se tratan cada uno de los pequeños detalles que las engloban. Porque muy pocos títulos consiguen ese acercamiento, esas sensaciones a la hora de ver a un viejo conocido o la rabia a la hora de tener que tomar ciertas decisiones. Resulta difícil analizar 'Mass Effect 3' como un solo título, obviando todo lo que sus predecesores han aportado.
La trama de la última entrega de la trilogía de BioWare comienza con la peor de las circunstancias. La Tierra está siendo invadida por Los Segadores, una raza de máquinas súper-desarrolladas cuya existencia había sido un tabú para la humanidad hasta ahora. Sólo el Comandante Shepard les puede hacer frente, por lo que es llamado a filas después de haber sido apartado tras los acontecimientos finales de 'Mass Effect 2'.
El Fin Del Mundo
Tras abandonar la tierra en un completo estado de caos, el principal objetivo de Shepard es buscar ayuda reuniendo una tropa que aglutine miembros de todas las razas existentes y así poder hacer frente a la amenaza segadora. Es mejor no desvelar más acerca del argumento, ya que aunque a priori puede resultar una puesta en escena típica y excesivamente manida, donde 'Mass Effect' se desmarca del resto es en las situaciones que se viven durante el desarrollo de la misma.
Porque al igual que en sus predecesores, BioWare pone en determinadas circunstancias entre la espada y la pared al jugador a la hora de tomar decisiones. Y ahí es donde se respira su verdadera esencia. Una amplia cantidad de historias secundarias que acaban tomando casi más importancia que el objetivo principal, y que abarcan multitud de situaciones que muchas veces son capaces de ponernos un nudo en la garganta. Por eso se aprecia a Shepard mucho más humano y mediador que nunca. Traición, amistad, necesidad, amor, futuro, muerte...son temas tratados con una soberbia maestría, que hacen que el título desborde ese halo especial que muy pocos poseen.
Pero no sólo hay vida con los personajes que acompañan a Shepard en la Normandía. Durante los más que frecuentes paseos por la Ciudadela, esa enorme urbe habitada por varias especies y que tanta vida desprende, se escuchan diversas conversaciones de lo más variopintas que derivan en misiones secundarias consistentes en encontrar determinados objetos por toda la galaxia y así ir adquiriendo diversos recursos bélicos para hacer frente a los temidos segadores.
Y aquí es donde entra en juego el escaneo de planetas que ya vimos en la segunda entrega de la saga, aunque esta vez con matices. Se ha "amenizado" el sistema. Si antes había que escanear a diestro y siniestro por toda la galaxia, ahora los puntos de interés se han reducido de una manera más concreta y el uso de los pulsos radiales para encontrar los recursos se ha de utilizar de forma comedida, ya que pueden alertar a los Segadores y tocará salir por patas para que la partida no finalice.
El componente RPG, un bonito recuerdo
Con esto prácticamente finalizan los toques RPG del título. Además del sistema de diálogo clásico de la saga en el que hay que elegir diversas respuestas que repercuten en la virtud o rebeldía del personaje, la personalización de las diferentes armas y la activación de diversas habilidades mientras se ajustan los parámetros al subir de nivel. Son los únicos esbozos que le quedan a la franquicia del universo rolero. Además, han desaparecido los minijuegos de derivación para abrir puertas o para piratear terminales informáticos que había en 'Mass Effect 2'. Aunque esto es más bien una bendición.
Como decíamos antes, a la hora de combatir 'Mass Effect 3' sienta las bases de su predecesor, alejándose definitivamente de lo ofrecido en la primera entrega. El componente "exploración" ha desaparecido, dando lugar a escenarios inmensos pero excesivamente lineales donde el único cometido de Shepard y compañía es disparar o ejecutar ataques bióticos a diestro y siniestro. Los objetivos en cada misión no suelen destacar por su originalidad, y la acción se acaba convirtiendo en acudir de un punto a otro ayudados de las coberturas para dar fin a cualquier amenaza.
Los combates ahora tienen un desarrollo algo más fluido y se ha mejorado sustancialmente la IA, especialmente la de los enemigos. En cualquier momento se puede dar una orden a cualquiera de los dos aliados que constantemente acompañan a Shepard para que ejecuten un ataque concreto o para que se sitúen en determinado lugar y flanquear a los enemigos. La versión de Xbox 360 puede hacer uso del reconocimiento de voz del sensor Kinect para realizar diversas acciones. Además, se le ha añadido un mayor énfasis al ataque cuerpo a cuerpo gracias a la habilidad de la omniherramienta que posee Shepard, gracias a la cual podrá asestar un cuchillazo a quien se le ponga por delante. Aunque es cierto que la ejecución es bastante tosca e imprecisa.
Quizás BioWare haya ido a lo fácil en este aspecto, ayudándose de la épica que acompaña a la acción quedan en un segundo plano niveles que disparen la adrenalina. Aunque son frenéticos desde el primer minuto, no habría estado algo más de creatividad, ya que ese adjetivo es algo que precisamente le sobra a la compañía canadiense.
El cierre de una trilogía
No hay que dejar pasar por alto el apartado multijugador. Aunque bien es cierto que le han caído muchas críticas a BioWare por incluir dicho modo de juego con calzador, al final resulta un añadido interesante a pesar de no aportar demasiado. Hasta un máximo de cuatro jugadores se pueden enfrascar en batallas en las que hay que sobrevivir a hordas enemigas mientras se cumplen determinados objetivos.
Dejando un poco a un lado el espectacular apartado visual, que a pesar de no distar demasiado de 'Mass Effect 2' luce de maravilla, hay que hacer especial mención a la fantástica banda sonora. De ella se han encargadi diversos reputados compositores. Entre ellos destaca Clint Mansell, encargado de las bandas sonoras de películas como El Cisne Negro, El Luchador o Réquiem for a Dream. Acompaña de maravilla con la atmósfera apocalíptica del título y es capaz de tocar la fibra en los momentos de mayor fragilidad.
Resulta muy difícil cerrar una trilogía, especialmente de un universo tan inmenso como el de 'Mass Effect'. BioWare ha conseguido crear una saga de esas que toca, que te dejan marcado. Y han convertido al Comandante Shepard y su séquito en todo un referente del sector. Y aunque esta tercera entrega puede haber acabado siendo presa del maldito "hype" y las ansias de los fans por ver cómo acabar con los segadores, resulta un título más que satisfactorio que, quizás con el tiempo, se valore con una mayor entereza.
Lo mejor:
Una historia épica y absorvente. Una realización soberbia.
Lo peor:
Para muchos, el polémico final.