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Análisis de 'MachiaVillain'. Horror, muerte, confort

VIVIENDO EN LAS SOMBRAS

Análisis de 'MachiaVillain'. Horror, muerte, confort

Por José Antonio Rodríguez Gómez

El 31 de Mayo 2018 | 22:07

Construimos nuestra propia mansión de horrores... en la que matar de verdad. ¿A que mola?

Hay algunas personas en este mundo que son creativas, emprendedoras. Todo se basa en ideas, buenas a ser posible. No es lo mismo planear un negocio de sandalias de esparto en la playa hechas a mano (seguro que alguien se nos adelantará si nos descuidamos) que, pongamos (algo que sí sea práctico y productivo), un hospital... o por qué no, una mansión en la que llevar a cabo sanguinarios asesinatos propios de película de terror americana en la que nos imaginamos desde primera hora en qué orden van a ir muriendo los diferentes personajes estereotípicos. Pero esto imaginadlo desde el lado de los monstruos. Esa mansión hay que mantenerla, ¿eh? En 'MachiaVillaintexto enlace' vamos a convertirnos en unos excelsos gestores de esta clase de "negocio".

Desde los cimientos

Vamos a hacer las cositas en orden, que luego vienen las prisas. Lo primero que necesitamos para asesinar chavales es, o tener la cabeza muy turbia, o bien ser unos auténticos monstruos. En este juego, por suerte, es lo segundo. Somos del consejo de monstruos, y vamos a empezar la construcción de nuestro propio entorno terrorífico. Es como aquello de las fiestas, ¿recordáis? 'Party Hard', pero construimos también la mansión nosotros. Nuestros primeros empleados (empezamos con poca pasta) son zombis y esqueletos, pero pronto podremos hacer más. No os agobiéis. Buscamos recursos, iniciamos la construcción, y nos marcamos una bonita casa a la que al poco empezarán a llegar jóvenes que acaban de pasar la pubertad y buscan un rinconcito para lo que hacen los chavales. Ya sabéis. Buscar intimidad, ponerse a hacer cosas que sus padres no les dejan o, muy probablemente, buscar una Poképarada. Si un servidor hubiese diseñado el juego, ese habría sido un reclamo.

Machiavillain nos ofrece otra perspectiva

Una vez tenemos todo listo, el juego tiene unas reglas que son completamente inamovibles. No va la cosa solo de "a ver por donde muere este", o "esta". No no, aquí hay reglas. Primero: matar sin que los demás lo detecten (o se irán pensando que están en peligro, que lo están, y se acabará la diversión). Además hay un orden. Ah, y una regla básica: muchos grupos de chavales llevan un perro consigo. Pues bien: el perro no se toca. Que a nadie se le vaya la cabeza, podemos arrancarles el hígado y que vomiten pus, pero nada de hacer daño a un animal indefenso. Acabáramos. Es menester tener cuidado porque si empezamos a dar demasiado miedo por ser unos sanguinarios sin cuidado, al poco tenemos a los vecinos allí con la policía. O con antorchas. Vamos, como la vida misma.

Técnicamente bonito

Sí, bonito, y modesto. Veamos: el diseño de los personajes estilo cartoon sienta de maravilla al juego, le quita seriedad, incluso parece que matar no es tan grave. Obviamente, tanto nosotros como los chavales (futuras víctimas) estamos hechos en un tono totalmente cómico, sin maldad y el juego busca provocar más risas y sarcasmo que cualquier atisbo de terror, que pasa a ser más bien una suerte de excusa para que lo pasemos bien. El diseño de los personajes es gracioso, bastante relajado, que nos puede traer recuerdos de dibujos como los vistos en creaciones tipo 'Don't Starve' (salvando las diferencias, guardad las antorchas, por favor).

Machiavillain nos dará visitas

La mansión la veremos al completo, e iremos activando las armas y monstruos según nos interesa. Además, hay que ser rápidos, porque nuestros zombis y demás criaturas no comen polvo, así que todo el mundo a hacer pedazos a los niñatos que se nos cuelan en la propiedad, que esta familia tiene que comer de algo. Ahora bien, una vez seguimos las directrices necesarias (orden de matar, etc), lo interesante es ir ampliando nuestro entorno y atajar la estrategia de diferentes maneras. Aquí es donde la cosa empieza a ponerse turbia. Y es que básicamente, estamos con el mismo juego todo el rato, sin parar, sin cambios, sin alicientes más allá de que no nos pillen y poder acabar con todos.

Poneos las gafas

Sin duda una de las cosas que más nos ha llamado la atención es que en las visiones generales todo resulta bastante pequeño, atendiendo en gran medida al estilo esquemático de juego. Aparte de eso, no hay mucho que objetar: el control funciona a base de golpe de ratón, sin alardes y de la manera más intuitiva posible.

Conclusiones

Hora de la estrategia

Hablando con cabeza, estamos ante un juego muy particular, con una estética llamativa y con un sistema de juego basado en la gestión y en la rapidez mental, siempre con unas duras directrices que no podemos ver venir a toda consta. Un juego divertido, pero a la vez conflictivo si no somos amigos de las mecánicas repetitivas, pero que eso sí, se sale de la clásica vía de los títulos con ambientación terrorífica para, en un estilo similar a 'Dungeon', permitirnos ser nosotros los artífices del horror y las muertes de pobres adolescentes. Pero del perro no.

6,0

Lo mejor:

- Curioso sistema de juego, agradable.

- Partidas personalizadas y rejugable.

Lo peor:

- Técnicamente simple

- Jugabilidad fija y muy repetitiva

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