El 12 de Marzo 2012 | 11:59
Muchas veces se ha debatido acerca de si los videojuegos pueden ser considerados como un arte. Para muchos sí, para otros el hecho de plantearse el debate es una verdadera aberración. Y nos encontramos con 'Journey', una obra maestra del ocio electrónico que serviría como referencia en una discusión para ejemplificar que puede haber juegos que rocen lo puramente artístico. Una oda virtual persistente en el tiempo.
Yendo más allá, resulta complicado catalogar 'Journey' como videojuego. Es una experiencia, un medio para transmitir a través de la belleza una metáfora, una reflexión acerca de la vida y la lucha constante por progresar en ella, ya sea avanzando rodeado de soledad o ayudado por los de nuestro alrededor. Inspirado por una novela del año 1949, "El Héroe de las Mil Caras", de Joseph Campbell. Tenemos ante nosotros un magistral viaje por la espiritualidad personal que no pretende más que hacer sentir al que está al otro lado.
Transportados a un mundo místico
Después de dos juegos especiales, como 'Flow' y 'Flower', el estudio californiano thatgamecompany ha ido más allá de un medio de entretenimiento, con una lección espectacular acerca de cómo tocar la fibra sensible de quien se preste a sentirse inmerso en el viaje.
En la piel de un peculiar personaje ataviado con una túnica roja comienza el viaje en mitad de un desierto en el que no se aprecia ni un mínimo atisbo de vida. A lo lejos, el objetivo: una lejana y enorme montaña a la que hay que alcanzar. Desde el mismo comienzo del periplo, un cosquilleo recorre el cuerpo.
Avanzando sin saber muy bien por qué, el camino prosigue. Una incómoda sensación de soledad en un mundo inmenso. Con la simple activación de unas tiras, el traje del viajero se ilumina con la energía que éstas desprenden, lo que permite volar durante unos segundos para alcanzar lugares antes inaccesibles. Es prácticamente lo único que hay que hacer en 'Journey', activar estos mecanismos y comenzar a volar a través de los bellos parajes. Dejarse llevar. A pesar de su aparente simplicidad, la experiencia emocional es magnánima.
En soledad o acompañados, pero inertes de voz
En el viaje, al igual que en la vida, podremos encontrarnos con otros transeúntes. Por medio del peculiar sistema online del juego, el encuentro es con una persona a la que no conocemos y que no podremos conocer. Personas a las que probablemente nunca tendríamos en cuenta de no ser porque son lo único que se encuentra en nuestro camino. No se puede interactuar más que por medio de un sonido. Es más, en 'Journey' no se esputa ni una sola palabra. La experiencia reside en entenderse por medio de pequeñas acciones, transmitir nuestra energía y fuerza al otro jugador y cooperar para avanzar. O por el contrario, realizar el viaje por nuestra cuenta. También como en la vida, en nuestras manos está el labrarnos el camino o ayudarnos de la bondad de los demás para salir airosos de situaciones complicadas.
A pesar de que el viaje apenas alcanza las dos horas de duración, las sensaciones que transmite rozan lo indescriptible. Surfear por la arena mientras el radiante sol se refleja en nuestros ojos, o avanzar por una tormenta de nieve que dificulta el progreso. Montañas de sensaciones como las que se viven diariamente. Tan pronto estás feliz, tan pronto crees que no puedes más. Pero de nuevo, en la vida al igual que en 'Journey', aparecen esas fuerzas para seguir adelante. Lo notas, te sientes identificado y una leve sonrisa se esboza en tu rostro mientras los vellos erizados de tu cuerpo denotan la emoción.
Magia sobrecogedora
'Journey' además posee unos parajes tan vastos como preciosistas. Incluso los escenarios más desoladores están reflejados por un halo especial de belleza. Resulta indescriptible volar libre por tan bellos lugares mientras de fondo, los oídos son premiados con melodías acompasadas del sonido de los violines en una sobrecogedora banda sonora interpretada por la orquesta sinfónica de Macedonia y compuesta por el genio musical Austin Wintory. Sinfonías que crean un aura de melancolía y anhelo, transportando al jugador en un mundo en el que es difícil no derramar una solitaria lágrima.
Habrá público que no lo quiera o sepa valorar, pero la capacidad de transmisión de 'Journey' es todo un ejemplo para cualquier medio de entretenimiento, sea o no considerado arte. No posee ninguna dificultad y además es extremadamente corto. Creednos, eso da igual. Lo realmente importante es la sensación de paz y de sentimiento propio que se tiene durante el viaje. Un cúmulo de sensaciones que resultan familiares y que, sin ser contadas con palabras sabemos qué son. Un viaje mágico que hay que experimentar, dejándose llevar hasta llegar al objetivo que en principio parecía lejano. Esa montaña que pensábamos que nunca íbamos a alcanzar. Como en la vida…
Lo mejor:
La capacidad de transmisión. La belleza de la que hace gala.
Lo peor:
Muchos usuarios pueden considerar negativa su escasa duración y dificultad.