¿Recordáis esos videojuegos con la pantalla llena de colores? Sí, ésos que recibieron el apodo de matamarcianos. Pues 'Jamestown' es uno de ellos. ¡Eh! Y muy bueno, es más, diría que es obligatorio jugar alguna que otra vez a éste: es divertido, intuitivo y accesible para todos los públicos (bien sabemos que este tipo de género no es, precisamente, muy comercial y apto para cualquier jugador).
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Colonias espaciales
'Jamestown' arranca en un pasado distópico (siglo XVII), donde Inglaterra tiene en su poder casi todas las colonias del planeta Marte, pero los españoles y marcianos luchan conjuntamente para arrebatárselas. En esta algarabía aparece nuestro personaje, quien debe combatir contra los invasores hispanos y extraterrestres para restablecer el orden imperial británico.
Como podéis observar, el guión es muy variopinto (repleto de tintes punk y electro) y hace fiel el esquema clásico de los shoot'em up: decenas de naves en pantalla disparando y tú realizando una especie de moonwalker con tu nave. Además, en 'Jamestown' hay varios niveles de dificultad, por lo que los más altos son verdaderamente jodidos de completar. Por suerte, el título es accesible a todos los niveles, de ahí que hasta el usuario más inexperto no tenga problemas para hacerse con los controles del navío.
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El punto negativo del juego recae en su corta duración. En poco más de tres horas puedes ventilártelo, aunque luego hay ciertos minijuegos y desafíos que intentan ampliar la experiencia jugable (no con un gran resultado). Obviando este aspecto, 'Jamestown' ofrece una gran variedad de opciones de personalización, tanto de nave como de equipo balístico para usar (se desbloquea y compra a través de las monedas que uno vaya recolectando). Gracias a estas variantes, 'Jamestown' adquiere otra perspectiva un tanto más compleja, así como diferentes maneras de abordar una misma situación.
También recalcar el bonito acabado estético con el que cuenta el título de Final Form Games. Con gráficos en 2D, la acción transcurre en su totalidad en scroll vertical, donde una combinación de naves y personajes de a pie van apareciendo a medida que avanzamos. Gracias a la superposición de figuras, se crea una sensación de trasfondo, aunque el personaje sigue apareciendo en un primerísimo primer plano.
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En cuanto al sonido, toda la obra cuenta con ese toque de 8-16 bits, con melodías muy pegadizas y acordes a cada situación. Se echa en falta un mayor repertorio en el caso del rugir de las naves o los enemigos, aunque se subsana gracias a la cantidad ingente de rivales en pantalla.
El frenesí de 'Jamestown' es la nota predominante del juego. Sin éste, no sería más que un producto correcto y lejos de otros shoot'em up clásicos ('Silvergun', por ejemplo). Además, puede adquirirse "por cuatro duros" (nunca mejor dicho), eso sí, depende del sitio donde lo adquiráis.
'Jamestown' es un videojuego bastante corto y con ausencia de modos de juego, pero que resalta su increíble perspectiva jugable hasta cotas insospechables. Los fallos anteriores pasan a un segundo plano para dejar lugar a la diversión más pura y al entretenimiento más sencillo. Debéis jugarlo.
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