La ficción es un género que, representado a través de medios como la literatura, el cine o los videojuegos, nos permite evadirnos de la realidad para vivir mediante la imaginación todo tipo de situaciones. Para que esto se produzca una historia ha de ser argumental o visualmente efectiva, pues solo de este modo nos encontraremos cómodos y relajados para sumergirnos en la sucesión de palabras que van dibujando escenas en nuestra mente, en una gran pantalla que no deja de enviarnos constantemente mensajes que quizás puedan hacernos reflexionar, o en partidas retomadas que con dos minutos de juego ya vuelven a ponernos en la piel del personaje. Una vez logrado esto, autor, director o creadores del producto juegan a ser dioses con nuestra empatía y sentimientos, logrando provocar que nos emocionemos ante situaciones concretas o que sintamos aprecio u odio hacia ciertos personajes.
La ídolo virtual que molesta a los gigantes de Occidente
En occidente aún nos cuesta admitir estos hechos cuando somos adultos, especialmente si no estamos especialmente apegados a la literatura, el cine o los videojuegos. Despreciamos sentimientos de apego hacia personajes ficticios que no son sino contenedores de un mensaje, fragmentos que demuestran la talla que personalmente le damos a una obra. Sin embargo, hay algo que nos cuesta mucho más: y es tolerar el personaje ficticio en la música, un medio que lleva siendo parte importante e imprescindible de nuestra vida desde que nacemos hasta que abandonamos el barco de la vida. Sí, tenemos a Gorillaz! como ejemplo de lo contrario, pero pueden ser considerados la gran excepción, ya sea porque detrás de ellos hay voces reales o bien porque su imagen y sus historias representan una escenografía pop madura e incluso oscura, de tonos apagados.
Una parte de la gigantesca industria que estandarizó el autotune para el pop y la hipersexualización de la mujer como reclamo ficticio suele fruncir el ceño cuando una imagen más alegre e inocente asoma desde Japón para celebrar conciertos en Estados Unidos y Europa. Esa misma industria que trata como ganado a los cantantes siente miedo y rechazo ante las librerías de voz acompañadas de ídolos virtuales, con Hatsune Miku como abanderada de este fenómeno pop que no solo hace caja en la industria de la música, sino también en otras como la de los videojuegos.
Sin embargo hay otra parte que está contribuyendo a que poco a poco esa imagen de desprecio hacia lo nuevo y diferente se vaya despejando, aunque con pasos bastante tímidos y con un camino bastante largo por recorrer. Prueba de ello es que hay quienes sí se muestran más receptivos ante el fenómeno virtual, llegando a alianzas entre ídolo real e ídolo ficticia, como es el caso de Lady Gaga. Es lógico pensar que estas alianzas buscan que las celebridades de Occidente puedan acercarse con mayor facilidad a los fans de Japón y otras partes de Asia, pero a la vez provoca que en este lado del mundo se vaya normalizando el concepto de ídolo virtual.
Miku nos trae un reto musical
En la industria de los videojuegos, Miku y compañía se mueven como pez en el agua. Es cierto que los primeros títulos que SEGA sacó al mercado sobre la ídolo virtual no conocieron las tierras europeas, pero la insistencia de los fans y una oportunidad vista por parte de la compañía del erizo azul ha permitido que hoy en día disfrutemos de varios de los juegos que protagoniza. Juegos donde deberemos estar atentos y seguir el ritmo de conocidas canciones interpretadas por distintos VOCALOIDs. Para ello, tendremos que se precisos a la hora de ir pulsando los botones del mando que se van indicando en pantalla con cada canción.
El más reciente título es 'Hatsune Miku Project DIVA X', la octava entrega de la serie Project Diva -décima si tenemos en cuenta las revisiones-, que ya está disponible en Europa tanto para la plataforma PlayStation 4 -la que aquí analizo- como para PS Vita.
La voz del futuro trae consigo varios cambios. Tras un tutorial a ritmo de Ievan Polka, la canción que hizo popular a la ídolo en occidente -con perdón de World is mine-, se te da la bienvenida a una habitación donde puedes interactuar con la propia Miku y que sustituye a la Diva Room de anteriores juegos para presentar un nuevo modo, inédito hasta la fecha en la serie, el modo Historia.
La serie Project Diva adopta el modo Historia
Un universo colorido, con personajes de ojos enormes, que desprende buen rollo y buenas vibraciones suele acompañarse de historias simples y sencillas. Y en 'Project Diva X' esto no es la excepción. ¿Que los ídolos virtuales tienen como principal bondad el don para cantar? Pues en esta historia se ven incapaces de hacerlo y dejar en manos de Miku la labor de hacer que la vida regrese a su mundo. Cada canción superada dará poder a las distintas nubes únicas, cada una con su propio estilo: clásico, elegante, molón, adorable y extravagante. Cada uno de estos estilos cuenta en total con cinco canciones, ofreciéndonos de este modo un total de 30 pistas musicales, versiones tristemente resumidas de las originales.
Esta oferta es menor a lo que la serie nos tiene acostumbrados, y es una pena, pero al menos contamos con algunas pistas realmente increíbles, pegadizas y, sobre todo, nuevas. Tan solo una de ellas regresa de anteriores entregas, aunque se le han aplicado algunos arreglos para la ocasión. Los momentos más divertidos los encuentro en los cinco popurrís de las nubes, donde apreciamos cómo distintas canciones se dan la mano en coloridos escenarios donde Miku y compañía tendrán que dar lo mejor de sí mismos.
Adiós al formato videoclip
Debido a la implementación del modo historia, se han tenido que realizar otros cambios para que el juego mantenga la coherencia. Ahora, todas las canciones abandonan el formato videoclip para ser interpretadas por los ídolos de VOCALOID sobre un escenario, como si estuvieran dando un concierto ante miles de seguidores. También se ha puesto especial especial énfasis en las coreografías de baile, ahora mucho más naturales, y los trajes, aportando de este modo escenas mucho más realistas, o al menos creíbles, con persona.
Se acabaron las tiendas donde comprar nuevos módulos -trajes- mediante el canje de puntos de diva. En su lugar, podremos obtenerlos durante una divertida secuencia de transformación tras lograr con éxito un buen Chance Time, esa parte de la canción donde lo mostrado en escena varía dependiendo de si se está jugando bien o mal. Cada módulo cuenta ahora con sus propios atributos basados en los cinco estilos antes mencionados, así como habilidades especiales, como permitir algún error o aumentar la probabilidad de obtener módulos raros.
Esto último suena divertido en un principio, y de hecho lo es, pero tiene a su vez una parte mala. Dado que la aparición de estos módulos es totalmente aleatoria se nos fuerza a repetir una y otra vez las actuaciones para completar la colección. Esto no sería un punto negativo de no ser porque, aún obteniendo un módulo concreto, este puede volver a aparecer como premio. Cuando llevas viendo que un traje concreto aparece una, y otra, y de nuevo otra vez, acaba por ser frustrante. Otro punto negativo a tener en cuenta es que, a excepción de Hatsune Miku, cada uno del resto de VOCALOIDs tan solo cuenta con una sola canción en la que aparecer como protagonista. Al final, todo se reduce a grindear canciones con Miku para ver si hay suerte y cae algún módulo nuevo, lo cual resulta bastante repetitivo si recordamos que la lista de canciones es discreta.
El modo historia cuenta con una especie de expansión conocida como misiones de evento, o Event Quests. En ellas, otro personaje de VOCALOID hablará con nosotros para manifestar su deseo de cantar un estilo concreto. Esto permitirá desbloquear módulos raros específicos para esos personajes. Por ejemplo, tan solo si obtienes el módulo extravagante para Megurine Luka, esta podrá interpretar una canción extravagante sustituyendo al VOCALOID que protagoniza esa canción -que generalmente suele ser Hatsune Miku. Debido a que cada banco de voz suele tener un registro muy diferente al del resto se echa mucho en falta que no haya una canción exclusiva para cada personaje en cada uno de los cinco estilos disponibles. Otra solución posible sería que hubiesen adaptado las canciones al registro y tono de voz de cada VOCALOID.
Otros modos de juego
El editor de concierto es otro punto negativo del juego si lo comparamos con anteriores títulos de Project Diva. Originalmente se nos permitía subir nuestras propias canciones personalizadas, pudiendo editar con libertad coreografía y escenas para así subir la secuencia resultante y que otros pudieran "catarla". En 'Project Diva X' esta función queda relegada a tan solo usar la cámara de manera simple y añadir efectos especiales. Ya no existe la posibilidad de subir tus propias canciones.
El modo de juego libre ofrece un estilo de juego más tradicional, con puntuaciones máximas y sin distracciones. Como en los otros juegos, este modo se limita a que puedas jugar cometiendo fallos mientras los VOCALOIDs lucen sus trajes personalizados o predefinidos. Eso sí, conforme mayor sea el número de fallos menor será la puntuación. No se pueden desbloquear módulos ni se realizan transformaciones, pero a cambo este modo viene genial para practicar con las canciones más difíciles. También se puede utilizar para disfrutar de las secuencias de vídeo y ser más conscientes de lo colorido y atractivo que es el juego en comparación con anteriores entregas. Los modelos de VOCALOID están mucho más pulidos, sus animaciones son mucho más suaves y naturales durante el baile, y ello se debe a los 60 fps a los que se mueve el juego en PlayStation 4.
La voz del futuro aún tiene que pulirse
Hatsune Miku Project Diva X cuenta con una excelente, aunque reducida, lista de canciones. Es un título que sabe dar la bienvenida a los recién llegados al universo musical de Miku y compañía. Su modo historia añade un giro interesante a la tendencia de la serie Project Diva, aportando un poco de aire fresco, ya que la adición de este modo ha implicado la realización de otros cambios para ofrecer una sensación de juego más coherente y natural. Actualmente existen dos canciones por DLC, así como módulos y VOCALOIDs para comprar -estos personajes carecen de voz y tan solo pueden ser utilizados en el juego libre.
La presentación de las actuaciones sobre un escenario en lugar de un videoclip, así como unos movimientos mucho más naturales por parte de Miku y compañía, logran aportar una credibilidad que facilita la inmersión en el juego, favoreciendo así que dos horas de juego parezcan realmente un suspiro. Eso sí, debido al nuevo sistema de obtención de módulos o trajes, si bien al principio lo encontraremos atractivo y desafiante, a la larga podemos acabar algo agotados al ver que se desbloquean una y otra vez módulos que ya habíamos obtenido previamente. Se consigue aportar una sensación de frescura, pero también es cierto que es un juego con pequeños detalles que, pulidos o ampliados, lo habrían convertido en el mejor Project Diva de toda la serie.