MÚSICA VOCALOID

'Hatsune Miku: Project Diva F', la primera incursión de Miku en occidente

Su principal problema es que es es un juego muy "para los fans" y no ayuda a los que no lo sean se animen a probarlo, pero es bueno.

Por Benjamín Rosa Fernández 10 de Septiembre 2013 | 17:09

Parecía algo sumamente imposible que Sega se animase a traer este juego a occidente, pero al final así ha sido. Avisamos que este análisis se ha realizado con una copia física del juego en su versión japonesa, con lo que es posible que haya ciertas diferencias con la versión publicada en la PlayStation Network europea.

Una breve introducción

Dado que este juego está basado en un fenómeno de fans japonés y que es la primera vez que algo relacionado con Miku Hatsune llega de forma oficial a España fuera de importadores, hemos de hacer una introducción no precisamente breve. El personaje de Miku Hatsune está creado por la empresa Crypton Media, y se trata de un banco de voz y personaje para un programa de sintetización de voz usado por produtores musicales amateurs para crear sus primeras canciones, algunas de ellas que llegan a ser éxitos de ventas en iTunes por poner un ejemplo.

Lleva ya unos cuantos años en el panorama musical japonés, y Youtube ha ayudado a hacer que el personaje y sus canciones sean populares al otro lado del charco y lo ha convertido en una especie de fenómeno de masas entre los seguidores de música japonesa. Para muestra de ello no hay más que ir a cualquier evento dedicado al cómic o series de animación a los que vayan a ir jóvenes y ver cuanta gente hay disfrazada del personaje en uno de sus muchos trajes. Otro ejemplo de su éxito serían los conciertos que ha dado el personaje, si es que se puede llamar conciertos a proyectar una imagen tridimensional a una pantalla que sería como una Nintendo 3DS gigante, tecnología que posteriormente fue utilizada para devolver la vida a Tupac Shakur para un concierto.

Ritmo japonés

Tras esta introducción que esperamos que sea útil, pasamos a hablar del juego en sí, que es a lo que hemos venido. Realmente 'Hatsune Miku: Project Diva F' no es el primer juego de la serie 'Hatsune Miku: Project Diva', sino que es la primera entrega pensada para la PlayStation 3, puesto que había ya varias entregas para la PSP que no llegaron a salir de Japón. Por si hay algún quisquilloso, no contamos con los 'Dreamy Theater' que exigían tener el juego original y la PSP conectada a la PlayStation 3.

Dado que el fenómeno de Miku Hatsune se debe a la música, Sega no ha sido tonta y desde el inicio ha sabido que lo mejor en estos casos es que los juegos protagonizados por ella se enfoquen en la música y en el ritmo. El juego nos pone el desafío de superar una no precisamente escueta lista de canciones en las que hay que marcar el ritmo. Insistimos en lo de marcar el ritmo, ya que no hace falta ni saber tocar un instrumento de plástico que ocupará un valioso espacio en el armario ni saber de memoria la letras de las canciones. En su lugar solo se necesita un mando y ganas de dominar el juego. Se trata de un buen equilibrio entre las ganas de acercarse al jugador ocasional además de para ser atractivo para el jugador más avanzado.

Por suerte para los que no son aficionados a los juegos de ritmo, el manejo es bastante sencillo y explícito y se puede jugar perfectamente con una solo visita al tutorial. Sería injusto decir que la mecánica se repite en exceso puesto que cada canción ofrece un estilo de juego ligeramente diferente al del resto de canciones. Para los más exigentes, cabe decir que el modo de dificultad más extremo es todo un reto que incita a superarlo, aunque sea a base de insistir y llevarnos a nosotros, nuestra paciencia y nuestros nervios al límite.

Obvia decir que la rejugabilidad del juego está presente, y es que nos anima a superar las canciones varias veces, ya sea porque nos gusta, queremos superar nuestra puntuación o conseguir puntos dentro del juego que actúan como moneda de cambio para conseguir trajes y accesorios para los personajes. Al final de todo, y si somos muy completionistas, tendremos un juego que bien nos durará cerca de un centenar de horas, aunque sea a base de repetición constante, pero esto es algo que usan mucho los 'Rock Band' y cualquier otro juego basado en tocar canciones una y otra vez.

Modos de juego que sobran

Pero no todo en este juego es bueno y está bien pensado. Ya desde el inicio de la serie en PSP, nos introducen la Diva Room, una habitación virtual en la que los distintos personaje viven e interactúan entre ellos. La existencia de esto es algo que no termina de gustar a los aficionados que prefieren que se enfoquen en llevar más canciones, y es que el término "divertido" no es compatible con la Diva Room, a no ser que uno sea un fanático del personaje y los Tamagotchi a la vez. La interactividad de este modo está reducida a su más mínima expresión, y es que lo más que hacemos será acariciar a los personajes, jugar un rato con ellos al "piedra, papel, tijera", y comprarles cosas. esto no resulta divertido en ningún momento y muchos harían bien en evitar este modo cuya única razón de ser es la del fanservice barato y obligarte a entrar si quieres conseguir varios trofeos para el ansiado Platino.

Para los que quieren más canciones de las que ofrece el juego, existe un modo para editar tus propias canciones. Sería una buena inclusión de no ser por dos razones. La primera es que su manejo es de todo menos intuitivo, y tardaremos varias horas en hacer un primer apaño de una canción que nos durará unos minutos, y luego está el tema de coordinar el vídeo y que la disposición de botones sea cómoda y divertida. Por suerte, el esfuerzo se ve recompensado en poder subir los datos de la canción a internet, y decimos los datos de internet porque no se sube el audio por evidentes motivos de copyright, y será nuestro deber encontrar una copia de la canción por distintos medios que encaje con los datos de la canción que queremos descargarnos.

Un concierto en casa

A nivel gráfico, no es nada especialmente espectacular salvo en puntos muy concretos de algunos videoclips. Tiene sus buenos momentos en los que impresiona pero generalmente su aspecto es sencillo y bastante funcional y permite que personalicemos a los personajes como queramos. Su limitación técnica es debido a las propias limitaciones artísticas, que no le permiten salirse de lo establecido por miedo a no enfadar a los seguidores más intransigentes, por eso muchos temas del juego se parecen mucho a sus videoclips que podemos encontrar en YouTube, pero esto no es algo necesariamente malo.

En el tema musical, hemos de decir, por si no queda claro ya, que la selección musical está muy cerrada a un público muy concreto, como los juegos musicales dedicados a un grupo en particular, como una versión japonesa de 'Guitar Hero: Metallica'. La cuestión es que dentro de ese cerrado listado de canciones encontramos muchas variadas, de las cuales muchos conocerán como "Cat Food" o "Worl'd End Dancehall". Mientras algunas canciones parecen sobrar como "DYE", "Ashes to Ashes" y "nostalogic", pero son solo tres o cuatro canciones poco potentes y que no funcionan para un juego que tienen que mantener al jugador concentrado para que mantenga el ritmo marcado.

Pero si es por cantidad de canciones, la selección de treinta y seis canciones es mucho más que suficiente para que el completarlas y dominarlas todas sea lo bastante duradero. Entre sus puntos fuertes, están "ODD & ENDS", "Senbonzakura" y "Online Game Addicts Sprechchor", las cuales son bastante adictivas y superarlas supone todo un desafío además de que realmente encajan en la orma de que una canción en un juego musical tiene que ser divertida ante todo.

Conclusiones

Realmente, 'Hatsune Miku: PRoject Diva F' es todo un ejemplo de cómo hacer un juego musical basado en el ritmo más que en tocas instrumentos, bailar o cantar. Cumple con todos los requisitos básicos de la mecánica del género, pero su principal problema es que se centra mucho en el público al que va dirigido, uno muy concreto como le pasaba a 'Green Day: Rock Band' o a 'The Beatles: Rock Band'.

Fuera de este espectro demográfico demasiado concreto y especial, difícilmente puede interesar el juego al resto de gente debido a su alto contenido fanservice, referencias a Sega o aspecto japonés, sin ser eso nada objetivamente malo. Quizás su mayor problema sea que es demasiado cerrado y el precio de entrada no ayuda precisamente, pero si uno es capaz de superar esas barreras, puede encontrarse con uno de los juegos musicales que más pueden enganchar, pese a algunos fallos puntuales.